El estilo de Fabra, 'virrey' de Castellón: el ciudadano "ejemplar" que decía "hijo de puta"

El estilo de Fabra, 'virrey' de Castellón: el ciudadano "ejemplar" que decía "hijo de puta"

EFE

Ha ganado siete veces la lotería. Ha sido presidente de diputación provincial durante 16 años. Tiene una estatua inspirada en él en un aeropuerto sin aviones. Ha sido líder provincial del PP durante 22 años. Siempre lleva gafas de sol para ocultar su ojo de cristal consecuencia de una pelea infantil. Es Carlos Fabra, el ‘virrey’ de Castellón.

El que fuera un todopoderoso político del PP ha entrado este lunes por la tarde en la cárcel de Aranjuez (Madrid) tras haber sido condenado en el caso Naranjax por cometer cuatro delitos fiscales al haber defraudado a la Hacienda Pública 693.000 euros.

LA FIGURA DE FABRA

Las diputaciones provinciales, un órgano que no eligen directamente los ciudadanos, siempre se han visto envueltas en un halo gris, que espanta los titulares de prensa, pero que embauca a muchos políticos por ser un auténtico centro de poder. Fabra se convirtió, hasta su marcha en 2011, en el presidente más famoso de estas instituciones. Nada en Castellón se movía sin su permiso.

El político Fabra no nació de la nada, sino que forma parte de una familia curtida en las artes del mandar. El chico que jugaba en el patio del colegio de La Salle y se licenciaba posteriormente en Derecho en Valencia estaba llamado a ocupar un lugar con solera en la vida de su tierra. Escalón a escalón, desde que iniciara su vida política en UCD, llegó a lo más alto, a su diputación de Castellón, en 1995 con 50 años.

Aunque ahora esté en horas bajas con el líder familiar entre rejas, la saga de los Fabra continúa. Su hija Andrea ocupa un escaño en el mismísimo Congreso de los Diputados. No ha protagonizado hasta el momento ningún debate político de calado, pero sí saltó a la popularidad por gritar “Que se jodan” en la Cámara Baja mientras el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciaba un recorte en las prestaciones de desempleo. En su defensa dijo más tarde que su frase iba dirigida a la oposición y no a los parados.

Y al clan se ha incorporado el exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid Juan José Güemes, el marido de Andrea Fabra. La relación surgió durante la época en la que estuvieron a las órdenes de Rodrigo Rato en dependencias ministeriales.

"CACIQUISMO DE FINALES DEL SIGLO XX"

Carlos Fabra debe parte de su poder al delicado equilibrio de fuerzas del PP en su comunidad. Valencia y Alicante viven siempre un pulso por controlar el partido, por lo que Castellón tiene muchas veces el voto decisivo a la hora de repartir el juego interno. En la última etapa apoyó a Francisco Camps. No pasa desapercibido que después de la crisis abierta por la dimisión del presidente valenciano, se optara por otro Fabra y de Castellón, Alberto, para ocupar el puesto principal.

“Es un caciquismo de finales del siglo XX y principios del siglo XXI”, explicaba cuando empezaba el juicio contra Fabra a El Huffington Post el líder del PSPV, Ximo Puig, que pasó también por la diputación de Castellón. El dirigente socialista advertía de que la “huella” de Fabra sigue todavía a través de los actuales dirigentes del PP en Castellón. Esperaba que este proceso judicial comenzase “el principio del fin de una época”.

Fabra no se ha mordido nunca la lengua y, de hecho, ha llegado a decir expresiones como “hijo de puta” durante un pleno y se ha referido como “gentuza” a aquellos que están en su contra. Su poder ha sido tal que hasta el hoy presidente del Gobierno le llegó a calificar en público como un “ciudadano ejemplar”.

Aquel ciudadano que dominaba todos los rincones de Castellón ha traspasado la puerta de la cárcel de Aranjuez. Lejos quedan aquellos días de gloria en los que decía frases de este tipo: