Obama, en la encrucijada ante los disturbios en el mundo árabe

Obama, en la encrucijada ante los disturbios en el mundo árabe

EFE

Las protestas antiestadounidenses que se han extendido por el mundo árabe, y que han resultado en los ataques a las legaciones diplomáticas de EEUU en Libia, Egipto y Yemen, han puesto en una encrucijada la política del presidente Barack Obama en Oriente Medio, según expertos.

Los analistas atribuyen la muerte del embajador de EEUU en Libia, Chirs Stevens y otros tres estadounidenses a las escasas medidas de seguridad en un país que apenas comienza a convertirse en democracia, lo que ha indignado a una parte de la opinión pública que considera que ayudó a salvar el país con el impulso a la intervención aliada contra Gadafi.

Stevens, que había sido el enviado especial de Obama a Bengasi y su enlace con los rebeldes que buscaban el fin del régimen de Muamar al Gadafi, falleció en un ataque espoleado por un vídeo antimusulmán.

Varios congresistas han pedido suspender la ayuda financiera y de seguridad tanto a Libia como a Egipto, justo cuando el Gobierno estadounidense ultima los preparativos para un paquete de 1.000 millones de dólares destinado a aliviar la abultada deuda pública egipcia.

"Estamos hablando de gobiernos que no tienen mucha experiencia gobernando, y se encuentran en una posición muy difícil en lo que se refiere a seguridad", dijo a Efe Aaron D. Miller, un experto en Oriente Medio del Wilson Center de Washington.

"Pero está claro que si el Gobierno egipcio no es capaz de proteger a las instalaciones estadounidenses y a nuestra gente, no debería recibir los 1.000 millones de dólares", añadió.

Sin embargo, Miller no cree que la política hacia la región vaya a cambiar sustancialmente, a no ser "que mueran estadounidenses en Egipto o en alguna otra embajada".

Para Shadi Hamid, director para Oriente Medio del centro de estudios Brookings, cambiar la política hacia la región a raíz de los ataques sería directamente "un grave error".

Como recuerda Miller, Oriente Medio ya era "profundamente antiestadounidense antes de la Primavera Árabe", una tendencia que Obama se propuso cambiar al comienzo de su mandato, con su celebrado discurso en El Cairo.

Pero, en parte por el frustrado intento de una negociación exitosa del conflicto palestino-israelí, "la gente en el mundo árabe ha perdido mucha fe y esperanza en lo que el presidente dijo que quería hacer", apuntó Miller.

Lo ocurrido en Libia es algo que Estados Unidos no puede controlar, según el experto, que recordó que las protestas por las caricaturas de Mahoma en el diario 'Jyllands-Posten' en 2006 se cobraron más de cien vidas, y que van más allá del sentimiento antiestadounidense en la región.

En cualquier caso el Gobierno de Obama está en una posición difícil ante la virulencia de las protestas en países como Egipto, donde el presidente Mursi no sólo se retrasó en condenar los ataques, sino que convocó una manifestación que promete convertirse en un nuevo momento embarazoso para Washington.