La Sexta trata de pasar la reválida, mientras que en Telecinco no hay gran debate

La Sexta trata de pasar la reválida, mientras que en Telecinco no hay gran debate

Una de las cosas más difíciles a la hora de hacer una crónica política, o televisiva -o política televisiva, como es el caso-, es el inicio. Pues bien, La Sexta lo puso anoche muy fácil. Porque en su primer debate, a eso de las 21.35, directo y sin preliminares, enfrentó a dos personas que, solo por su apellido, podían dejar entrever su tendencia: Rojo e Iglesias. Nada más lejos de la realidad: el ubicuo Alfonso Rojo defendía los planes del Gobierno en cuanto a educación, mientras Pablo Iglesias (sí, sí, como el fundador del PSOE, ya es coincidencia) los criticaba.

La noche empezaba como el Wert contra Wert publicitado esta semana, y de él se habló largo y tendido... y no solo de sus planes. "Cuando oigo a alguien llamarse toro bravo, dudo de los criterios sobre la viagra en este país", planteó Iglesias acerca del ministro, al que acusó de fomentar una política educativa CCC: "casinos, corrupción y catequesis". "Es alguien que habla siete idiomas y tiene tres licenciaturas", le replicó Rojo. El enfado entre ambos contertulios tuvo sus puntos.

Pero no cuando defendían la necesidad de una reválida -como lo hacía el periodista- o consideraban que el actual modelo es segregacionista -en palabras del profesor de Geografía Política de la Complutense-. Los grandes éxitos de su charla fueron los piropos que se dedicaron ("Tienes cara de bueno", le espetó Rojo. "Estás loco", le contestó Iglesias) y las preguntas que se hicieron, más bien retóricas. "¿Tú has suspendido alguna vez a algún alumno?", preguntó el periodista, a lo que el Iglesias respondió cual alumno aplicado: "Eso es como si yo te pregunto a ti si tienes Nocilla en casa". Un dulce para empezar el programa.

Todo lo contrario que 'El gran debate', que comenzaba anoche amargo y sin posibilidad de debate. Es lo que ocurre cuando acude alguien tan cargado de razón como una víctima directa de la sinrazón etarra. Consuelo, hermana de Gregorio Ordóñez, el político del PP asesinado por ETA hace ya 18 años, se sentaba en el plató para dar un testimonio profundamente humano. Para decir que sintió odio, para reconocer que no puede perdonar al terrorista que acabó con la vida de su hermano -al que por cierto visitó en la cárcel-, porque en todo caso sería él quien tendría que perdonarle. Y habló alto y claro de las razones por las que Valentín Lasarte, verdugo de Gregorio Ordóñez, no debería disfrutar del permiso penitenciario de tres días que se le ha concedido. "Tampoco pedimos tanto", concluyó.

En ese momento, en una cadena más arriba, de la cinco a la seis, como en el juego de la oca, y siguiendo con la noche educativa, el economista Gay de Liébana daba otra de sus lecciones . Está visto que el cambio de cromos no es algo exclusivo de los patios de colegio, porque el profesor había estado la semana pasada en 'El gran debate' y ayer se sumaba a la competencia para hablar de fraude -él dejó claro que no defrauda-, "empresas trucha" -eso no lo pesqué- y paraísos fiscales.

El verborreico colaborador, quizá buscando contrato con una industria automovilística, por aquello de que pasa de cero a cien en cuestión de centésimas, explicó los días del año que trabajamos para Hacienda: en concreto, de enero a mayo. Es decir, que de todo nuestro sueldo, cuatro meses y medio van para impuestos. Enhorabuena a los madrileños, que según la tabla que mostró Liébana empiezan hoy a cobrar para ellos. A catalanes y cántabros aún les quedan unos días para ponerse al día con Hacienda...

MOMENTO ESCRACHE

Y llegó el momento del escrache. No porque se lo hicieron a Jordi González, faltaba plus, sino porque era momento en la cinco de hablar de movimientos sociales y el futuro del 15-M. Y aunque había más contertulios que países en Eurovisión, hubo menos debate que interpelaciones directas. La voz cantante, ya que de festivales musicales hablamos, la llevaron dos personas: el concejal popular en Elorrio, Carlos García, y la omnipresente Ada Colau, que es un poco como Christina -y Álex-: haces chas, y aparece a tu lado. Ada le ha cogido el gustillo a la tele, y no solo porque protagonizara una serie antes de hacerse popular -perdón, famosa-, sino porque hasta cuando participa en un escrache lo hace tras una pantalla. Aunque sea fabricada por ella y de cartón.

Colau defendió los movimientos sociales. El que ella lidera, que tiene bastante movimiento, y todos los demás. “Lo que tendría que estar haciendo el Gobierno lo está haciendo la gente, que no puede quedarse sentada hasta las próximas elecciones” o “el acoso es el que se está haciendo a las personas vulnerables” fueron algunos de sus argumentos. De su parte, Ignacio Escolar, para quien “los escraches no son intimidatorios”, el representante del sindicato de estudiantes Tohil Delgado o el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, que dijo sentirse más cerca de los manifestantes que de los compañeros de hemiciclo. Que los del PP, al menos.

Carlos García, claro, no estaba de acuerdo. Empezó citando a Unamuno con un sonoro "me duele España" para rematar con un "indignados estamos todos". Y entre una y otra, aún tuvo un momento de recuerdo para un compañero de partido muy especial: Luis Bárcenas. "Es un sinvergüenza y se merece estar en la cárcel. Los manguis tienen que ir allí", opinó. Eso sí, defendió la labor política y se mostró convencido de que, entre sus compañeros, "solo un 1% son chorizos". A su lado, Carlos Cuesta e Isabel Durán, que segura seguidora de la novela histórica, se remontó a la legislatura anterior y se preguntó por qué entonces no salía la gente a la calle.

Justo cuando el diputado del PSOE Pedro Sánchez -un poco Toni Cantó en lo físico, que no en lo político- se quejaba de que Rajoy solo comparezca ante los ciudadanos en plasma, Julio Anguita hizo lo propio en el plató de 'El gran debate'. Don Julio, tan poco sospechoso de monárquico, apareció en pantalla al estilo del discurso del Rey... aunque con vaqueros. El otrota líder de Izquierda Unida justificó las protestas ciudadanas, incluso citando artículos de los Derechos Humanos. En su opinión, son legítimas porque "en el caos estamos ya" y porque la economía no puede estar por encima de la política.

AZNAR Y LOS SOBRESUELDOS

En La Sexta, en ese momento, Albert Rivera de 'Ciudadanos' también se refería al 15-M, un movimiento del que comparte el manifiesto, pero no siempre las formas. Antes de que él llegara, compañeros de otros medios habían estado tratando el asunto de los sobres. De los sobresueldos en el PP, se entiende.

Fernando Garea, de 'El País', pensaba que "Bárcenas tenía un finiquito muy raro". El popular Percival Manglano, que "Aznar es creíble". Carmelo Encinas, que el expresidente no debería haber llegado a Moncloa con un discurso de austeridad si había estado cobrando dineros más allá de su labor como diputado. Y Marhuenda, el favorito de las redes sociales -no siempre, o casi nunca, para bien-, resumió el sentir de más de uno de los espectadores. No cuando pidió que salieran a la luz los sueldos de Almunia y Zapatero, sino cuando se declaró "estupefacto". "Podemos hacer un debate serio o un debate de carnaval". Un tanto atropellado sí era el coloquio. Pero no hay que llorar, que la vida es un carnaval...