László Andor, comisario europeo de Empleo: "Hay que ver la emigración de jóvenes de manera positiva"

László Andor, comisario europeo de Empleo: "Hay que ver la emigración de jóvenes de manera positiva"

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Los sueldos de los ciudadanos alemanes deben subir un poco para que los de los españoles no tengan que bajar tanto. La parsimonia de la eurozona en solucionar la crisis de la deuda y en asumir conjuntamente el control y rescate de bancos ha perjudicado a España. Contra el paro, miles de millones. Con matices, pero también con cautela, László Andor (Zalaegerszeg, Hungría, 1966) hila un discurso distinto, menos habitual en la Unión Europea inventora de la temida troika.

El comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión se sabe en minoría. Asuntos centrales de su cartera han sido externalizados, asumidos por el titular de Economía, Olli Rehn, pero sobre todo por Alemania y el Banco Central Europeo. Académico de prestigio, al ser elegido fue etiquetado como comisario izquierdista. Cuando queda menos de un año para que termine su mandato, Andor se resiste a hacer balance. "Aún queda tiempo para hacer muchas cosas", asegura en su despacho de Bruselas, austeramente decorado. Entre las tareas pendientes está gestionar bien los 1.800 millones que en dos años tiene que transferir a España para luchar contra el paro juvenil. Pero no merece la pena llevarse a engaño, según él. No habrá prosperidad a corto plazo. Ante eso, el Gobierno debe fomentar el emprendimiento y los jóvenes dejar de estigmatizar la emigración. Si todo sale bien, podrán volver.

-Las políticas de empleo de la Comisión pasan muy desapercibidas y la percepción en España sobre las decisiones europeas es más bien negativa.

He ido a España tres veces en el último año y creo que debería saberse que la Comisión tiene un plan con reformas con la garantía juvenil a la cabeza, que pretende asegurar que ningún joven se quede sin un trabajo o un curso de formación más de cuatro meses. Pero hay que apuntalarla con otras reformas como mejorar la formación, el funcionamiento de los servicios públicos de empleo, el papel de los actores sociales, la creación de becas, prácticas…España también tiene que cambiar mucho. No basta con esperar por el apoyo europeo aunque éste sea crucial.

-El Gobierno critica que por problemas burocráticos, en 2014 sólo recibirá el 1% de los 1.800 millones contra el paro juvenil.

España es el mayor beneficiario del fondo de más de 6.000 millones para los próximos dos años. El problema no es tanto el tamaño del fondo sino la liquidez. Hace una semana lo debatimos con Fátima Báñez y estamos viendo cómo solucionarlo, pero los gastos en ese área de este año ya se pueden incluir de cara el ejercicio que viene.

-Las ayudas europeas tienen que complementarse con otras nacionales y el Gobierno plantea que la inversión pueda quedarse fuera de los cálculos del déficit. ¿Está a favor?

Apoyaré esta propuesta tanto como pueda. Personalmente estoy a favor.

-¿Qué tiene que hacer España para gastar bien ese dinero?

Los servicios públicos de empleo tradicionalmente han funcionado deficientemente. Hay que mejorar el contenido de la formación, ya sea sobre la profesión o los idiomas, por ejemplo. Habría una mayor demanda de trabajadores jóvenes en el extranjero y sería una solución beneficiosa.

-No ha mencionado las bonificaciones a la contratación o rebajas de impuestos a las empresas que cuenten con jóvenes, algo que propone Rajoy. ¿No está de acuerdo?

Pueden incluirse, sobre todo las de las contribuciones a la seguridad social, pero deben ser bajadas de impuestos selectivas, no generales, centradas en trabajadores con poca formación o en los jóvenes que necesitan una ayuda extra para volver al mercado laboral. No se trata en ningún caso de reducir los sueldos.

-¿Tiene sentido permitir bajadas de impuestos y al mismo tiempo exigir compromisos con el déficit?

España es víctima de las circunstancias y por eso se ha ampliado en dos años la fecha para cumplir con los objetivos de déficit. Se trata de medidas contracíclicas, para evitar el colapso del mercado de trabajo.

-Según los críticos, la gestión europea de la crisis es parte de esas circunstancias adversas.

Podría estar de acuerdo con eso si entendemos que arreglar la unión monetaria debiera haberse hecho más rápido. Hace algunos meses había una sensación de urgencia sobre la necesidad de la unión bancaria. Que tarde tanto en llevarse a cabo daña sin duda a los países que la necesitan desesperadamente.

-¿Comparte el entusiasmo del Gobierno cuando ensalza la rebaja de sueldos porque mejora la competitividad?

Los salarios afectan a la competitividad, pero hay más factores. Si la financiación de las empresas no mejora, la moderación salarial tampoco dará resultados. Hay que tener en cuenta que en algunos países los salarios crecieron mucho más rápidamente que la productividad. En otros, los sueldos subieron muy poco. Si en Alemania los salarios crecieran más deprisa, habría menos presión para que se moderaran en países del sur como España.

-El Gobierno prepara la reforma de la reforma laboral. ¿Qué debería incluir?

La segmentación del mercado laboral [algunos trabajadores muy precarios y otros muy protegidos] es un problema importante y animamos al Gobierno a desarrollar una solución. Durante la crisis, los jóvenes estaban muy desprotegidos. Era muy fácil echarlos. Tras cinco años, que los jóvenes no trabajen perjudica también al mercado laboral a largo plazo.

-¿Qué haría usted?

Hemos defendido una medida concreta: el contrato único indefinido. No es necesariamente una idea popular pero no hemos visto más. España también necesita impulsar en el emprendimiento a través de la microfinanciación o ayudando a las empresas de la economía social. Si comparas por regiones, ves que al País Vasco le va mejor, entre otras cosas porque tiene una economía social fuerte.

-¿Se arriesga España a perder a toda una generación a través de la emigración?

El daño es muy significativo tras varios años de alto paro. En cuanto a la emigración, creemos que muchas veces trae oportunidades, también hay que verlo de manera positiva. Si es una oportunidad de trabajo, o mayor formación, incluso unas prácticas en Alemania o en otro país… Ahora sabemos que no podemos hacer una promesa creíble de que la prosperidad volverá muy rápidamente. No hay que que esperar a que eso ocurra sentado en Andalucía, Extremadura o incluso Cataluña.

-Pocos ven la emigración como una oportunidad sino como el castigo por la situación económica del país. Generalmente no se trata de ofertas de trabajo sino de personas que se agarran a lo que pueden conseguir.

Yo no diría que es un castigo, pero desafortunadamente es la consecuencia de un período de desarrollo equivocado en España. Debería ser una lección más amplia contra futuras burbujas o especulación con activos inmobiliarios. La pérdida de verdad es cuando los emigrantes se van de Europa y no regresan.

-Es decir, que emigrar a Europa debe ser visto como una oportunidad.

En la UE también hemos trabajado en mejores condiciones para trabajadores que emigren a Alemania, por ejemplo: derechos de trabajadores desplazados, pensiones, etc. Tres, cuatro o cinco años en la UE pueden estar muy bien si ganas dinero y aprendes para volver después a tu país cuando esté mejor. Eso hicieron los polacos que emigraron al Reino Unido e Irlanda, por ejemplo. Cuando las cosas mejoraron, regresaron. Pero no perdamos de vista que si los desequilibrios de la eurozona no se superan, tendremos problemas mucho más graves que este.