¿Por qué a ellos les preocupa tanto el pelo?

¿Por qué a ellos les preocupa tanto el pelo?

5c8b732d360000a61b6d1cc2YOUTUBE

Un desmejorado Christian Bale se planta delante del espejo mientras se concentra en cubrir su amplia y despejada frente con ayuda del pelo de las sienes y una especie de peluquín que le disimula los problemas capilares. Así empieza La Gran Estafa Americana. La última película de David O. Russell, ambientada en los años 70, pone sobre la mesa el que podría denominarse uno de los principales problemas del hombre del siglo XXI: la caída del pelo.

En Reino Unido conocen bien esta obsesión gracias a su primer ministro y a su prodigioso peluquero, que ha conseguido hacer (casi) invisible a los focos los conocidos problemas de cabellera que tiene el político. El mérito y el buen hacer de Lino Carbosiero le han llevado a ser nombrado en enero miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE).

También existen casos en España que ilustran cómo esto obsesiona a cada vez más hombres, que miran con temor los últimos estudios. Un informe de Svenson señalaba recientemente que el 60% de la población española de más de 18 años (incluidas mujeres) tiene una alta predisposición a padecer algún tipo de alopecia. El aumento de las cifras se debe a la aparición de nuevas variantes como la caída del cabello motivada por el estrés, el cambio en la forma de vida o algún problema de salud. "La alopecia androgenética (la más abundante) sigue con los mismos valores que hace años porque depende de factores hereditarios y de nada más. Los índices de este tipo de alopecia no han cambiado", explica a El HuffPost Ramón Grimalt, especialista en dermatología y miembro del grupo español de tricología de la AEDV.

A PARTIR DE LOS 25

La diferencia es que antes los hombres no le daban tanta importancia al tema y lo consideraban algo inevitable. A partir de los 25 uno de cada cuatro varones empieza a perder cabello y a los cincuenta prácticamente la mitad son calvos. El problema es que actualmente los hombres no acaban de aceptarlo y viven con el temor a convertirse en 'víctimas' de este mal. Un estudio de Svenson revelaba en 2011 que al 60,9% a los madrileños les inquieta la fugacidad de su cabellera. "Antes estas cosas no se consideraban, pero ahora de cada diez consultas cuatro o cinco son derivadas de problemas estéticos", explica Grimalt y cita ejemplos como las manchas en la cara o la caída del cabello. "Hay un aumento de la demanda social que nos lleva a darle gran importancia a los valores estéticos. Es por eso que haya cada vez más hombres preocupados por el pelo. Antes lo asimilaban y ni siquiera conocían las alternativas, hoy están muy informados y van a la consulta con la solución en la mano", añade.

Entre estas soluciones se encuentran los cada vez más frecuentes injertos, especialmente demandados por los famosos. Cómo olvidar aquel momento de 2008 cuando José Bono, entonces presidente del Congreso, hizo acto de presencia con una renovada cabellera. Años después reconocería haberse hecho un trasplante porque "todos los humanos tienen un punto de vanidad". También el periodista Paco González lo contaría en una entrevista para el periódico El Mundo (en La Otra Crónica publicaron también que Iker Casillas se había hecho un trasplante capital). Otro futbolista, Wayne Rooney, informó de su cambio de imagen a través de Twitter.

Muchos lo admiten y en otros casos basta con tirar de hemeroteca para descubrir que donde ahora hay pelo antes hubo ausencia. Aunque eso es lo de menos. El caso es que muchos se resisten a aceptar esta nueva condición y hasta los anónimos se plantean pasar por el centro de injertos capilares para ponerle remedio. ¿Pero es tan importante el pelo como ellos lo pintan? ¿Qué tiene para que los hombres se obsesionen tanto y hasta pierdan el sueño pensando en él?

ENVEJECIMIENTO Y SEGURIDAD

La psicóloga Carmen Berzosa está convencida de que la importancia que le dan los hombres al pelo "tiene que ver con su autoconcepto", que es la imagen que cada uno tiene de sí mismo, refiriéndonos tanto a valores como al aspecto físico. "La pérdida del cabello es síntoma de envejecimiento y es ahí donde radica su importancia", explica. Además, los varones encuentran en el cabello una forma de comunicación con la que expresar su creatividad: a través de él "le dan forma a su atractivo y juegan con su pelo al igual que con su vello facial".

Así lo ven los propios hombres que pierden su autoestima a medida que pierden cabellera. Más del 62% consideran que la alopecia afecta a su amor propio, según un informe del instituto Gallup para los laboratorios MSD. La pérdida de pelo les hace perder seguridad porque se ven mucho menos atractivos que los hombres con cabello. Y en cierto modo es verdad. "Ellas los prefieren con pelo y puestos a elegir prefieren el cabello relativamente largo en su pareja", explica Berzosa. No se pierde el atractivo por estar calvo, en tal caso no aceptar esta calvicie implica una menor confianza en uno mismo y eso es lo que hace perder atractivo.

"LOS QUE LO ACEPTAN SE PERCIBEN COMO MÁS VARONILES"

Sin embargo la alopecia no siempre tiene connotaciones negativas. Berzosa señala que los hombres que aceptan esta condición "son percibidos como más varoniles y dominantes, incluso con cierto liderazgo". Así Zinedine Zidanne o Pep Guardiola proyectan con su look rapado una imagen de seguridad y confianza ante la que muchas no se pueden resistir. Además los hombres calvos también resultan mucho más viriles a ojos de las mujeres.

Un estudio realizado por el investigador Albert Mannes, de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, reveló en 2013 que los varones rapados o calvos no solo son más varoniles también resultan más fuertes e incluso dan la sensación de ser más altos. Quizá eso explique por qué Bruce Willis es uno de los actores por excelencia en las películas de acción o por qué los hermanos Lincoln Burrows y Michael Scofield de Prison Break se rapaban la cabeza aunque no lo necesitasen. "Tomemos el ejemplo de Bryan Cranston de Breaking Bad. Él pasó de profesor de secundaria a capo de la droga simplemente afeitándose la cabeza", explicaba el propio Alfred Mannes en ABC News.

A pesar de los aspectos positivos otorgados a la calvicie dar el paso de tirar de cuchilla es complicado porque los hombres le otorgan al pelo unos valores a veces excesivos. La juventud es uno de ellos. Así lo veían los jugadores de la NBA hace 20 años, cuando empezaron a raparse la cabeza para disimular la caída y evitar ser considerados demasiado mayores para estar en activo. Una persona con alopecia androgenética empieza a perder pelo con 25 años, por lo que no debe relacionarse la calvicie con edades avanzadas: "Ese es el caso de la alopecia senil, que empieza con 45". En cierto modo la segunda es irremediable mientras que la primera se puede retardar hasta los 30-35 años con medicamentos preventivos.

ENTENDER LA CALVICIE COMO ALGO NATURAL

El papel rejuvenecedor del pelo es también importante en las entrevistas de trabajo. Ya lo demostró Fernando León de Aranoa cuando en su película Los lunes al sol veíamos al actor Miguel Ángel Egido teñirse para parecer más joven y conseguir un puesto de trabajo. Porque el cabello puede condicionar mucho cuando queremos salir de una situación de desempleo. Un hombre con pelo tiene más posibilidades de ser preseleccionado laboralmente que uno sin él, recogía una investigación realizada por la empresa Taylor Nelson AGB. La alopecia interviene en la discriminación previa pero no en la última toma de decisión. Algo así ocurre en política: los candidatos sin pelo no reciben tantos votos, por lo que no suelen ganar elecciones. Sin embargo, cuando llegan al poder asumimos que pueden quedarse calvos.

Lo mejor en cualquier caso es afrontar el problema. Es la mejor forma de ganar seguridad de cara al sexo opuesto, evitar gastarse un dineral en tratamientos y no pasar malos ratos como el que imaginamos que vivió John Travolta cuando en 2011 Hollywood descubrió que el actor había perdido el preciado tupé que lucía en su éxito Grease.

"Entender la calvicie como algo natural nos ayudará a sobrellevar la situación", asegura la psicóloga Carmen Berzosa. Y ya sabemos que no es fácil. Ni John Wayne, el vaquero más famoso del Oeste, consiguió asimilarlo, y prefirió recurrir al peluquín antes que evidenciar sus carencias. Pero Berzosa insiste: "Si nos paramos un momento a recapacitar nos daremos cuenta de que la alopecia no es tan grave, tomarse un tiempo para aceptar la nueva situación ayuda a valorar nuestra nueva imagen y puede que hasta nos guste más".

Hablarlo soluciona el problema y mirar a tu alrededor también resulta tranquilizador. "Pero si consideras que la alopecia afecta a tu vida de manera importante, generando un malestar intenso y pensamientos casi diarios sobre tu pérdida de cabello, es aconsejable solicitar la ayuda psicológica o recurrir a los implantes. Con pelo o sin pelo lo importante es gustarte a ti mismo", concluye Berzosa.