Operación salida: Se ultima el plan para que la expulsión de Grecia del euro no pase factura

Operación salida: Se ultima el plan para que la expulsión de Grecia del euro no pase factura

El Banco Central Europeo puede intervenir en los mercados, tal y como pide España, Gobierno y oposición, pero no principalmente para rebajar la tensión contra la deuda pública. Según fuentes del G20 consultadas por la agencia Reuters, los bancos centrales de los países occidentales podrían inundar de liquidez el mercado para neutralizar la tormenta financiera que seguirá a las elecciones griegas de este domingo en caso de que gane la coalición de izquierdas Syriza.

Tanto el Ejecutivo de Mariano Rajoy como la Comisión Europea atribuyen precisamente a la incertidumbre sobre el futuro de Grecia la alta presión contra la deuda pública. Este jueves, la prima de riesgo llegó a superar los 550 puntos básicos y la rentabilidad del bono a diez años rondó el 7%. Ambos indicadores dibujan una situación insostenible a medio plazo, ya que dispararían el coste de la refinanciación de la economía (y todavía queda por subastar un 40% de la deuda programada para este año) y el Gobierno podría tener problemas para cumplir con sus compromisos y pagos.

El responsable de Syriza, Alexis Tsipras, aseguró anunció este jueves un "Gobierno para todos los griegos" a partir del lunes, "con Europa y el euro" pero sin "el memorándum de la bancarrota", es decir, las draconianas condiciones impuestas por la eurozona y el Fondo Monetario Internacional a cambio de los dos rescates de la economía helena.

Aunque en Grecia no se pueden publicar encuestas electorales en los días previos a los comicios, diversos sondeos otorgan a Syriza un gran porcentaje de voto. Otros se lo conceden a Nueva Democracia, el partido conservador liderado por Antonis Samaras, que promete renegociar las condiciones del rescate.

Sin embargo, en Bruselas se da por descontado que si Syriza tiene un papel central en el nuevo Gobierno, los duros recortes en marcha pararán en pro de una política más laxa. Y eso, para los socios del euro que han prestado miles de millones a Atenas, es inconcebible.

Por ese motivo, en las últimas semanas se han sucedido las informaciones que apuntan a una salida del euro de Grecia, un escenario para el que ya se estarían haciendo multitud de planes. En Europa podría restringirse la circulación de capitales. A nivel más global, los bancos centrales podrían intervenir para evitar el abismo.

'Los bancos centrales se están preparando para una acción coordinada para dar liquidez', dijo una fuente del G-20 a Reuters.

Dependiendo de la profundidad de la crisis que pudiera generarse tras los comicios en el país heleno, los países del G-7 celebrarían una reunión de emergencia el lunes o el martes durante la cumbre del G-20 en la que participará Mariano Rajoy. Asimismo, los ministros de Finanzas de la eurozona mantendrán una teleconferencia el domingo por la tarde para debatir los resultados de las elecciones, según las informaciones de la agencia.

Ayer, el Gobierno pidió calma y aseguró que en la presión a la deuda española se reflejan más las incertidumbres griegas que la situación de la economía, a la que la eurozona ha prometido 100.000 millones para la banca a través del FROB.

Según, Jens Weidmann, el gobernador del Banco de Alemania, el Bundesbank, parte del rescate español está todavía por decidir. Especialmente en cuanto a las condiciones, según aseguró en una entrevista con Claudi Pérez, de El País:

P. Pero el Gobierno español dice justamente lo contrario: que solo hay condiciones para los bancos. ¿Cuáles serán las verdaderas condiciones para el rescate de España?

R. Debido a la interconexión de los diferentes ámbitos políticos, creo que las condiciones van a ser amplias. La impresión de que este es un rescate sin condiciones fuera del sistema financiero ya está erosionando el compromiso con los términos de los programas actuales.

P. ¿Existe el riesgo de que otros países, como Irlanda o Portugal, puedan pedir las mismas condiciones y ajustes?

R. Ese es justamente el problema fundamental. En Irlanda y Portugal existe un debate sobre la relajación de las condiciones, y en Grecia también está cobrando impulso. Pero insistir en solucionar los problemas estructurales perpetuará la crisis, y la reacción del mercado refleja esta preocupación.