Ted Cruz, en la carrera presidencial de EEUU, a la derecha de la derecha

Ted Cruz, en la carrera presidencial de EEUU, a la derecha de la derecha

LATE NIGHT WITH SETH MEYERS -- Episode 0176 -- Pictured: Senator Ted Cruz during an interview on March 16, 2015 -- (Photo by: Lloyd Bishop/NBC/NBCU Photo Bank via Getty Images)NBC via Getty Images

El público debería haber estado ahí por el senador Rand Paul. Al fin y al cabo, los aproximadamente mil jóvenes impecables que había en la sala de Washington eran miembros de Youth for Liberty [Juventud por la libertad], la organización de estudiantes fundada por el padre de Paul, Ron Paul.

Los chavales se reían entre dientes mientras desplegaba su mordaz desprecio hacia el gobierno propio de un universitario. Pero no calentó los ánimos. Tampoco lo hizo el senador de Utah Mike Lee, el grandilocuente y considerado hijo de un procurador general de la era de Reagan.

En cambio, el hombre que les hizo jalear, que los puso en marcha, que les hizo rugir con risas burlonas y bullir con rabia ante los estragos de los demócratas fue: Ted Cruz.

Cruz, comiéndose el escenario como Elvis (si Elvis hubiera formado parte de un grupo de debate de Princeton y hubiera sido un brillante estudiante de Derecho en Harvard), era ese instigador que los conservadores más acérrimos querían conocer o ser.

Eso fue hace más de un año, cuando el flamante senador de Texas todavía estaba en la estela de su campaña derechista y conservadora por desmantelar el Gobierno en un intento vano (en ambos sentidos) por frenar el Obamacare.

UN 'PÁJARO LOCO'

El resto del país (incluidos los líderes republicanos en el Congreso) veían a Cruz como un renegado vagamente temible, e incluso el abuelo gruñón oficial del Partido Republicano, el senador John McCain, lo calificó de pájaro loco.

Pero a los jóvenes por la libertad les encantó su aversión hacia la vieja guardia y su determinación por poner palos en las ruedas del Sistema.

Es esta emoción -la oposición global a cada idea progresista que existe y la repulsa por el Sistema en todas sus manifestaciones- lo que Cruz espera aprovechar para lanzarle de algún modo a la presidencia.

La rabia desatada normalmente no gana las carreras presidenciales, y mucho menos la presidencia. La gente quiere esperanza y ánimo en la Casa Blanca, y no sólo expresiones de indignación. El presidente es la persona que supuestamente debe hacer que las cosas funcionen.

Para algunos, Cruz, de 44 años, desprende un aura ligeramente temible de amenaza alegre. Por ahora, él es casi un asterisco en los primeros sondeos del Partido Republicano, muy por detrás de personalidades menos apocalípticas, como Scott Walter y Jeb Bush.

Pero hay varios motivos para tomarse a Cruz en serio.

1. El primero es que su enfoque de cabreo a veces funciona. Incluso ahora que los votantes dependen cada vez más de la política y del Gobierno -quizás por esa misma razón-, su aprecio por la maquinaria política sigue cayendo en picado.

2. A Cruz no le gusta ningún partido, al igual que a los estadounidenses.

3. Tiene las herramientas necesarias con las que atacar.

4. Cruz es un personaje resuelto y centrado, al que hasta sus profesores liberales de Derecho observaban con una mezcla de admiración y miedo.

5. Se crió en un contexto intelectual de un pensamiento combativo de segunda generación sobre la estrategia conservadora, dirigido por la Sociedad Federalista.

6. Cruz batió el establishment de Texas como si de un tambor se tratara. Lo odian por ello, pero también va a conseguir muchos fondos, claro está, en Texas.

7. Es un conservador de lo más puro en lo que se consideran las grandes ligas de la política: en cultura, fiscalidad, política monetaria y política exterior.

8. Cruz también hace pleno en otras cuestiones. Por ejemplo, es anti-abortista, superescéptico acerca del calentamiento global, a la derecha del partido de Netanyahu en Israel, anti-inmigración al máximo, está a favor del aumento del gasto en defensa, etc.

9. Es un conservador liberal y tradicional, a favor de la guerra e hijo de un predicador baptista evangélico que huyó de la Cuba de Castro. Hay muchas contradicciones filosóficas y tácticas en el constructo de Cruz, pero él las ignora todas y sigue adelante.

10. Su repertorio de posturas polémicas y su ansia se combinan para hacer de él, en teoría, una fuerza en potencia para las primarias y para las asambleas de los estados, donde los verdaderos fieles importan más.

11. Es una estrella académica con dos títulos de la Ivy League.

12. Aun así, lanza su candidatura en la empresa evangélica de la familia Falwell, la Universidad Liberty de Lynchburg (Virginia).

13. En la Liberty, fundada por el difunto reverendo Jerry Falwell, no enseñan la evolución; enseñan lo que su web llama una “visión robusta y creacionista de la historia de la Tierra joven”.

En definitiva, Cruz es un intelectual anti-intelectual, si es que eso existe. Podría ser perfecto para el Partido Republicano de hoy en día.

Este artículo apareció originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco.