El "duro" retrato de Bollaín de los expatriados: "De repente, volvemos a hacer la maleta"

El "duro" retrato de Bollaín de los expatriados: "De repente, volvemos a hacer la maleta"

JOSÉ HARO

"Me llamo Gloria, tengo 31 años. Soy de un pueblo de Almería. Llevo en Edimburgo dos años. Hice Bellas Artes en España. Oposité dos veces, aprobé las dos, pero sin plaza. Sigo en la lista, esperando, a ver si me llaman. Y, mientras tanto, estoy aquí trabajando en Zara".

Más de 20.000 españoles viven en la capital de Escocia. Muchos de ellos han ido buscando una oportunidad laboral, con la idea de construir el futuro que no ven en el país, huyendo de las cifras del paro que se cuentan en millones. Dejan atrás a sus familias, amigos, su ilusión de proyecto de vida… Entonces empieza otro capítulo, una lucha de superación, nostalgia, indignación y también agradecimiento.

Su historia la conocemos ahora de primera mano gracias al documental En tierra extraña de la directora Icíar Bollaín, que se podrá ver este fin de semana en la gran pantalla en Madrid y simultáneamente se estrena en las plataformas digitales Filmin y Yomvi.

“Me empecé a preguntar si esta ola migratoria era tan grande como la de los sesenta, cuando se fueron tres millones de españoles”. Esta es la casilla de salida, según confiesa a El Huffington Postla cineasta, que tras dos años de rodaje nos trae un retrato sobre un país que “vuelve a hacer la maleta”.

Después de Londres, Edimburgo es la ciudad británica que más inmigrantes acoge. Bollaín, que vive allí, empezó a hablar con los españoles que se han trasladado y se encontró con “un retrato muy duro de la crisis”. “Hay una reflexión también sobre lo que es estar fuera, hay más cosas que la crisis, pero lo que manda es el relato de lo que ha pasado en España y de dónde viene”.

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“TRABAJOS COMO EN LOS SESENTA”

Entabló conversaciones con más de cien españoles en tierras escocesas. Al final, entrevistó delante de la cámara -con el imponente castillo de la ciudad al fondo- a unos sesenta y ha montado para el documental algo más de una veintena. Sentimientos a bocajarro, vivencias en primera persona.

“Me interesaba mucho que la inmigración que llega se encuentra una situación parecida a la de los sesenta por la barrera del idioma porque, pese a que están trabajando, no hablan la mayoría inglés. Eso les hace asumir trabajos como en aquella época, de hostelería y con carácter precario”, explica la directora de películas como Te doy mis ojos, Hola, ¿estás sola?y Katmandú, un espejo en el cielo.

Una de las españolas a las que seguía era Gloria, una joven almeriense que trabaja en Zara. Para dar rienda suelta a su “creatividad”, la licenciada en Bellas Artes organizó un evento artístico y de protesta junto a otras personas en la misma situación que consistía en recoger guantes perdidos en la ciudad y colocarlos en la verja victoriana del consulado español para recordar que no están “ni callados ni perdidos”.

Bollaín acompaña con la cámara a muchos de los que participaron. “Fui testigo de cómo construyeron la acción, me sirvió para darle forma a todo lo que venía oyendo desde hace meses, es la metáfora del guante”.

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“DECEPCIÓN… Y CARIÑO”

“Me impactó mucho cuando contaban cómo venían, muy cabreados con la situación laboral de España. Una mujer de cuarenta y cinco años decía que llevaba diez meses en paro y que no le llamaban ni para las entrevistas. Te desmonta la idea de que son solo los jóvenes los que se van”, relata Bollaín.

Otra de las cosas que le “impresionó” fue que “a pesar de estar haciendo trabajos precarios, se sienten tratados con más dignidad que en algunos lugares de España”. “La precariedad laboral ha hecho que la gente se sienta poco valorada y dignificada”, reflexiona la directora, que lamenta que se haya “desestructurado tanto” el mercado laboral y que se imponga el “todo vale, el dame las gracias por trabajar gratis”.

“Luego me llamó mucho la atención la nostalgia. Tienes la idea de que estamos ahora más comunicados, de que no estamos lejos, que no eres como el de los sesenta que se iba con una maleta de cartón a Alemania… A pesar del Skype y del Facebook, sienten una enorme nostalgia de los suyos, de su clima, de su tierra. No hemos cambiado nada”, relata.

La directora ganadora de dos Goya hace hincapié en lo que le impactó: “mucha decepción porque tu país no te ha dado las oportunidades para estar ahí y, a la vez, mucho cariño”.

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¿Nos hemos convertido de nuevo en un país de emigrantes? Bollaín lo tiene claro. “Creo que siempre lo fuimos, pero durante un rato nos pensamos que no, que éramos ricos. Y se han gastado lo que no teníamos. Ha sido uno de los aterrizajes más duros de esta crisis. De repente, volvemos a hacer la maleta”, enfatiza.

Bollaín recuerda que no hay un dato fijo sobre la cantidad de españoles que han tenido emigrar, aunque la película arranca con dos cifras: 700.000 -según un estudio del CSIC- y 225.000 -según los datos del Gobierno-.

"ES UN MOMENTO DE CONVULSIÓN Y CAMBIOS”

La percepción de Bollaín es que el país “vive un momento de convulsión y de cambios, la gente está muy harta”. El montaje del documental coincidió en el tiempo con las elecciones europeas de mayo, el ascenso de Podemos y la abdicación del rey. “Tuve la sensación de que España estaba cambiando a velocidad de vértigo delante de nuestra narices”, rememora.

“El 15-M sembró una semilla, da igual lo que haga luego el partido Podemos porque no lo sabemos, pero hay una sensación de que nos tenemos que remangar todos porque los que están arriba no lo van a hacer”, reflexiona Bollaín.

La formación de Pablo Iglesias, continúa, es “una consecuencia de lo que ha pasado, de que el sistema está haciendo aguas por todas partes”. “Es así de sencillo, falta democracia por todos los lados, en los partidos, transparencia, hay que revisar muchas cosas. ¿Lo va a hacer Podemos? Ojalá. Si no, lo hará alguien. Pero es obvio que así no funciona el sistema”, apostilla.

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Según Bollaín, se podrían hacer “muchas películas” sobre lo que está pasando en el país. Puntualiza, no obstante, que su documental “no da respuestas, plantea preguntas”, pero insiste en que “tenemos que hablar de muchísimas cosas, hacer una reflexión”. Para darle fuerza al largometraje, intercala Bollaín fragmentos de los emigrantes con el monólogo de Alberto San Juan Autorretrato de un joven capitalista español. Esto le sirve además para dar un “contexto” a esas voces.

“Ha habido unos años aquí en España que era ‘ancha es Castilla’. El compadreo entre empresas y Gobierno es algo de siempre porque les interesa, hay connivencias que son inevitables, pero en España son mayores”, opina la cineasta, que abre el abanico: “los jueces tienen poca independencia, la Iglesia tiene un poder inmenso…”

EL FUTURO DE ESPAÑA: “TIENE ARREGLO”

La directora y actriz critica lo que está pasando duramente, pero no se resigna. “Me emociona mucho la gente. Lo que me queda es cuánta gente valiosa hay y qué desastre de gobernantes, no todos, pero muchos”, afirma.

Ante el mito de la pasividad de los jóvenes españoles, Bollaín replica que “hay muchos entornos en los que se están moviendo, tanto en el 15-M, como otros territorios que han quedado como las mareas, que han ganado batallas”. “Que no está todo el mundo en la calle, no, pero hay gente que está en su día a día, que bastante tiene”, precisa. A la vez apunta, que a los poderes les interesa hacer pensar que hay pasividad, “desde luego la desmovilización es lo mejor para que no cambien las cosas”.

¿Qué debería hacer este país? “Lo que ves fuera son políticas de empleo, hay una inversión. En los acuerdos de entrada en la UE se desindustrializó este país, esa es la historia. A cambio hubo una enorme inversión para el desarrollo de carreteras, pero en el fondo estábamos construyendo un país de turistas, bien comunicado, con apartamentos, Eso es cortoplacista, ahí se hipotecó el futuro”, contesta Bollaín.

Tras la experiencia -en la que se llegó a emocionar muchas veces- de rodar estas durísimas historias, Bollaín saca la “impresión de que es un país valioso”. Repite la realizadora la expresión durante toda la entrevista. “La gente es valiosa, no el modelo económico que ha provocado este desbarre”.

Y llega a una conclusión... “Tiene arreglo”.