Tomás Gómez, una historia de amor-odio con Ferraz

Tomás Gómez, una historia de amor-odio con Ferraz

Sergio Barrenechea/EFE

No han sido las luchas fratricidas socialistas ni los malos resultados electorales. Finalmente Tomás Gómez, secretario general del PSM, ha sido relegado de su cargo por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras meses de polémica por el coste del tranvía de Parla, localidad madrileña de la que fue alcalde durante dos legislaturas.

Para la historia queda ya la foto de Gómez, escoltado por Esperanza Aguirre, Miguel Sebastián y Rafael Simancas, conduciendo un tranvía en la inauguración en 2007 de esta infraestructura férrea de Parla.

Cuatro años después de la instantánea, ese tranvía ha llegado a su destino final, aunque, para desgracia de Gómez, éste no es otro que una vía muerta.

Hoy Pedro Sánchez ha decidido apartar de las filas socialistas a Gómez -que era candidato a las elecciones autonómicas- y nombrar una gestora para el PSM.

Tomás Gómez vino al mundo en 1968 en Enschede (Holanda), pero su familia regresó a España cuando él tenía unos dos años y se instaló en Parla.

Con veinte años, se afilió al PSOE y llegó a ser secretario de las Juventudes Socialistas de su agrupación, al tiempo que concluía en la Universidad Complutense la licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales, en la especialidad de Política Monetaria y Sector Público.

PROFESOR ASOCIADO DE LA CARLOS III

Su vinculación con la universidad continúa a día de hoy, ya que es profesor asociado de la Universidad Carlos III, donde no es raro verle recorrer el campus de Getafe con pasos veloces y maletín en ristre.

De carácter tímido y serio, le gusta correr, nadar y hacer pesas. Sostiene que lo hace porque es hipertenso, pero también es hipocondríaco y cuida al extremo su dieta. Además, le encanta pintar y correr en moto.

Tras un proceso de primarias, fue elegido candidato del PSM al Ayuntamiento de Parla y en 2003 se convirtió en el alcalde más votado de España en ciudades de más de 50.000 habitantes.

Cuatro años después, en 2007, renovó la mayoría absoluta y el título de alcalde más votado, lo que le sirvió para dar el relevo al dimitido Rafael Simancas al frente del PSM y ser considerado como una promesa de un "nuevo socialismo".

Gómez se hizo con la Secretaría General del PSOE madrileño en julio de 2007 con el aval del aval del 91 % de sus compañeros, sin embargo, desde entonces, su liderazgo se fue deteriorando, hasta el punto de que en 2012 sólo consiguió el respaldo del 59,22 % de los socialistas madrileños y vio cómo crecía la oposición interna contra él, ya que la candidatura alternativa, encabezada por Pilar Sánchez Acera, logró un 40,78 % de los votos.

AMOR ODIO CON FERRAZ

Pero la división interna no ha sido el único obstáculo al que ha tenido que hacer frente dentro la familia socialista, ya que las relaciones de Gómez con la dirección federal de Ferraz han sido toda una montaña rusa de momentos amor y odio.

Para hacerse con la candidatura a la Comunidad de Madrid, en septiembre de 2010 tuvo que enfrentarse en unas elecciones primarias a la entonces ministra Trinidad Jiménez, una apuesta impulsada desde Ferraz y por quien era presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.

En el congreso en el que Alfredo Pérez Rubalcaba fue elegido secretario general del PSOE, Gómez optó por la candidatura que resultó derrotada, la de Carmé Chacón.

Sí pareció acertar a la hora de decantarse por Pedro Sánchez como líder de los socialistas, lo que le ayudó a pasar del ninguneo por parte de la dirección federal a incluso ocupar un puesto en la Ejecutiva del PSOE.

Y eso a pesar de los resultados electorales obtenidos por los socialistas en las pasadas elecciones europeas en la Comunidad de Madrid, donde el PSOE sólo obtuvo el respaldo del 18,19 % de los votantes.

No obstante, y pese a haberle apoyado para ser líder del PSOE, Pedro Sánchez ha decidido ahora destituirle de manera fulminante y nombrar una gestora para que se haga cargo de la dirección del PSM.

En la Asamblea de Madrid, cada vez que Gómez atacaba al Gobierno regional tenía que ver cómo el presidente Ignacio González o alguno de sus consejeros le echaban en cara la herencia de su gestión al frente del Ayuntamiento de Parla y, muy especialmente, el tranvía que impulsó y que finalmente ha acabado llevándose por delante su carrera política.