De arquitecto a bodeguero en plena crisis

De arquitecto a bodeguero en plena crisis

Antonio Pérez Castaño, un arquitecto de Guadalajara, se aferra a su bodega ahora que su estudio va mal. Él no pensaba que la crisis fuera a agudizarse tanto cuando compró los terrenos donde ahora se ubica su bodega. "La idea surgió en 2007. El estudio de arquitectura todavía iba bien, y un par de socios y yo nos metimos en el lío de hacer vino".

¿Por qué vino y no otra cosa? Según Antonio, tanto a sus dos socios como a él les encanta el campo, y "hacer vino siempre está bien", comenta. En aquel 2007, recibieron una buena oferta por unos terrenos en Pioz (Guadalajara). "Compramos 12 hectáreas de terreno y encontramos que había una pequeña bodega en ellos, así que nos animamos con el negocio", relata.

En los siguientes años, el estudio comenzó a no ir tan bien. Siguen empleados tres arquitectos contando con él y su esposa, dos delineantes, una secretaria y dos aparejadores autónomos, pero el año pasado ya tuvo que despedir a dos empleados. "Intentamos aguantar como podemos", explica.

"ESTAMOS APOSTANDO POR ELLO"

La bodega, sin embargo, parece que poco a poco "marcha", según Antonio. "Es otra manera de arruinarse", bromea Antonio, pero sus socios y él van dando pasos lentos pero seguros. Han dado trabajo a dos personas en la viña y modernizado las instalaciones con las últimas tecnologías. Aunque de momento el negocio da más pérdidas que beneficios, su producto, llamado Bovial (de Bodegas y Vinos Alcarreños) posee la denominación de origen Vino de la tierra de Castilla. Cuentan con una producción pequeña todavía, de 60.000 botellas en las variedades de tinto, blanco y rosado, y próximamente van a comercializar un reserva llamado Castillo de Pioz y un moscatel. Uno de sus mayores éxitos recientes ha sido lograr que unos grandes almacenes comercialicen sus botellas en todo el país.

Antonio se considera un emprendedor ahora, aunque cuando adquirió los terrenos no imaginaba que el temor al alcance de la crisis iba a ser uno de los motivos que espolearan su interés por la bodega, algo que en principio había surgido como un sencillo hobby. "Algo hay que hacer ante la crisis, y esta es una manera de diversificar el negocio, una alternativa para intentar capear la que nos está cayendo".

Su apuesta es arriesgada. El consumo del vino en España descendió un 2% en 2011 con respecto al año anterior. Pero las exportaciones cobran cada vez más importancia: aumentaron un 26,3% más que en 2010, según el Observatorio Español del Mercado del Vino, dependiente del Instituto de Comercio Exterior (ICEX). "Estamos apostando por ello", indica Antonio.