El Banco Vaticano obtuvo en 2012 unos beneficios de 86,6 millones, cuatro veces más que en 2011

El Banco Vaticano obtuvo en 2012 unos beneficios de 86,6 millones, cuatro veces más que en 2011

EFE

Las administraciones públicas se desploman. No hay suficientes ingresos; no hay liquidez. Mientras la crisis continúa causando estragos, el Banco Vaticano cuadruplica sus beneficios. Como si se tratase de un milagro, de los 20,3 millones de euros que ingresó en 2011 ha pasado a los 86,6 obtenidos en 2012.

Este incremento se debe a los resultados favorables por intermediación en los mercados y a los valores más altos de los bonos, resultantes de la caída generalizada de las tasas de interés en los mercados financieros a lo largo del año, según el Informe Anual del Instituto para las Obras de Religión, más conocido como Banco Vaticano, que la institución ha publicado por primera vez.

De este beneficio neto de 86,6 millones de euros, el IOR transfirió un total de 31,9 millones a un 'fondo' de reserva para potenciales riesgos y destinó los otros 54,7 millones de euros al uso de la Santa Sede.

A 31 de diciembre de 2012, el Banco Vaticano contaba con unos 18.900 clientes, lo que supone un descenso con respecto al año anterior, cuando se contaban aproximadamente 21.000, una caída debida sobre todo al cierre de cuentas inactivas.

CORRUPCIÓN EN LA CASA DE DIOS

El pasado junio, un alto prelado italiano, un agente de los servicios secretos de Italia y un intermediario financiero fueron detenidos acusados de fraude y corrupción en su gestión del Banco Vaticano. El prelado arrestado, Nunzio Scarano, conocido como "monseñor 500" porque siempre portaba billetes de ese valor, llegó a sacar 600.000 euros en efectivo de una cuenta del Banco Vaticano en cantidades de 10.000 euros. El dinero lo entregaba a varios cómplices que los convertían en cheques que el obispo ingresaba en una cuenta de un banco italiano para pagar una hipoteca.

En julio dimitían el director del Banco Vaticano, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli, días después de que el papa Francisco creara una comisión, con el cardenal Raffaele Farina a la cabeza, para efectuar una limpieza a fondo de la entidad, plagada de escándalos desde hace décadas.