La "casa de los horrores" de Cleveland ha sido demolida bajo la mirada de una de las chicas secuestradas (VÍDEO)

La "casa de los horrores" de Cleveland ha sido demolida bajo la mirada de una de las chicas secuestradas (VÍDEO)

La 'casa de los horrores' por fin ha sido demolida.

El inmueble donde Ariel Castro secuestró durante una década a tres chicas en Cleveland (Ohio, EEUU) ha sido destruida este miércoles por las autoridades estadounidenses como parte del acuerdo judicial por el que fue condenado a cadena perpetua y no a pena de muerte.

"Tenía tanta rabia dentro de mí que quería hacerlo. Me sentí muy bien. Fue como ver caer una casa de los horrores", ha explicado Peggy Arida, tía de Gina DeJesús, una de las jóvenes secuestradas, que ha sido quien ha dado el primer golpe a la casa.

También ha participado en el acto Michelle Knight, la única de las tres muchachas que estuvo presente.

"Quiero que la gente ahí fuera, incluidas las madres de los secuestrados, sepan que pueden tener fuerza, pueden tener esperanza en que sus hijos vuelvan", ha afirmado Knight.

UN MACABRO SANTUARIO

Desde la Oficina del Fiscal del condado de Cuyahoga han informado de que la demolición trata de evitar que el edificio se convirta en "una especie de macabro y truculento santuario". Junto a la vivienda serán destruidas dos casas colindantes a la de Castro y los vecinos del barrio decidirán a qué quieren dedicar el espacio que quede.

Asimismo, serán derruidas dos casas colindantes a la de Castro y el destino futuro del espacio resultante será decidido por los vecinos del barrio.

CONDENADO POR HOMICIDIO

A pesar de mantener retenidas a Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús desde 2002, 2003 y 2004 respectivamente, Castro, de 53 años y origen puertorriqueño, fue condenado el pasado 1 de agosto a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional, por homicidio agravado. El secuestrador golpeó a una de las mujeres hasta causarle un aborto durante el cautiverio.

La demolición de la casa forma parte del acuerdo judicial que le evitó la pena de muerte.

Los funcionarios de la fiscalía explicaron que Castro se echó a llorar al firmar la autorización para destruir la casa porque tenía "muchos recuerdos felices" dentro de ella.