La policía irrumpe en el café de Sidney y libera a los rehenes

La policía irrumpe en el café de Sidney y libera a los rehenes

La Policía ha liberado a los rehenes secuestrados en una cafetería de Sidney (Australia) en la que un clérigo radical islamista identificado como Man Haron Monis les ha tenido retenidos durante 18 horas.

La liberación de los rehenes comenzó después de que especialistas de los cuerpos de seguridad irrumpiesen en el local con un fuerte tiroteo en el que ha muerto el secuestrador, según han confirmado las autoridades. Dos rehenes han fallecido también.

En la operación de liberación agentes especiales cortaron la electricidad del local. Testigos que se encontraban fuera pudieron ver las ráfagas de disparos y explosiones en el interior.

Los fallecidos, según un comunicado difundido por la Policía, son un hombre de 34 años y una mujer de 38, cuya muerte fue certificada en el hospital.

Cuatro heridos fueron trasladados al hospital en estado no crítico. Un policía de 39 años al que una bala le ha rozado la mejilla, una mujer de unos 40 años en estado grave pero estable, con un balazo en la pierna, y una mujer con dolor de espalda, según ha informado un portavoz del Hospital Royal North Shore a AFP y ha confirmado la Policía. Otra mujer ha sido ingresada por una herida de bala en el hombro. Una quinta persona, una mujer de 35 años, fue trasladada al hospital como medida de precaución.

La Policía ha anunciado la apertura de una investigación para analizar la operación de respuesta al secuestro que ha terminado con tres muertes, y ha pedido la colaboración ciudadana para recabar la máxima información posible sobre lo ocurrido.

Con este breve tuit anunciaba el fin del secuestro la Policía australiana:

La Policía había revelado poco antes de la liberación la identidad del asaltante: el clérigo, de 50 años de edad, fue acusado en 2013 de ser cómplice en el asesinato de su exmujer, con quien tenía dos hijas. Monis, que también es conocido como jeque Haron y Mohamad Hasan Manteghi, nació en Irán y, en la actualidad vivía en Bexley North, en el sur de Sidney. El clérigo había participado o liderado numerosas protestas contra la presencia de tropas australianas en Afganistán.

El secuestrador habría obligado a varios de los rehenes a colgar una bandera con el lema en árabe: "No hay más Dios que Alá y Mahoma es el mensajero de Alá". Según la cadena local ABC, no es un emblema del Estado Islámico (EI), sino una shahada o declaración de la fe islámica.

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Según el Sydney Morning Herald, Monis fue acusado de ser cómplice en el asesinato de su exmujer, que era la madre de dos niños. Posteriormente, ha sido acusado de más de 50 cargos por agresión sexual y comportamiento indecente por la etapa en la que ejerció como "curandero espiritual" hace una década en el oeste de Sidney. En su edición digital, el rotativo señala que la Policía ya se había fijado en él también por haber escrito cartas ofensivas a las familias de soldados australianos muertos.

Cinco de los rehenes consiguieron salir del local horas antes de la liberación del resto. Primero salieron tres hombres: dos por la puerta principal y uno por una salida de emergencias. Casi una hora después las cámaras captaron cómo otras dos mujeres salían corriendo de la cafetería.

Los líderes de la comunidad islámica de Australia han condenado de manera pública el incidente, al señalar que el suceso va contra los preceptos del islam. En septiembre pasado, las autoridades australianas elevaron la alerta terrorista por la posibilidad de ataques terroristas a cargo de una sola persona, pequeños grupos o grandes organizaciones.

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El secuestrador aseguraba haber colocado cuatro bombas (dos en el café y otras dos en el distrito financiero de la ciudad) y había pedido a la policía que le entregase una bandera del Estado Islámico. Tras la liberación, la policía ha confirmado que no había artefactos explosivos en la cafetería.

Las autoridades, que calificaron el secuestro como un "acto terrorista", han rastreado a fondo en busca de posibles artefactos explosivos la Ópera de Sidney, marcada como objetivo por Al Qaeda.

Según un rehén que consiguió escaparse de la cafetería, también había exigido hablar directamente con el primer ministro australiano, Tony Abbott.

Man Haron Monis dictó a los secuestrados mensajes que quería ver colgados en redes sociales como Twitter y Facebook, y que la policía pidió a los medios de comunicación no reproducir, como explicaba esta periodista en Twitter:

[Los secuestrados están publicando las exigencias del secuestrados en las redes sociales. La policía ha pedido a los medios que no publiquen esas peticiones.]

Según la cadena ABC, la Policía australiana había pedido también en un principio no desvelar la identidad del secuestrador ni publicar un vídeo en el que se ve a uno de los rehenes explicando las reivindicaciones del secuestrador.

SECUESTRO EN LA ZONA FINANCIERA

La toma de rehenes se había producido en el Lindt Chocolate Cafe, un local situado en la zona financiera Martin Place. Las autoridades informaron, a través de Catherine Burn, vicecomisionada de la policía australiana, que los secuestrados no superaban los 30 años de edad. Un periodista de la cadena 7News, cuya redacción está al lado de la cafetería, dio más detalles y explicó que los rehenes eran unos 15, y que no había niños entre ellos. Finalmente la policía ha confirmado que eran 17.

Un testigo explicó al canal ABC 24 hours que intentó entrar en la cafetería, pero se encontró con que la puerta estaba cerrada. "Me fijé y vi a gente sentada en el suelo y un hombre con un pañuelo (en la cabeza) y barba andando entre ellos. Entonces fue cuando llegó la policía y los rehenes se pusieron con los brazos abiertos contra los cristales".

Una trabajadora que debía empezar su turno a las once contó a la radio local que el café siempre estaba lleno a esas horas.

RAZONES POLÍTICAS

El primer ministro australiano, Tony Abbott, aseguró que el secuestrador actuaba por "razones políticas". "Es profundamente estremecedor que gente inocente sea retenida como rehén por una persona que reivindica motivaciones políticas", afirmó.

El mandatario australiano alabó la "profesionalidad" de la Policía y subrayó que las fuerzas de seguridad estaban "preparadas" para actuar frente a estos casos. "Es un incidente perturbador (...) Entiendo la preocupación de los australianos, pero les insto a ejercer la prudencia", sentenció el jefe del Ejecutivo australiano.