5 trucos de activista para usar internet en Cuba, según la bloguera Yoani Sánchez

5 trucos de activista para usar internet en Cuba, según la bloguera Yoani Sánchez

HP

"No es fácil, pero tampoco tan difícil" es una frase que cualquier turista se puede llevar de recuerdo de Cuba. Vendría a ser como decir claramente que es muy, muy difícil, pero al menos no es imposible. Algo parecido a escuchar cómo se las apañan los activistas y periodistas independientes en Cuba para intentar sacar partido de las tecnologías de la información.

La bloguera Yoani Sánchez, autora de la premiadísima bitácora Generación Y, ha mantenido un encuentro con prensa en Madrid sobre nuevas tecnologías y periodismo. Y ha contado cómo se las apañan ella "y los 123 tuiteros independientes que hay ahora mismo en Cuba", según sus propias palabras, para hablar en internet de cosas que pasan en la mayor de las Antillas y de cómo consiguen recibir información del extranjero. Además, ha explicado que ya tiene "casi lista" la web del periódico cubano que sacará a la vuelta del verano, un diario digital con versión en PDF para facilitar su distribución impresa o en soportes como cds en la que llama la "isla de la desconexión".

Estas son 5 de los apaños y usos de internet en Cuba, o "trucos del almendruco", de Yoani Sánchez, que ha podido salir de Cuba tras cinco años de permisos denegados (desde que estrenara su blog) y que está visitando varios países de América y Europa en un periplo de 80 días antes de volver a La Habana.

    1. 1. Padrinos interneteros que les pagan el móvil. Fundamentales para los activistas porque en Cuba internet es, literalmente, un lujo. Ni siquiera es posible contratar una tarifa de internet doméstico (sólo pueden los extranjeros y los altos fucnionarios de confianza). Para acceder a internet tienen que ir a un hotel. Una hora de conexión cuesta entre seis y 12 dólares cubanos (pesos convertibles o CUC), mientras que el salario medio es de unos 20 al mes. Enviar los mensajes de móvil con los que se tuitea también sale carísimo: 1,10 dólares convertibles. El precio, afirma Yoani Sánchez, "es la forma de prohibirnos ser tuiteros". Cuando utiliza uno de esos ordenadores usa principalmente Twitter y muy poco otras redes sociales como Facebook porque la página pesa mucho y tarda más todavía en cargar. Y ese tiempo es dinero.

      2. Usan Twitter sin conexión: tuitean con mensajes de móvil. Lo detalla en su página web: guardar como contacto el número 119447624800379 y enviar cuatro mensajes, uno cada 30 segundos (en su caso teniendo al menos 5 CUCs de saldo): el primero, con START; el segundo, con yes; el tercero con el nombre de usuario (sin la arroba) y el cuarto con la contraseña. No se puede usar la "ñ" ni dejar un espacio suelto, porque daría error y habría que empezar el proceso de nuevo (cada sms desde cuba, 1,10 CUC). Eso sí, será un Twitter en sentido sólo salida. Yoani Sánchez y el resto de cubanos, entre los que cita a esos "123 tuiteros independientes" no pueden desde su móvil leer ni participar en conversaciones de esta red social ni conocer los trending topics. Son sólo 123, según sus números, pero asegura que tal número de voces ha sido suficiente para "romper el monopolio informativo como nunca se había logrado hasta ahora".
      3. Twitter les sirve como seguro de vida. Yoani Sánchez afirma que las redes sociales le han servido de protección directa en al menos dos ocasiones. Una cuando fue detenida en un acto de protesta y la metieron por la fuerza en un vehículo junto a otro detenido. Otra de las manifestantes pudo enviar un tuit que ya llevaba preparados: "Estamos detenidos". Según cuenta, el conductor del vehículo recibió una llamada en su móvil y le dijo al hombre que la retenía que no la apretara demasiado, que "ya lo sabían". Le soltaron en un barrio cercano al suyo. En otra ocasión fue retenida y puesta en libertad tras 9 horas interrogatorios, en los que señala que los policías le amenazaron verbalmente con violaciones. Escuchó a alguien quejarse de que "ya están gritando en Twitter" y al poco rato pudo volver a su casa.
      4. Se pasan información offline: internet de mano en mano. Del mercado negro, dice la bloguera y corresponsal de El País en La Habana, los cubanos saben mucho porque llevan décadas adquiriendo así productos "como pasta de dientes o carne de res". La información se compra y se vende en terabits, en dispositivos de almacenaje de información. "Se dice llénamelo y ahí va de todo". Ese todo es, por ejemplo, un sinfín de telenovelas, pero también un documental sobre la caída del muro de Berlín o entrevistas con activistas como la propia Yoani o las Damas de Blanco, explica. Además, es muy habitual el intercambio de información en cds. Ella distribuye así copias offline de su blog.

    1. 5. En vez de navegar por webs, reciben sms con noticias del extranjero. Yoani Sánchez se refiere a Cuba como la isla de las desconexión y a su teléfono como móvil "autista" porque no puede usar internet. Sus seguidores y amigos le envían por sms las url de enlaces con sus entrevistas o artículos para que después ella pueda tuitearlos vía SMS. Y también le escriben con noticias de última hora internacionales. "Cuando mataron a Gadaffi mi móvil casi quemaba", recuerda. "Me siguen muchos exiliados. A veces cuento cosas en el blog o en Twitter y ellos luego informan a sus familias cuando hablan por telefono", cuenta. Lo llama "el vuelo del pájaro azul" porque hay "noticias sobre Cuba que primero tienen que salir fuera para regresar después, como un boomerang". El móvil, denuncia, está controlado. Sólo hay una empresa de telefonía, Cubacel. "Miran mis sms en tiempo real. Si quedo con alguien a las 6 y 27, cuando llego hay policía política ahí", comenta. También ha sufrido cortes de línea, pero "el costo político cada vez que nos censuran es alto".