Pobreza en España: "En Cáritas hemos vuelto a la asistencia de primera necesidad"

Pobreza en España: "En Cáritas hemos vuelto a la asistencia de primera necesidad"

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La crisis económica que sacude al mundo, y a España con especial virulencia, encierra muchas cifras. Encuestas de paro, gastos de familia, hipotecas, evolución de las exportaciones... Cáritas acaba de ofrecer una que pone rostro al drama: 1.051.276 personas necesitaron de la asistencia de esta organización humanitaria durante 2011, la cifra más alta desde que manejan registros.

"La situación es muy grave. Desde 2007 -inicio de la crisis económica- el número de personas que hemos atendido en Cáritas ha aumentado un 174,5%", señala Juan José López, uno de los autores del VII Informe del Observatorio de la Realidad Social que ha presentado Cáritas. Este 1.051.276 personas atendidas llamaron a las puertas de las parroquias y diócesis, a través de las cuáles se presta esta asistencia, pidiendo comida para tener algo en la nevera (65% del total de ayudas económicas), buscando ropa y calzado con los que vestirse (10%), una ayuda para hacer frente al pago de sus hipotecas o alquileres (9%) o medicamentos para atender una enfermedad (4%).

"Lo más preocupante de la actual situación, además de la cifra, es que esta crisis está siendo más dura e intensa que otras que hemos vivido. A diferencia de lo que ocurrió, por ejemplo, en los años ochenta, donde las tasas de desempleo también eran muy elevadas, es que ahora el paro afecta en un alto porcentaje a cabezas de familia, a los principales sustentadores económicos de un hogar, por lo que las consecuencias son más violentas y dramáticas, y nuestra actuación vuelve a ser la asistencia de las necesidades más básicas", sostiene López.

"HEMOS VUELTO A LA ASISTENCIA QUE DÁBAMOS HACE 20 AÑOS"

Cuando hace 22 años Jesús Sánchez comenzó a recorrer las plazas, colegios, asilos y hogares de los municipios del sur de la Comunidad de Madrid se encontró un panorama muy similar al de ahora. A la entonces recién inaugurada sede de Cáritas en Getafe, que actualmente asiste a millón y medio de habitantes, llegaban familias españolas que habían emigrado del campo a la ciudad en los años setenta, atraídos por la construcción. "Les ofrecíamos una asistencia de recursos de primera necesidad, porque el sueldo que entraba en aquellas casas era muy escaso. Las necesidades parecían anquilosadas, pues podíamos atender a una misma familia todas las semanas, durante meses y meses, sin encontrar una salida a su situación", recuerda.

Por aquellos años, "la red de asistencia social pública no estaba tan extendida, y en barrios como estos de la periferia, el paro, los escasos recursos y la droga se cebaron mucho, sobre todo con los más jóvenes. Las parroquias eran un lugar al que la gente acudía para recibir ayuda y desde las parroquias salíamos a la calle a buscar a quien pudiéramos ayudar". Fue entonces cuando comenzó a practicarse el lema de no des un pez al necesitado, enséñale a pescar. "Pusimos en marcha varios proyectos de formación educativa, prevención de los menores, mujeres, trabajo con jóvenes...", en los que Jesús, formado como monitor, fue muy activo. "Eso ahora es casi imposible hacerlo, porque los recursos de los que disponemos los absorben completamente la asistencia más básica de alimentos, vestimenta, medicinas, vivienda..." Sólo en 2011, el gasto de Cáritas para hacer frente a esas necesidades ascendió a 32.716.506 euros (un 235% más que en 2007). "Hemos comenzado a tener una seria limitación en nuestras capacidades para atender todas las demandas que recibimos", reconoce Juan José López, "pues las instituciones públicas han hecho recaer sobre los hombros de organizaciones como Cáritas la asistencia social".

Esta situación no es reciente. El informe de la ONG menciona que "desde los años 80, España presenta un modelo de integración precario que se ha venido deteriorando progresivamente". Para Juan José López "el denominado Estado de Bienestar en realidad era un gigante con pies de barro, pues habíamos construido una sociedad injusta y muy desigual. Si esos desajustes no se cambiaron en época de bonanza, menos ahora. Así que la crisis lo que ha hecho es hacer más visible para todos esa realidad, que golpea con virulencia también a los españoles".

UNA POBREZA "MÁS EXTENSA, INTENSA Y CRÓNICA"

Hace diez años, recuerda Jesús Sánchez, "la mayoría de las personas que atendíamos, casi un 90%, eran inmigrantes extranjeros. Llamaron a las puertas de Cáritas con los mismos problemas que los españoles diez años antes. Pero desde 2009 estamos atendiendo a muchas familias españolas". Según datos del informe del Observatorio de la Realidad Social, un 45% de los atendidos son ciudadanos extracomunitarios (mayoritariamente latinos y del norte de África), de los cuáles, un tercio se encuentra en situación irregular en España; por su parte, el 43% de la asistencia la reciben españoles. Entre las razones de este espectacular incremento, el estudio destaca dos: "un proceso sostenido de destrucción de empleo" y "la consolidación de la reducción y agotamiento de las ayudas de protección social".

Para Juan José López, la principal preocupación que se puede sacar de este estudio es la "cronificación de la pobreza y la exclusión social. Un 44% de las personas que acuden a nosotros, vienen haciéndolo desde hace más de tres años. Por eso advertimos que la pobreza es ahora más extensa -afecta a más personas-, más intensa -no sólo hay más pobres, sino que son más pobres-, y más crónica -no es un bache económico, sino algo más permanente-".

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"ENGANCHAR A LOS JÓVENES EN EL VOLUNTARIADO ES DIFÍCIL"

El perfil de la persona que acude a pedir algo a Cáritas rompe cada vez más con los estereotipos. "Aquí acuden muchas familias jóvenes. Seguimos atendiendo a población inmigrante en situación irregular y a sectores de la sociedad marginales, pero los que más han crecido son las familias", afirma Jesús Sánchez. El informe de Cáritas también señala que en los últimos años ha aumentado el perfil de personas en riesgo de perder la vivienda, parejas con hijos y adultos entre los 30 y los 44 años.

Un poco más mayores son los voluntarios que ha conocido Jesús, quien lamenta que aún padecen "la crisis del voluntariado que estalló hace diez años". "Justo cuando se puso de moda entre los jóvenes sumarse a campañas de cooperación y ayuda, en Cáritas sufrimos una crisis de voluntariado vocacional, con lo cual no hemos podido hacer una renovación generacional". "Hemos envejecido en estos últimos 20 años los mismos", reconoce Jesús, cuyas compañeras mayoritariamente son mujeres de entre 55 y 60 años.

Sin embargo, en los últimos tres años en Cáritas Getafe han recibido, "gota a gota", nuevos voluntarios. "Son personas de entre 45 y 55 años que llegan con otra visión de la realidad social, que apuestan por recuperar los talleres de formación que rompan con la dinámica enquistada de la pobreza y dé salidas a las personas que la padecen, esa misma apuesta que nosotros hicimos hace más de veinte años".

EL PAPEL DE LA IGLESIA EN CÁRITAS

Entonces la historia de Cáritas era otra, como lo era la Iglesia española. Jesús Sánchez no rehúye de las críticas a la curia por el uso que a veces hace de la acción social de su organización. "La Iglesia de cuando nosotros comenzamos no tiene nada que ver con la de ahora, y menos en estos municipios del cinturón obrero, que eran destino de castigo para los curas más vocacionales o contestatarios. Era una Iglesia más abierta y comprometida con el barrio, pero en los últimos tiempos se ha derechizado y los párrocos más jóvenes son más espirituales, teológicos y menos apegados a los problemas de la calle", critica Jesús.

Según la memoria anual de Cáritas 2010, los fondos públicos (procedentes de las administraciones, el IRPF -casilla de 'otros fines sociales'- y la UE) representan el 35,11% de lo que recibe la organización. La mayor parte (64,89%) llega de donaciones privadas (particulares y de empresas). Lo que no queda claro es cuál es el porcentaje que sale de las arcas de la Iglesia como institución para esta ONG. Algunos estudios señalan que esta aportación está entre el 1% y el 2%. Desde Cáritas se explica que es a partir de 2008 cuando la Conferencia Episcopal Española crea un Fondo Común Interdiocesano, cuya partida para Cáritas este 2012 asciende a cinco millones de euros. A esto hay que sumarle las donaciones que hacen algunas diócesis a título particular y el patrimonio inmobiliario que pone a disposición de la ONG la Iglesia.

Alejado de los números, Jesús Sánchez lamenta que desde la jerarquía eclesiástica se haya apostado en los últimos tiempos por fomentar los movimientos eclesiales, del estilo del camino Neocatecumenal, "en vez de apostar más por el trabajo parroquial con colectivos sociales más diversos de los barrios". "Esta actitud más conservadora ha repercutido negativamente en implicar a los jóvenes, para quienes es poco atractivo y estimulante repartir ropa o comida, o para quienes es muy duro escuchar cada día el drama de cientos de personas y marcharse a su casa frustrados porque no puede darles una solución".

"AGRADECEN IGUAL QUE LES ESCUCHES, QUE EL KILO DE ARROZ"

Claudia es una de esas jóvenes que ha probado suerte en el voluntariado. Esta semana le llamaron de su parroquia San Lesmes Abad, de Alcobendas (Madrid), por si seguía interesada en echar una mano a las veteranas del centro en el reparto de comida. "Yo en mi Colombia natal ya había conocido una situación similar, con gente muy necesitada y sobreviviendo con lo que conseguía en el día. Pero aquí es algo nuevo, en España la necesidad de pedir no está tan generalizada y aceptada", reconoce.

"Ayer [por el jueves] llegué muy perdida, pero pronto comencé a hablar con las personas que venían con sus carritos para recoger alimentos de primera necesidad. Muchas eran mujeres, que siempre hemos tenido menos reparos en pedir para sacar adelante a la familia -algo que confirman tanto Jesús Sánchez como Juan José López-. Para mucha gente es casi igual de importante que le escuchemos en sus problemas que el kilo de arroz que se llevan. Y eso, para mí, es lo más maravilloso de esta experiencia".

Ese 'gracias' por la escucha, reflejado en una mirada, en una sonrisa, o en un abrazo. Jesús también recuerda ese agradecimiento que le dio una persona sin hogar en el albergue que Cáritas tiene en Aranjuez. "Fue hace ya ocho años, y con la intención de que fueran los propios 'sin techo' los que retrataran su vida, les ofrecimos unas cámaras de fotografía e hicimos un montaje con ellas. Al finalizar la proyección, uno de ellos se me acercó y me felicitó por la exposición. 'Lo que más nos duele es que la gente no nos mire cuando pasamos por su lado o estamos en la calle', me reconoció, y se marchó agradeciéndome que hubiera reflejado de manera honesta su mirada", rememora todavía con escalofríos Jesús. Aquello le marcó, y por eso decidió pasar aquella Nochebuena con los que no tenían un hogar propio para disfrutar de aquella fecha tan familiar. Y lo volvió a hacer los años siguientes. Y éste también lo hará.