Ahora que Trump ha ganado, Rusia dirige sus 'hackers' hacia Europa

Ahora que Trump ha ganado, Rusia dirige sus 'hackers' hacia Europa

Aunque Occidente no crea que estamos en una nueva Guerra Fría contra Rusia, así es como lo ve el Gobierno ruso. El Kremlin se ha adaptado y los Gobiernos occidentales deben seguir su ejemplo; si no, la influencia extranjera les cogerá por sorpresa.

SEAN GALLUP VIA GETTY IMAGES

Supuestamente, la CIA ha llegado a la conclusión de que Rusia intervino en las elecciones estadounidenses para ayudar a Donald Trump a ganar. Aunque a algunas personas les sorprenda que Rusia interfiera en la política estadounidense, este tipo de tácticas formaron parte del plan de influencia del Kremlin en la época postsocialista y, ahora -bajo el mandato del presidente Vladimir Putin-, cada vez se utilizan más en las democracias occidentales.

Mientras Putin busca reafirmar el lugar de Rusia en el mundo, el refuerzo de las relaciones políticas con aliados occidentales es una parte clave de su estrategia de influencia. Ahora que Trump ha ganado, es probable que el Kremlin aumente el ritmo de propuestas a los candidatos populistas que critican a la OTAN, a la Unión Europea y a Estados Unidos (todas amenazas para Rusia). Tal y como ya han hecho, los populistas estarán más que encantados de devolver esta muestra de afecto.

El Kremlin ha emitido propaganda para apoyar a los populistas europeos en los medios de comunicación estatales (el canal de televisión RT y la agencia de noticias Sputnik), a través de trolls de Internet y de falsos periodistas. La financiación de trolls y de falsos periodistas es algo opaca desde que Putin está en el poder, pero Rusia ha reconocido abiertamente invertir millones en RT y en Sputnik, que disponen de páginas en distintos idiomas europeos. Esta semana, RT ha recibido 19 millones de dólares (18 millones de euros) del Gobierno ruso para lanzar un canal en francés. Estas herramientas de propaganda desinformativa recuerdan a las medidas que utilizó la Unión Soviética para infiltrarse y manipular la política occidental durante la Guerra Fría.

Además está el hackeo. El servicio de inteligencia alemán afirma que Rusia está llevando a cabo ciberataques y ciberespionaje de cara a las próximas elecciones alemanas, que tendrán lugar el próximo otoño. El jefe de la agencia explica que el hackeo con el que consiguieron información del Parlamento alemán, que se ha publicado hace poco en WikiLeaks, lo realizó el mismo grupo ruso que hackeó el Comité Nacional Demócrata estadounidense.

Es probable que Rusia aumente la cantidad de propuestas a los candidatos populistas que critican a la OTAN, a la Unión Europea y a Estados Unidos (todas amenazas para Rusia).

El populismo crecería en Europa sin la ayuda de Rusia, pero su apoyo es evidente. Las banderas rusas ondean en las manifestaciones de PEGIDA (un grupo alemán islamófobo) y los medios de comunicación estatales rusos emiten retransmisiones en directo de estas protestas. Las juventudes de Alternativa para Alemania, un partido euroescéptico, han firmado una alianza con las juventudes del partido de Putin, Rusia Unida.

Mientras, en Francia, los funcionarios del servicio de inteligencia afirman que puede que Rusia esté interfiriendo en las próximas elecciones francesas, que tendrán lugar en abril. La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, es una de las políticas predilectas de los medios de comunicación estatales rusos y en el Kremlin la reciben con los más altos honores. En 2014, un banco de Moscú le concedió al Frente Nacional un préstamo de 9 millones de euros y, este año, Le Pen ha pedido a Rusia un préstamo de 27 millones de euros.

Y Le Pen ha devuelto estos gestos: califica a Putin de patriota y defensor de valores cristianos comunes, elogia la agresiva intervención de Rusia en Siria y culpa a la UE del empeoramiento del conflicto mientras que aplaude los bombardeos de Rusia, que han contribuido a una masacre de civiles y que ha agravado la crisis de refugiados que sufre Europa. En 2014, el Frente Nacional también apoyó la anexión de Crimea por parte de Rusia, un acto que no ha reconocido ningún organismo internacional ni ningún país occidental.

Estas herramientas de propaganda desinformativa recuerdan a las medidas que utilizó la Unión Soviética para infiltrarse y manipular la política occidental durante la Guerra Fría.

Además, el Kremlin se ha alineado con los candidatos y partidos populistas de, entre otros, Italia, Reino Unido, Austria y Bulgaria. Incluso hay un miembro del Parlamento Europeo del partido húngaro de extrema derecha, Bela Kovacs, que está siendo investigado por, supuestamente, espiar para Rusia, lo que ha hecho que se gane el mote KGBela.

Los líderes europeos no pueden quedarse de brazos cruzados mientras un Gobierno ajeno intenta interferir en sus políticas. Las democracias occidentales no pueden (ni deben) derrotar a un régimen autoritario actuando igual que él. La respuesta a la influencia rusa en la política debería basarse en los valores occidentales de transparencia y sinceridad. Los Gobiernos europeos y la UE deberían tomar las siguientes medidas para acabar con las intromisiones de Rusia:

1. Financiar los grupos de sociedad civil y la prensa independiente para que revelen la intromisión del Kremlin.

El trabajo de investigación es costoso y los medios independientes occidentales ya se encuentran amenazados. Para apoyar el trabajo de las organizaciones independientes, la UE debe establecer un equipo de trabajo que contrarreste la influencia, que coordine el trabajo de las agencias de inteligencia y que funcione como un centro de información que lance investigaciones desclasificadas a grupos de sociedad civil.

Partidos europeos afines al Kremlin:

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*Hay individuos asociados con este partido que tienen una postura proKremlin, no el partido en sí.

2. Establecer una nueva agencia europea que exponga las relaciones financieras del Kremlin y que combata la desinformación.

La Comisión Europea debería establecer y asignar unos fondos para la creación de una agencia independiente nueva que cuente con el apoyo de reguladores financieros que se encarguen de exponer las relaciones financieras entre el Kremlin y los grupos políticos europeos y de contrarrestar la guerra de la información. En Estados Unidos, los senadores Rob Portman (republicano, Ohio) y Chris Murphy (demócrata, Connecticut) han propuesto una ley bipartidista, la Ley para Contrarrestar la Desinformación y la Propaganda, que establecería un centro interinstitucional que coordinaría todas las acciones antipropaganda. Esta medida es un punto de partida importante.

3. Sancionar a aquellos que facilitan conscientemente la corrupción y la cleptocracia.

Putin ha establecido una cleptocracia que permite que los más allegados del Kremlin ganen muchísimo dinero que luego se invierte en bancos occidentales, en sociedades fantasma y, a veces, en grupos políticos a favor del Kremlin. Los reguladores financieros de la UE no tienen el coraje suficiente como para sancionar a los bancos e instituciones financieras cómplices. Así es como crece la cleptocracia.

Debemos acabar con este ciclo de corrupción y de influencias. Los líderes europeos deben evitar que los cleptócratas rusos conocidos accedan a los paraísos fiscales y deben penalizar a las empresas y a los individuos que recurren a instituciones financieras occidentales para blanquear dinero. Para conseguirlo se necesita una cooperación internacional y, concretamente, que la Unión Europea y Estados Unidos compartan la información financiera.

Aunque Occidente no crea que estamos en una nueva Guerra Fría contra Rusia, así es como lo ve el Gobierno ruso. Recurrir a operaciones de la época de la Guerra Fría para contrarrestar la influencia de Rusia no funcionará en esta era de redes financieras y de información internacionales. El Kremlin se ha adaptado y los Gobiernos occidentales deben seguir su ejemplo; si no, la influencia extranjera les cogerá por sorpresa.

Este artículo fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.