Ebrovisión: El Cid de los festivales veraniegos españoles

Ebrovisión: El Cid de los festivales veraniegos españoles

EBROVISION

Eran un grupo de amigos de Miranda de Ebro (Burgos) que invertían su tiempo libre en una asociación cultural con la que animar el ocio de sus vecinos. Un día, mientras estaban frente a uno de los escenarios de Festival Internacional de Benicàssim pensaron: "¿Por qué no montamos nuestro propio FIB en casa?". La disparatada idea no sólo se hizo realidad; también logró crecer y sobrevivir en el tiempo. En sus quince años de vida, el Festival Ebrovisión ha visto estallar la burbuja de los festivales musicales y desaparecer citas mucho más ambiciosas que la suya. La humildad y el trabajo desinteresado son parte de su secreto para lograr llevar a gente como Vetusta Morla, Mando Diao o Teenage Fanclub a una localidad de menos de 35.000 habitantes. Con sobriedad y capacidad de lucha sobreviven a mil batallas, como su paisano el Cid Campeador. En esta edición, que se celebra del 3 al 5 de septiembre, esperan recibir a 17.000 personas y en ella ofrecerán un concierto sorpresa que será "algo que no se podrá ver en ningún otro sitio", cuenta Ramiro Molinero Rami, uno de los fundadores, a El Huffington Post.

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Nacieron como una asociación que mantenía el legado del fallecido Rafael Izquierdo, un activista cultural que tan pronto publicaba un fanzine como organizaba concentraciones mod. "Era algo muy poco común en Miranda", continúa Rami.

Con la idea de hacer realidad una idea que parecía descabellada, primero tantearon a su Ayuntamiento, para organizar un evento más modesto. La ayuda de un concejal de su edad, que mostró su apoyo desde el principio, fue clave. Como funcionó, decidieron crear una edición de verano, con apenas 18.000 euros de presupuesto. "Fue en 2001. Trajimos a cinco bandas en un mismo escenario, entre ellas La Habitación Roja y Sidonie, y apenas vinieron mil personas", recuerda Rami. "Esa edición fue un fracaso y la siguiente también, pero éramos jóvenes y de cabeza dura".

Jorge Martín, integrante de La Habitación Roja, recuerda ese primer concierto en Miranda de Ebro como ejemplo de lo mucho que disfrutan actuando en el norte, que es "sinónimo de buena gente, buen comer y buen beber". El músico considera que la esencia de Ebrovisión es un plus que luego han ido ofreciendo otros festivales, pero que ellos tenían desde el principio. "Sin una personalidad definida, a un festival le cuesta mucho más mantenerse en el tiempo", asegura. Aquellas cinco primeras bandas actuaron en un recinto demasiado grande y en un día con riesgo de lluvia, pero el cantante recuerda el buen trato de la organización y que tuvieron oportunidad de entablar amistad con gente como Sidonie, con los que de vez en cuando comparten una paella hecha en casa. Ahora que van a coincidir de nuevo en el cartel de este quince aniversario, Martí no descarta terminar juntos sobre el escenario de forma espontánea, como tantas veces ha ocurrido desde entonces.

Cuando los organizadores de Ebrovisión decidieron trasladarse a un recinto más modesto —una antigua fábrica de tornillos que ahora es uno de los emblemas del festival—, las cosas comenzaron a ir mejor. Llegaron los sold out, pero ni las cuentas salían ni la gente local se adaptaba a la masiva visita anual de foráneos. Los patrocinadores no estaban interesados en un lugar como Miranda de Ebro y el Ayuntamiento hacía lo que podía con unas subvenciones que durante un tiempo la crisis mermó todavía más. Las ayudas externas que han ido recibiendo, también de la Junta de Castilla y León y de la Diputación de Burgos, nunca han superado el 10% del presupuesto. "Hemos sacado adelante Ebrovisión sufriendo en demasía, incluso algunos años con pérdidas considerables, pero seguimos siendo persistentes y nos va a costar dejar de hacer algo que para nosotros es un sueño", afirma la organización del festival, que en las últimas ediciones ha logrado contar con 350.000 euros por año.

"Hemos sacado adelante Ebrovisión sufriendo en demasía, incluso con pérdidas considerables, pero seguimos siendo persistentes y nos va a costar dejarlo".En esta edición de XV aniversario, los neoyorquinos Hercules & Love Affair y las dos bandas españolas que actuaron en 2001 son algunos de los atractivos del cartel. ¿Cómo es posible que puedan mantener precios tan bajos, entre 25 y 48 euros, por tres días de música? "Ninguno de los que trabajamos en la organización cobramos un sueldo", explica Rami, quien se encarga de seleccionar a las bandas que van a actuar. "En los primeros años, teníamos tiempo para perder en asambleas interminables en las que debatíamos sobre el cartel. Ahora cada uno tiene su trabajo y debemos ser más prácticos", asegura.

Los organizadores necesitaron siete ediciones para conseguir que la gente de Miranda se integrara por completo en un acontecimiento al que acude gente de toda España "y algún guiri de Erasmus o de esos fans que siguen a una banda por todo el mundo". La tradicional comida popular que se celebra en la plaza de Miranda de Ebro y a la que asisten al menos 2.000 festivaleros "genera un ambiente de hermandad como en pocos festivales". También el hecho de que el acontecimiento genere un impacto económico de millón de euros en Miranda de Ebro termina por acercar a unos y otros.

Ebrovisión, como tantos otros festivales desde entonces, han vivido "una enorme profesionalización desde el punto de vista musical, técnico y de producción", celebra Jorge Martí. "Hace 15 años veías que para las bandas y público extranjero los festivales de música eran parte de su cultura, algo que ahora ya lo es también para nosotros", dice el músico, que también celebra su propio aniversario tras 20 años en La Habitación Roja.

La Habtación Roja canta Ayer en la edición de 2012

Siempre que puede, esta organización cultural intenta cumplir sus deseos de ver actuar en su casa a algunas de sus bandas favoritas. "Con Mando Diao nos costó mucho, porque ocurrió en el momento en que más fama tenían y su agenda siempre era muy apretada, pero insistimos tanto que creo que aceptaron por pesados —explica Rami—. En cambio, las negociaciones con los británicos The Charlatans o Teenage Fanclub fueron muy ágiles".

Ahora ya no tiene que explicar quiénes son cuando intenta contratar a un artista. Su asignatura pendiente son los británicos Primal Scream, "porque tienen todos los valores musicales que se pueden ver en el cartel de Ebrovisión: pop, rock, influencia de los 60 y algo de electrónica". Del concierto sorpresa para celebrar estos 15 años, Rami no suelta prenda. "No será un nombre nuevo, será un regreso y no necesariamente tendrá por qué ser solo un grupo", dice misterioso.

Con la venta de entradas y el presupuesto ya controlados, celebran cada año el EbroClub, una edición primaveral con mucha mayor influencia mod heredada de Rafael Izquierdo. Al ser un acontecimiento más pequeño sirve para recuperar el ambiente de reunión de amigos que el consolidado festival veraniego perdió tras sus primeras ediciones. En este tiempo han recibido ofertas para delegar en manos de empresas privadas parte de la organización del Ebrovisión a cambio de una gran cantidad de dinero que aliviaría las cuentas, pero prefieren seguir manteniendo el control absoluto de un proyecto que consideran suyo. Quieren ser ellos los que atiendan de forma personal a los visitantes. "Hasta el camarero que sirve una bebida tiene que ser una cara amiga para el público", consideran. Quizá por eso cada año más gente acude a Miranda de Ebro a disfrutar del buen comer y la buena música.

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