El FMI pide a Europa que cumpla sus planes y prevé una recesión del 1,3% en España en 2013

El FMI pide a Europa que cumpla sus planes y prevé una recesión del 1,3% en España en 2013

EFE

Ya lo anunció Christine Lagarde, la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional: la institución iba a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento mundial ante los factores de incertidumbre que afectan tanto a los países desarrollados como a las economías emergentes. Pero la revisión que el FMI hace pública este martes en Tokio es especialmente dura para España, ya que confirma la caída en 7 décimas de sus perspectivas iniciales y la deja en un 1.3% de contracción para 2013.

Son ocho décimas más de lo que contempla el gobierno español, lo que reduce aún más la credibilidad del cuadro macroeconómico que presentó el ejecutivo en los presupuestos de 2013. El negro panorama que augura el FMI se completa con una previsión del paro del 25% para nuestro país.

De hecho, toda la zona euro sufre un frenazo en las expectativas de crecimiento, que el FMI sitúa en apenas dos décimas para 2013. El organismo también prevé una reducción del crecimiento en las economías emergentes, aunque seguirán creciendo a un ritmo del 5,6%.

Cinco años después del inicio de la Gran Recesión, la recuperación sigue siendo tan tibia como accidentada, asegura el FMI, que pone especial énfasis en las tasas de desempleo: inaceptables, dice, en la mayor parte de las economías avanzadas. Si las recientes decisiones del BCE no se complementan con políticas más proactivas, aumenta el riesgo de que las condiciones vayan a peor, con las dañinas consecuencias que ello traería al resto del mundo.

EL CRECIMIENTO GLOBAL, AMENAZADO

En su informe, el FMI advierte de que la incertidumbre hace mella: aumenta la probabilidad de que el crecimiento global caiga por debajo del 2% en 2013, si continúa la recesión en las economías avanzadas y se agudiza la ralentización en los mercados emergentes. En la zona euro, las probabilidades de entrar en esa zona roja están por encima del 80%; en EEUU, apenas un 15%. También alerta de la posibilidad de un shock general por el alza de los precios del petróleo.

Este organismo renueva su confianza en el programa de compra de deuda pública por el BCE, que a su juicio puede paliar parte de los riesgos... si se implementa. Pero el FMI alerta de que aún con esa red de seguridad, el riesgo continúa por las tensiones sociales y la fatiga que producen los ajustes; fatiga en los países periféricos que están

sometidos a ellos, y dudas en los demás sobre la conveniencia de avanzar hacia una mayor integración. El FMI recuerda que es necesario construir un apoyo político que haga posible la nueva soberanía compartida a la que obliga una unión monetaria más completa.

SÍ A LOS AJUSTES, PERO A OTRO RITMO

En el caso de los países más afectados -como España-, el FMI recuerda que hay que continuar los ajustes pero contando con el apoyo de los Mecanismos de Estabilidad (el vigente EFSM y el permanente ESM) que alivien las tensiones y les permitan captar financiación, aunque son los países quienes tienen que solicitar esa ayuda. Insiste el FMI es que las economías en apuros deben ir saneando sus finanzas públicas pero a un paso que sea soportable, y que ello es tan importante como el acceso a la financiación a costes razonables. En línea con la Comisión Europea, el FMI pide que tanto el ESM como la supervisión centralizada estén operativos cuando antes, y recuerda que los bancos viables deben ser recapitalizados, y los que no son viables tienen que ser liquidados para minimizar los costes.

Hay otro aviso para navegantes del FMI: los ajustes fiscales tienen que ser tan graduales como sostenidos, porque los ajustes abruptos y las subidas de impuestos pueden acabar alimentando el círculo vicioso que aplasta la actividad y aumenta la deuda, al tiempo que se pierde el necesario apoyo político para realizarlos.

En resumen, el FMI pide que la política fiscal sea transparente, predecible y realista (que no optimista), y encaminada a objetivos a medio plazo. Nada de sprints; decía la propia Lagarde hace unas semanas; se trata de una carrera de fondo.