Hablan los jóvenes del sur de Europa: "Nuestro estado del bienestar son los padres"

Hablan los jóvenes del sur de Europa: "Nuestro estado del bienestar son los padres"

La crisis económica se ha cebado con los jóvenes españoles, pero en Grecia, Italia y Francia tampoco lo han tenido fácil. El sur de Europa ha sido el más afectado de los países desarrollados, de forma muy visible en las tasas de paro juvenil.

Los menores de 30 han votado masivamente a las nuevas formaciones encumbradas por la crisis como Podemos, Syriza o el Movimiento Cinco Estrellas e incluso al Frente Nacional. Muchos no tienen trabajo. Algunos deciden emigrar. Otros no quieren o no pueden abandonar su país. La mayoría no puede independizarse.

Este vídeo, realizado conjuntamente entre los Huffington Post de España, Italia, Francia y Grecia, muestra la realidad a la que se enfrentan los jóvenes europeos: mucha formación pero sin perspectivas de empleo y la imposibilidad de independizarse.

Pablo Eulogio, ingeniero químico de 28 años de Madrid, señala que un país debe apostar por la innovación si quiere salir de la crisis, buscar algo que otros no tengan, y se muestra "moderadamente optimista" sobre el futuro.

Simone, graduado en Ciencias de la Información en Roma, tiene 25 años y sueña con ser periodista. Critica que la cultura ya no valga nada en "un país que fue cuna de la civilización" y sostiene que habría que recompensar a quien invierte en conocimiento.

Maxime es de París pero buscó suerte en el extranjero. Este arquitecto de 27 años afirma que está muy contento de haber vuelto a Francia y que tiene fe en el futuro.

Myrto Fakiroudi, una economista de 28 años griega, asegura que considera importante permanecer en su país y luchar por el cambio. "Tengo sueños porque no quiero rendirme. Tengo sueños porque no soy culpable de esta situación", finaliza.

"EN ESPAÑA HAY MENOS OPORTUNIDADES"

"Nunca he cotizado mi país. Aquí he trabajado de profesor particular o de sustituto, que cobran en negro, o árbitro escolar de baloncesto, que se legisla de otra forma. Pero en Escocia he trabajado de camarero, dependiente, reponedor, becario en una empresa constructora...", señala Pablo Eulogio, licenciado en ingeniería química.

Este madrileño califica su currículum de "poblado" de cursos de especialización en tratamiento de aguas y energías renovables y prácticas en empresas, pero todas extranjeras. "En España hay muchas menos oportunidades", señala. Buscó plazas en páginas de organismos internacionales sin ánimo de lucro, asociaciones ecológicas, ONGs... "En el sector privado se busca más experiencia", señala. Pero, para adquirirla, tienen que darte una oportunidad.

Pablo buscó opciones europeas, pero tampoco hubo suerte. "Desde que empecé a optar a la Beca Leonardo, han ido reduciendo las plazas drásticamente, no sé si por parte de Europa o España. Al principio salían 100, 50... y ahora hay a unas cinco para todo el país. Cada vez hay más gente y cada vez menos plazas. La competencia es feroz", asegura.

Sus padres le han ayudado siempre que ha ido al extranjero, pero no más que viviendo en España. "Lo que más me ayudó fue una política austeridad autoimpuesta por mí, no por Angela Merkel", comenta con ironía. Ha realizado tres trabajos como ingeniero, pero sólo uno remunerado. El primero, tres meses en un centro ecológico en plena montaña en Irlanda, donde aprendió "a formar parte de un equipo".

Luego pasó seis meses en un centro de desarrollo cerca de Phaltan (India). Aunque no le pagaron, fue "lo mas parecido a un trabajo como ingeniero en el sentido de horarios, plazos de entrega, lidiar con un jefe y compañeros...". Sí remuneraron su trabajo en Puebla (México), donde estudió dos semestres y realizó su tesis. "La empresa no tenía por qué pagarme, lo hicieron de forma altruista porque supusieron que tenía unos gastos y decidieron ayudarme", detalla Pablo.

"SOY UN ILUSO QUE SIGUE BUSCANDO TRABAJO DE LO SUYO"

Mas que una división norte-sur en Europa, Pablo detecta "unos pocos países solventes, 5 o 6, y una brecha cada vez mas grande entre esos y el resto". Ha conocido a gente muy preparada con más de 30 años empleada en hostelería y servicios "que saben que eso es lo que van a hacer, han renunciado a buscar de lo suyo".

A Pablo le gustaría encontrar un trabajo de investigación, y el I+D en España se está reduciendo radicalmente. "En mi campo, el de las energías renovables, ha pasado de haber subvenciones a haber impuestos", sostiene. También es crítico con el apoyo que dan España y Europa a los jóvenes. "Cuando estuve de Erasmus en Portugal recibía una subvención de 135 euros al mes, que no te da ni para pagar el alquiler. Y en la beca Munde no me daban nada, ni para el billete de avión".

Actualmente busca empleo tanto dentro como fuera del país. "No sé si quiero vivir en esta España... Al final, acabaré viviendo donde esté el trabajo que quiero y, si no lo encuentro en España, no me quedare aquí lamentándome. Soy una persona que se adapta a situaciones difíciles, hablo inglés alto y español nativo, tengo un nivel medio de francés y portugués... Aunque, viendo el panorama, debería haber elegido alemán", comenta con sorna.

Pablo asegura que sigue buscando trabajo para lo que se preparó. "Seguiré llamando a puertas hasta que me canse o se abra alguna. Soy un iluso que sigue buscando trabajo de lo suyo pero, si no funciona, tendré que buscar algo en el sector servicios. Lo cual no es un problema, pero no estudias una carrera de cinco años para acabar de camarero", lamenta.