La peor cara de los heridos de la Guerra Civil

La peor cara de los heridos de la Guerra Civil

5c8b6aa7250000e203ca9d09LUNWERG EDITORES

Las guerras, todas las guerras, tienen poco de heroico y mucho de drama.

Es habitual en las contiendas alabar las grandes gestas, las victorias estratégicas y la unidad de los ejércitos. Luego existe otra realidad, otra cara conformada por los soldados heridos —cuando no, por supuesto, muertos—, cuyo cuerpo llevará el resto de su vida marcado a sangre y fuego los recuerdos de la guerra.

Las publicaciones sobre la Guerra Civil española —de la que este año se cumplen los 75 años de su final— se cuentan por decenas de miles. Se ha estudiado casi de todo: los análisis sobre las batallas, las estrategias militares, el porqué de la contienda, incluso ucronías sobre qué hubiera pasado si en vez de imponerse el Ejército de Franco se hubiera impuesto el de la República.

Poco se había escrito hasta el momento sobre los heridos en la batalla. La otra cara de la Guerra Civil, editado por Lunwerg para la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM), aspira a cubrir este hueco.

BOTÓN A BOTÓN

El libro recoge decenas de fotografías que hacen remover las entrañas: heridos por armas de fuego de rostros desfigurados y su posterior reconstrucción por el 'pionero' en este tipo de cirugía, el doctor Jesús Martín Sánchez.

Hay imágenes en las que se ve cómo, para evitar que la tensión abra la herida después de suturarla, se mantiene esa tensión usando botones. “Es una manera muy ingeniosa de hacerlo”, señala el ex presidente de la SECOM, el doctor Arturo Bilbao.

Martín Sánchez intentó devolver a aquellos pacientes su aspecto previo al traumatismo, devolverles a 'una vida digna'. “No se limitó al tratamiento de las heridas, sino que siguió interviniéndoles para conseguir los mejores resultados estéticos y funcionales”, señala Bilbao.

Todo ello teniendo en cuenta algo evidente pero que muchas veces se olvida: las técnicas que se utilizaban entonces y los medios con los que se contaban no son, ni de lejos, parecidos a los de hoy. Las técnicas empleadas por el cirujano tienen, en su mayoría, “un resultado bastante logrado dadas las circunstancias y posibilidades de la época”, apunta el vicepresidente de la SECOM, José Luis Cebrián.

Este médico señala que el tratamiento primario quizás “no cambie tanto” hoy respecto a la Guerra Civil. “Está encaminado a asegurar la vida del paciente, pero la mejora en las técnicas de sostén del paciente permiten que el paciente no se infecte, porque usamos antibióticcos y en la Guerra Civil no existían prácticamente”.