Transformación de Joaquín Reyes: así se convierte en un personaje (FOTOS)

Transformación de Joaquín Reyes: así se convierte en un personaje (FOTOS)

Ana Botella no es sólo Joaquín Reyes. Ana Botella es mucho más. Detrás de la parodia de la futura exalcaldesa de Madrid, que este martes pudimos ver en El Intermedio, se esconde el trabajo de maquillaje, guión, peluquería y, por supuesto, también el del actor y humorista Joaquín Reyes.

Todo empieza a las cuatro de la tarde. El cómico llega puntual al estudio de la productora Globomedia, dispuesto a pasar por tres horas de maquillaje que le convertirán en un nuevo personaje. Desde que empezó la nueva temporada de El Intermedio sólo ha hecho de Jordi Pujol y la audiencia echa de menos sus parodias. Son más de 10 años de imitaciones y más de 120 celebrities a sus espaldas (entre La hora chanante y Muchachada Nui fueron 112, según recuerda él mismo, más los nuevos de El Intermedio).

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Joaquín Reyes ya está acostumbrado a las transformaciones y nos confiesa que le gusta pasar por maquillaje: "Soy muy de peluquitas. Me gusta disfrazarme para trabajar, aunque no para divertirme". Además, haber trabajado siempre con los mismos maquilladores, Óscar del Monte y Nacho Díaz, también ayuda. "Llevamos juntos desde La hora chanante (2002) y aunque suene cursi esto es como una familia. Se pasan muchas aventuras", añade el cómico.

Hoy la transformación durará tres horas, pero ha pasado por sesiones mucho más largas e intensas. Sus maquilladores recuerdan que en esta nueva etapa las más extensas fueron la de Alfredo Pérez Rubalcaba (Rubalcadáver) y la de Cristóbal Montoro (Mon-Thor), aunque ninguna de ellas como las de la Mona Chita o Hulk Hogan.

LA CONVERSIÓN DE JOAQUÍN

La transformación arranca el día anterior. Joaquín Reyes recibe una llamada de producción del programa: “Mañana tienes grabación, toca hacer de Ana Botella”. El mismo mensaje les llega a los maquilladores, que ya tenían prevista esa posible grabación así como la de otros personajes de actualidad política, como el líder socialista Pedro Sánchez o José María Aznar. Cierta antelación (alrededor de una semana) es importante, porque tienen que crear y guardar en la nevera prótesis de silicona con los rasgos de unos y otros. Deben prepararse a partir de un molde de Joaquín, que renuevan cada cierto tiempo por si varía de peso.

Lo primero que hace Reyes al llegar a Globomedia es vestirse como quien va a imitar. "Así luego no ando quitando y poniéndome la ropa, lo que podría estropear el vestuario", explica el intérprete, consciente de que gran parte del mérito de su trabajo lo tienen los maquilladores: "A mí me ayuda mucho a crear el personaje. Intento sacar partido al maquillaje que me han puesto, que lejos de ser un obstáculo sea una herramienta para hacer risa". Tanto es así que, según avanza la sesión, vemos cómo la celebrity (hoy Ana Botella) va apoderándose del cómico y al final de la transformación, justo antes de salir a plató, ya no es Joaquín, sino Ana, quien nos habla.

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Tras ponerse la ropa, llegan las prótesis. Para Ana Botella sólo hay que crear la nariz, pero otros personajes como Pablo Iglesias exigen otros cambios. En ese caso también tuvo que variar la forma de las orejas: "Con muy poquito logramos un parecido increíble", explica Joaquín Reyes. El día que se vistió del líder de Podemos dejó a todos sus compañeros con la boca abierta. "Recuerdo que al verlo llegar me dio un vuelco el corazón”, cuenta el guionista Sergio Sarria, uno de los dos responsables de sus textos.

Los ojos y el pelo son otros de los factores claves en la transformación. Casi siempre tiene que recurrir a las lentillas, ya que su azul sólo sirve en casos como el del rey Felipe VI, y el pelo casi siempre se cubre con peluca. Tienen una enorme colección que reutilizan de unos a otros, aunque para algunas celebrities han tenido que hacer creaciones a propósito. Es el caso de Miguel Indurain o Alaska. Para esta última también tuvieron que hacerle un pecho específico. "Estos pechitos que llevo me los hicieron aquí y los he usado en todas las imitaciones [reina Letizia, Ana Pastor, Esperanza Aguirre…], pero para Alaska me hicieron unas prótesis especiales que se movían y las reutilicé para Sabrina". El pecho que llevó en los Goya, cuando se metió en la piel de las activistas de Femen, también fue especial: unas prótesis de látex unidas al pecho para una única ocasión. Eran de usar y tirar.

JOAQUÍN TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Desde que empezó su etapa en El Intermedio, Joaquín Reyes ya no escribe sus guiones. Para La hora chanante y Muchachada Nui sí lo hacía y reconoce que en el resultado final había también mucha improvisación. "Las grabaciones eran tan largas que podía hacer muchas chorradas y luego ya en montaje elegían lo mejor", rememora. Ahora se limita a interpretar lo que escriben los guionistas Sergio Sarria y Luismi Pérez, quienes han sabido captar muy bien su estilo. "Recojo el fruto de lo que sembré. Así es mucho más cómodo", bromea.

Sarria y Pérez se encargan del texto, pero los personajes los eligen entre todo el equipo. La última palabra la tiene siempre el director, Miguel Sánchez-Romero, quien también revisa los textos. "Somos guionistas del programa y desde hace un par de años nos encargamos de esta sección. Cuando nos lo dijeron fue un regalo", recuerda Sarria.

Los dos eran fans del trabajo anterior de Reyes y siguen viéndolo para poder crear esos nuevos personajes: "Nos inspiramos con los vídeos". Pérez, por ejemplo, es fan de Stephen King, mientras que Sarria prefiere decantarse por Mahmud Ahmadineyad. "Los de ahora no son tan chanantes como nos gustaría. La diferencia es que aquí al ser en (falso) directo no podemos hacer los montajes y eso le da mucha vida", aclara Sarria.

El texto se escribe el mismo día. Se recopilan bromas por la mañana y ya por la tarde escriben las palabras pensando en cómo las diría Reyes. Luego hay un espacio para la improvisación. El cómico siempre aporta un toque personal, como el día que hizo de Rubalcadáver. “Nosotros pusimos que saliese haciendo el Moonwalk, pero no estaba previsto que se pusiese a bailar como lo hizo. Quedó genial".

CELEBRITIES Y PERSONAJES

Han pasado más de diez años desde que Joaquín Reyes se metió en la piel de su primer personaje y no se cansa de esta faceta que ya había iniciado en el colegio. De pequeño imitaba a sus profesores y ahora se dedica a hacer parodias. "Fue de las primeras cosas que se me ocurrieron. Me hacía gracia que un personaje con cierto grado de sofisticación de repente se expresara como un manchego", cuenta.

El primero de su lista fue David Hasselhoff. Para hacer del vigilante de la playa sólo se puso una peluca. Las primeras prótesis llegaron con Margaret Thatcher, cuando lució nariz y dientes nuevos.

A partir de ahí empezaron unas transformaciones cada vez más asombrosas, que, reconoce, son la esencia de sus creaciones. "La mitad del personaje es el maquillaje. Eso lo tuvimos claro desde el principio. Al no ser una imitación tal cual, es una parodia donde el punto de partida es amanchegar al personaje, había que buscarle un parecido muy razonable", cuenta el de Albacete. Porque esto no es una imitación, es una distorsión, "como si pusiésemos a alguien frente a un espejo cóncavo".

Y no todas han gustado a los imitados. Fernando Sánchez Dragó y Luis Cobos no se mostraron muy satisfechos, pero en general sí ha recibido buenas críticas como las de Rosa León, Alaska o Pitita Ridruejo. "Todos tienen derecho a que no les guste, estaría bueno, pero en general sí que se sienten satisfechos y eso dice mucho de ellos", apunta.

Ahora le quedan pendientes el socialista Pedro Sánchez, al que seguro veremos esta temporada de El Intermedio, u otros como el futbolista Andrés Iniesta, quien hubiese encajado más en sus programas anteriores y que puede tener cabida en su nueva sección en el programa Carrusel Deportivo, de la Cadena Ser. "No es que eche de menos a mis personajes de antes, porque El Intermedio me da la oportunidad de parodiar a gente que no haría de otra forma. Lo que echo de menos es trabajar con mis amigos", asegura el humorista, quien reconoce que le encanta que sus hijos se sientan orgullosos de que su padre se dedique a hacer reír: "Y eso que sólo han visto la punta del iceberg de mi legado mamarrachesco".