España es el país de la OCDE donde más han crecido las desigualdades desde el inicio de la crisis

España es el país de la OCDE donde más han crecido las desigualdades desde el inicio de la crisis

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España es, de lejos, el país de la OCDE donde más han aumentado las desigualdades económicas entre ricos y pobres con la crisis, a causa sobre todo del desempleo y de que el sistema de protección social ha dado una peor cobertura a los menos protegidos en un sistema laboral muy segmentado.

Según el informe Panorama de la sociedad, entre 2007 y 2010 los ingresos del 10% de la población española más pobre cayeron de media anual un 14%, mientras que en ninguno de los otros Estados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) bajaron más del 10% y sólo cayeron más del 5% en México, Grecia, Irlanda, Estonia e Italia.

LOS RICOS, NI LO NOTAN

Mientras los pobres se hacían más pobres, los ricos prácticamente permanecieron igual. El 10% más rico solo perdió un 1% de sus ingresos, en la media de la OCDE. En 2010, sus ingresos medios fueron 13 veces más altos que los ingresos medios de los más pobres, 3,6 puntos por encima de la media de la OCDE.

También en ese periodo, el porcentaje de variación del coeficiente de Gini, que mide la desigualdad económica, se incrementó en casi un 3%, cuando en ningún otro país de la organización lo hizo en más del 1,5% (sólo Eslovaquia se acercó a esa cifra, y la OCDE en su conjunto se mantuvo estable).

Sobre la base de ese parámetro, España es el octavo país con mayor desigualdad de los 34 miembros, por detrás de Chile, México, Turquía, Estados Unidos, Israel, Portugal y Reino Unido.

El porcentaje de población pobre (con un ingreso inferior al 50% de la media) aumentó entre 2007 y 2010 algo menos de dos puntos porcentuales (un umbral que sólo superó Turquía).

La pobreza ascendió sobre todo entre los jóvenes de 18 a 25 años, en concreto cinco puntos porcentuales, mientras que bajó en ocho puntos para los mayores de 65 años por la protección de las pensiones.

LA CAUSA PRINCIPAL, EL PARO

Los autores del estudio vincularon la ampliación de la brecha social en primer lugar a la escalada del paro (España explica el 55% del aumento del desempleo de toda la eurozona entre 2007 y 2013), pero también a que quienes perdieron su empleo, por el tipo de contrato que tenían, ha sido el colectivo al que con más deficiencias cubría el sistema de protección social.

Herwig Immervoll, uno de los autores del informe y responsable del capítulo sobre España, ha precisado a Efe que la polarización del mercado laboral entre los contratos fijos, con más derechos a subsidios y otras ayudas, y los eventuales, es uno de los elementos explicativos.

Aunque las últimas reformas del mercado de trabajo "son valoradas", el informe señala que "la destrucción de empleos entre los trabajadores poco cualificados y los jóvenes no tiene precedentes". Así, el empleo cayó, en el periodo de referencia, en casi un tercio entre los hombres en edad de trabajar sin educación secundaria, en más de la mitad entre las mujeres jóvenes y en más del 60% entre los hombres jóvenes. Sólo un 54% de los adultos en edad de trabajar tiene trabajo.

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LOS JÓVENES, LOS MÁS AFECTADOS

España es, detrás de Grecia, el segundo país de la OCDE donde más ha subido entre 2007 y 2012 la proporción de jóvenes de 15 a 24 años que ni tiene trabajo ni está preparándose para la vida laboral (19,6% al finalizar ese último año) y también donde más ha crecido la migración a otros países.

"El sistema de protección español estaba mal preparado para enfrentar una crisis del empleo con un fuerte aumento en el paro de larga duración" y de la pobreza, puesto que "las transferencias públicas no están suficientemente bien orientadas hacia los más necesitados", han insistido los autores del informe, que apunta que 4 de cada 10 desempleados no reciben ninguna prestación.

La OCDE considera que "resulta altamente improbable" que la recuperación económica baste para solucionar la crisis del mercado de trabajo y la crisis social del país y propone una serie de medidas:

  • Un contrato único que ofrezca flexibilidad, pero también unas garantías mínimas de seguridad para evitar una marginación duradera del mercado de trabajo de ciertos colectivos, que luego sería muy costosa de corregir.
  • Fortalecer urgentemente las prestaciones asistenciales para los desempleados de larga duración y para las familias de trabajadores pobres.
  • Para financiar esas prestaciones, se debe acabar con el IVA reducido o nulo para muchos productos a los que se aplica con argumentos de política social, ya que esas reglas especiales cuestan mucho al fisco pero no benefician de forma selectiva a los más desfavorecidos.
  • Integración de la ayuda al empleo, la readaptación profesional y el cuidado de niños en los programas asistenciales.
  • A medida que se recupere el mercado de trabajo, las prestaciones de desempleo deben condicionarse a la búsqueda activa de empleo y a la participación en programas de formación.