Menos de un centavo de dólar por cada taza de café

Menos de un centavo de dólar por cada taza de café

Hoy todavía hay personas que trabajan en las fincas de café por menos de cinco dólares al día, sin soñar con la compra de un coche, no tienen carreteras, millones no tienen un techo adecuado para protegerlos, muchos no tienen ni siquiera letrinas y carecen de agua potable. Millones de personas que trabajan en este sector sufren de hambre durante varios meses al año.

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Una pequeña productora de café en Guatemala. OSWALDO RIVAS/REUTERS

Los estadounidenses celebraron el Día Nacional del Café el 29 de septiembre, Europa y el resto del mundo celebran el Día Internacional del Café el 1 de octubre. Lo hacen con ofertas y promociones de café gratis, pero todos lo hacen sin pensar en el sacrificio de aquellos que producen el grano.

Me atrevo a pedir los amantes del café, a cada barista, a los editores y periodistas extracafeinados en los medios de comunicación y a todos en la industria del café que dejen de ignorar la realidad de los más de 26 millones de trabajadores agrícolas del café. Ellos tienen más de 100 millones de dependientes, son ellos quienes producen el café que disfrutamos todos. La mayoría de los campesinos viven en la pobreza o pobreza extrema. Hay 250 millones de personas cuya subsistencia depende directa o indirectamente, total o parcialmente, de la producción de café en los países productores de café.

El precio que pagamos los consumidores en Europa, Estados Unidos, Canadá, etc por el mal llamado "comercio justo", "café ético" o "sostenible" incluye menos de un centavo de dólar por taza para ayudar a erradicar la pobreza en las regiones cafetaleras. La prima para los productores de café "ético" o "certificado" es inferior a 0.003 dólares por cada taza. Los trabajadores agrícolas del café reciben incluso menos que eso, porque parte de la prima se utiliza para otros fines relacionados con las cooperativas y las plantaciones de café.

De acuerdo con la SCAA hay hambre en las regiones cafetaleras (leer el informe Hunger in the coffeelands). La verdad es que la pobreza y la pobreza extrema han existido durante siglos en as regiones cafetaleras. Todo el mundo en la gran industria del café ha tenido conocimiento de esa realidad desde el primer día. En la época colonial, las potencias coloniales y los comerciantes de café promovieron plantaciones en el eje cafetero que utilizaban mano de obra de esclavos y de trabajadores que recibían solo alimentos básicos como pago por su trabajo. Hoy en día, las principales compañías de café buscan las zonas de montaña donde hay pobreza extrema, con abundante mano de obra barata y la mejor tierra, para crear nuevas plantaciones de café, como lo están haciendo en el sur de Sudán, en el resto de África e incluso en China. Lo hicieron en Vietnam hace apenas unas décadas. Su éxito en la erradicación de la pobreza es más que cuestionable.

Erradicar la pobreza en las regiones cafetaleras requiere transparencia, visión empresarial, un verdadero sentido de misión y un enfoque a lo Henry Ford, no un evento de relaciones públicas con George Clooney. La industria del café es pujante en los países desarrollados, genera decenas de miles de millones de dólares en valor agregado, utilidades e impuestos, pero muy poco valor compartido llega a los trabajadores del campo y a sus familias. En demasiadas regiones de café de "comercio justo" o con certificaciones "éticas" sólo una de cada veinte niñas se gradúa de la escuela secundaria. ¿Cómo puede llamarse eso justo, ético o sostenible en el siglo XXI?

Hoy todavía hay personas que trabajan en las fincas de café por menos de cinco dólares al día, sin soñar con la compra de un coche, no tienen carreteras, millones no tienen un techo adecuado para protegerlos, muchos no tienen ni siquiera letrinas y carecen de agua potable.

Henry Ford decidió hace más de cien años (en 1914) pagar a sus trabajadores de EEUU cinco dólares al día. Muchos otros empleadores pensaron que Ford estaba loco, pero él sabía muy bien que estaba creando el salto de la clase obrera a la clase media. La misma clase media que compraría coches y sería propietaria de las casas que otros construirían, que compraría los productos que otros fabricarían y les venderían a ellos. ¡Henry Ford cambió el mundo!

Hoy todavía hay personas que trabajan en las fincas de café por menos de cinco dólares al día, sin soñar con la compra de un coche, no tienen carreteras, millones no tienen un techo adecuado para protegerlos, muchos no tienen ni siquiera letrinas y carecen de agua potable. Millones de personas sufren de hambre durante varios meses al año. El poder de compra de cinco dólares de 1914 equivale a ciento veinte hoy. Cinco dólares estadounidenses de 2015 equivalen a veintiún centavos de 1914. Henry Ford no creería que alguien en el siglo XXI recibiera como pago por su trabajo de un día menos de veintiún centavos (de 1914), o cuatro veces esa cantidad.

Dado que el café es parte esencial de la vida de más de mil millones de nosotros, quienes consumimos más de 23 millones de kilos de café al día, los amantes del café podríamos tener más impacto financiero en las regiones cafetaleras que toda la ayuda externa combinada si exigimos a las compañías de café, e incluso a los más pequeños cafés independientes, invertir 10 centavos por taza (@10CentsPerCup) en la erradicación de la pobreza en las comunidades productoras de café. Este sistema de verdadero valor compartido podría erradicar la pobreza en una generación y crear una clase media rural en todas las naciones productoras de café. ¡Podría literalmente cambiar el mundo!

Es importante señalar que todos los dirigentes y periodistas de los países desarrollados que asistieron a la Cumbre de Objetivos del Milenio de Naciones Unidas en Nueva York, diciendo que apoyan los Objetivos de Desarrollo Sostenible, para poner fin a la pobreza, contribuyen a alcanzar los ODS en las comunidades productoras de café con menos de un centavo por cada taza de café que beben. ¡Es terrible!

Espero que los amantes del café y la industria del café se unan a quienes creemos en el verdadero valor compartido (@cafeforchange) y trabajamos para poner fin al modelo de explotación de menos de 1 centavo por cada taza de café, adoptando el sistema de 10 centavos por taza (@10CentsPerCup) para ayudar a erradicar la pobreza.

Les deseo un buen día del café todos los días. Bebamos café. Cambiemos el mundo. Es Fácil.