Cambio de hora: El Congreso baraja adoptar la hora británica para acabar con una anomalía histórica

Cambio de hora: El Congreso baraja adoptar la hora británica para acabar con una anomalía histórica

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Hasta el sol de España es alemán. Desde que en 1942 Francisco Franco decidiese que España, como otros países, debía ajustar el reloj a la hora de Berlín, los horarios de los ciudadanos han mantenido un desfase en relación al sol, regulador de los usos y costumbres desde que el hombre es hombre.

Otros países, como el Reino Unido o Portugal, volvieron tras la Segunda Guerra Mundial a su lugar en el mapa, el determinado por el meridiano de Greenwich (Reino Unido), una referencia con cuatro siglos de historia que marca los husos horarios. España podría hacerlo también muy pronto, aunque con décadas de retraso, si fructifica la sugerencia recogida en un informe del Congreso y que reclaman con insistencia desde hace años numerosos expertos.

"El hecho de que España, desde hace más de 71 años, no tenga el huso horario que le corresponde, da lugar a que madruguemos demasiado y durmamos casi una hora menos de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Todo ello afecta negativamente tanto a la productividad, como al absentismo laboral, al estrés, a la siniestralidad y al fracaso escolar", dice el informe de la subcomisión parlamentaria que este jueves será sometido a votación. En el texto se recomienda estudiar el impacto que tendría reajustar los relojes y acabar con un viejo soniquete, el de "una hora menos en Canarias", que ya no tendría sentido al coincidir las horas peninsular e insular.

SÓLO BENEFICIOS

"Habrá que ver los números, pero es una medida a priori sin coste y con sólo beneficios", explica a El Huffington Post Nuria Chinchilla, académica y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School. Chinchilla recomienda adelantar los relojes una hora y hacer de paso un par de cambios más. Con la hora ya cambiada, en vez de comer a las 14 o 15 horas, los españoles deberían hacerlo a las 13 y dedicarle sólo una hora. "Entraríamos a trabajar a las 9, pero saldríamos a las 17 o 18, como ya pasa en algunas multinacionales, teniendo tiempo para la vida social, personal, para dormir".

"Ahora nuestras comidas ya tienen relación con el sol", explica. Si usted come a las tres de la tarde, siguiendo indicaciones como esta comería sólo un poco antes, sus horarios se adecuarían al sol y con ellos sus "biorritmos", como asegura Olaia Fernández, diputada del Bloque Nacionalista Galego y firme defensora del cambio de hora. Su partido propuso en 2006 la medida para Galicia, la comunidad más alejada geográficamente de Berlín (y justo al norte de Portugal, con una hora menos), pero cosechó un sinfín de críticas.

"Antes se comía a las 13 y cenaba a las 20", recuerda. Eran otros tiempos, menos acelerados, menos estresantes. En muchas zonas rurales, en las que la inercia empresarial y comercial pesa menos, todavía se mantienen esas costumbres. El sol sigue pesando más. "Hay quien pueda estar de acuerdo, pero desde todo punto de vista es más lógico empezar un poco antes y acabar un poco antes", asegura. Ella, que personalmente reconoce haber vivido todo tipo de horarios, se decanta por hacerlo todo un poco antes.

¿ES CUESTIÓN DE HORA?

"Entiendo que mediáticamente es interesante el cambio de hora, pero en realidad para conciliar la vida familiar y laboral es necesario una ley de Igualdad que funcione, que no se reduzca el gasto en sanidad, en educación, en servicios sociales", dice Carmen Montón, portavoz del PSOE en la subcomisión del Congreso, que anuncia que no votará a favor del informe, que abarca mucho más que el cambio de hora. "A una madre le da igual que haya un poco más o un poco menos de sol a las 7 o a las 8 de la mañana, pero cuando se levanta tiene que cuidar a sus hijos", privados de servicios y ayudas como la enseñanza gratuíta hasta los tres años, lamenta.

Por ese motivo, el PSOE se reserva varios votos particulares para denunciar que, aunque hablar del cambio horario o la conciliación está muy bien, la reforma de la ley del mercado de trabajo, los recortes en dependencia o en sanidad son más importantes. "No creo que el cambio de hora sea una demanda ciudadana", añade Montón.

"Desde luego no se trata sólo del cambio de hora", asegura Chinchilla. ¿Por qué muchos partidos de fútbol o programas estrella de la televisión acaban al filo de la madrugada? "Dormimos casi una hora menos que otros países del entorno, según la Organización Mundial de la Salud".

MÁS PRODUCTIVIDAD, MÁS HIJOS

Eso tiene que terminar, según Ignacio Buqueras, que lleva diez años al frente de una organización que se dedica a reclamar la racionalización de horarios. "Se debe seguir el ejemplo de muchas empresas, algunas del Ibex, que han hecho esfuerzos por rentabilizar el tiempo. Se supone que la gente ya ha desayunado en casa y se eliminan los 30 a 40 minutos del café en la oficina, las dos o tres horas de la comida pasan a ser 30 o 45 minutos, se pauta una hora de comienzo y final de las reuniones para hacerlas más productivas... y los empleados salen antes con lo que tienen mayores posibilidad para atender a sus hijos, sus mayores, o sus asuntos personales", aseguró en una entrevista con ABC.

La decisión que se tomará este jueves, sea cual sea, será global y no abarcará sólo el cambio de hora. Sin embargo, la situación desde la posguerra ha cambiado, según señalan los expertos. Ya no hay tanto pluriempleo como en los años 50 y 60. Aunque el informe pide de momento hacer los números, especialemente en cuanto al ahorro energético, Chinchilla lo tiene calro. "Es un momento de crisis, la medida es popular y aumentaría la productividad respecto a nuestro entorno, que ya es muy baja", lamenta. Por no tener, los españoles "no tienen tiempo ni para cuidar a sus hijos", algo que está en la base de una baja natalidad a la que le vendrían muy bien más horas de sueño y más tiempo libre.