Cinco medios de transporte que podríamos usar en el futuro

Cinco medios de transporte que podríamos usar en el futuro

Un automóvil de hoy se parece muy poco a aquel modelo T con el que Henry Ford motorizó a la clase media estadounidense. Y sin embargo, las principales innovaciones se deben a una revolución totalmente ajena a los medios de transporte: la electrónica. En el fondo, los grandes principios básicos no han variado desde el Ford T al coche de Fernando Alonso: un chasis, cuatro ruedas, un motor, un volante, un conductor... Un hipotético viajero en el tiempo de comienzos del siglo XX no sabría para qué sirve un teléfono móvil, pero reconocería fácilmente los coches, trenes y aviones actuales.

Claro que esto no tiene por qué ser siempre así. En muchos laboratorios del mundo se experimenta con nuevas formas de transporte que aportan verdaderas novedades. Algunas de ellas cambiarán radicalmente la experiencia del usuario; otras, no tanto. Algunas de ellas llegaremos a verlas e incluso a usarlas; otras, probablemente no. Estos son los medios de transporte del futuro en los que hoy se investiga.

1. Coches voladores

Evitar el atasco en la autopista, pero no tomando la próxima salida, sino alzando el vuelo. El coche volador ha sido uno de los grandes sueños de la tecnología humana, al menos desde que existen el automóvil y el avión. De hecho, los primeros prototipos aparecieron con el comienzo de la aviación, como el Autoplane del estadounidense Glenn Curtiss (http://en.wikipedia.org/wiki/Curtiss_Autoplane), presentado en la Exposición Aeronáutica Panamericana de Nueva York en 1917, o el biplano francés Tampier, un avión con alas plegables creado en 1921 que podía circular por carretera con la cola por delante, seguido de cerca por un automóvil de escolta para evitar que la hélice pudiera herir a alguien. Con el tiempo siguieron los coches con alas adosadas, como el ConvAirCar, el Aerocar o el AVE Mizar.

Aunque siga pareciéndonos un sueño imposible, lo cierto es que son varias las compañías que están trabajando para hacerlo realidad. Tal vez la más conocida es la estadounidense Terrafugia, que lleva años anunciando la salida al mercado de su modelo Transition, más una avioneta capaz de circular por carretera que un verdadero coche volador. Este mes, Terrafugia ha anunciado que la venta de su aparato aún se retrasará un par de años más, y que el precio subirá desde los 279.000 dólares hasta más de 300.000. En el horizonte aún queda lejos el TF-X, el sucesor del Transition que se parecerá más a un coche volador y que despegará en vertical.

La principal competencia para Terrafugia viene desde Europa. La compañía eslovaca AeroMobil ha anunciado recientemente que su modelo 3.0 estará listo para la venta en 2017. Pero si alguien piensa que las autoridades jamás darán luz verde al uso de coches voladores, quizá deba pensarlo de nuevo: la Unión Europea financia un proyecto llamado myCopter, dirigido por el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica de Alemania y cuyo objetivo es “facilitar las tecnologías para los sistemas de transporte aéreo personal”. Sus reponsables confían en que en solo unas décadas despegarán los primeros vehículos aéreos personales.

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El modelo MyCopter que desarrolla la Unión Europea.

2. Coches autoconducidos

Puede que el coche volador aún resulte muy lejano. Y algunos como el magnate de la tecnología Elon Musk, cofundador y responsable de PayPal y SpaceX, prefieren que sea así: “Un coche podría caerte en la cabeza”, apuntaba en un reciente programa de radio. Para Musk, el futuro del automóvil va por otro lado; desde su compañía Tesla Motors, especializada en el desarrollo de vehículos eléctricos, el visionario apuesta por los coches que se conducirán solos.

Tal vez el ejemplo más conocido de investigación en conducción autónoma sea el de Google. El proyecto de coche autoconducido de esta compañía ya ha sido visto en circuitos e incluso por las calles, y varios estados de EE.UU. ya han aprobado leyes que autorizan los ensayos de estos vehículos en vías públicas. El último prototipo de Google ya ha eliminado los pedales y el volante. Para no quedarse atrás, fabricantes como Audi, Volvo, Nissan, General Motors y Ford también trabajan en este campo. El concepto F 015 Luxury in Motion de Mercedes-Benz, que ya se ha probado en la calle, pretende convertir el coche en un espacio móvil para vivir, cuyos pasajeros podrán relajarse en su salón interior mientras el vehículo se ocupa de llevarlos a su destino. Varias de las marcas coinciden en una fecha mágica: 2020.

Aunque tecnológicamente al alcance de la mano, la transición hacia los coches autónomos requerirá una adaptación normativa que hoy no parece fácil. Sin embargo, para Musk la resistencia se vencerá cuando las autoridades comprueben que los vehículos autoconducidos son más seguros. Entonces, vaticinó Musk en una conferencia el pasado marzo, la situación podría cambiar radicalmente: “En un futuro distante, los legisladores podrían prohibir los coches conducidos porque son demasiado peligrosos”, dijo.

3. Trenes de levitación magnética

Con la alta velocidad, podría pensarse que el ferrocarril había llegado a su última estación. A más de 300 kilómetros por hora, estos trenes triunfan en la media distancia. Y sin embargo, quizá la próxima generación está a la vuelta de la esquina: los trenes de levitación magnética, una idea que data del siglo pasado pero que hasta ahora no ha encontrado desarrollo comercial.

Frente al ferrocarril de alta velocidad, que sigue el viejo sistema de raíles y ruedas de pestaña, los trenes de levitación magnética o maglev flotan a varios centímetros sobre una guía gracias a un sistema de electroimanes que también aporta la propulsión. Al evitarse el rozamiento, las velocidades pueden ser mucho mayores. El récord se ha establecido el 21 de abril en Japón, cuando un convoy de siete vagones voló a 603 km/h sobre una pista de pruebas.

Sin embargo, aún se trata de un sistema experimental, que el gobierno japonés espera poner en servicio en 2027 entre Tokio y Nagoya, separadas por 286 kilómetros. Las únicas líneas de maglev que hoy funcionan cubren distancias cortas, como el Transrapid de Shanghai (China), que recorre los 30,5 kilómetros entre el distrito de Pudong y el aeropuerto a 431 km/h.

Pero las velocidades anteriores quedarían ridiculizadas si llegara a construirse el proyecto en el que trabajan investigadores de la Universidad Jiaotong del Suroeste, en China: un súper-maglev que viajaría por un tubo de baja presión para reducir el rozamiento del aire, logrando velocidades de 2.900 km/h, el triple que un avión comercial. Otro proyecto basado en una idea similar es el de la iniciativa estadounidense ET3 (Evacuated Tube Transport Technologies), que aspira a unir Nueva York con Pekín en dos horas a una velocidad de 6.500 km/h.

4. Hyperloop

Mención aparte merece el proyecto al que Elon Musk denomina “el quinto modo de transporte”, más allá de la carretera, el ferrocarril, el avión y el barco. El Hyperloop es un sistema de cápsulas presurizadas que viajarán por un tubo de presión reducida, moviéndose sobre un cojín de aire gracias a una combinación de maglev y compresores. Musk propuso por primera vez la idea en 2012, y el proyecto ha comenzado a hacerse realidad gracias a la creación de Hyperloop Transportation Technologies (HTT), una plataforma creada por la incubadora californiana de crowdsourcing JumpStartFund que ha reunido a 100 ingenieros de EE.UU. para avanzar en el concepto.

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HTT ha abandonado la idea inicial de Musk, unir San Francisco y Los Ángeles en media hora a 1.200 km/h, debido a la gran frecuencia de terremotos en la región. En su lugar, la compañía baraja otros trayectos en EE.UU. como Los Ángeles-Las Vegas, o incluso en Dubai, con una línea Nueva York-Pekín en el horizonte. Como primer paso, en 2016 comenzará a construirse una pista de pruebas circular de ocho kilómetros en California. Los primeros viajes reales, tal vez dentro de un decenio.

5. Aviones hipersónicos

La defunción de los Concorde supuso el fin, hasta ahora, de los vuelos supersónicos comerciales. Durante décadas se ha acariciado la idea de los aviones hipersónicos, capaces de volar a más de cinco veces la velocidad del sonido (Mach 5). Pero hoy los fabricantes de aeronaves dirigen sus esfuerzos a áreas más prioritarias, como reducir el consumo y la huella medioambiental. Más allá de diseños futuristas como los del barcelonés Oscar Viñals, que han encontrado amplio eco en los medios, hoy los únicos proyectos vivos de aviones hipersónicos no van mucho más allá del concepto y la investigación, como el eurojaponés Hikari en el que participa Airbus.

Si llegamos a ver algo, no será antes de mediados de siglo; salvo, tal vez, que Elon Musk decida tomar cartas en el asunto. De hecho, el magnate ya ha especulado con la idea de un jet eléctrico supersónico de despegue vertical.

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