27-S, el espejo catalán

27-S, el espejo catalán

AP

Cataluña se retrata ante el espejo el 27 de septiembre en unas elecciones sin precedentes. Los votantes llegan a las urnas dolidos todavía por la sentencia que tumbó parte del Estatut, fatigados por los duros años de la crisis, heridos por los recortes que han soportado, mareados por la falsa consulta del 9-N y divididos ante el futuro de la autonomía.

Desde los últimos comicios de 2012, Convergència se ha quitado el velo, se ha separado de Unió y ha iniciado un viaje hacia la independencia mientras ha visto cómo se desvanecía la imagen del ‘oasis’ catalán y se aireaba la corrupción incrustrada en las tuberías de su financiación. Un camino en el que ha estado acompañada durante estos años por una ERC en ascenso, que ha apoyado al inestable Gobierno de Artur Mas y ha intentado capitalizar a través de Oriol Junqueras el protagonismo de la lucha por un nuevo Estado en 18 meses.

Durante este proceso, La Moncloa ha estado dominada por un Mariano Rajoy que ha decidido mirar hacia otro lado. Preocupado por la prima de riesgo, la voracidad de los mercados y el temor a la vergüenza de un rescate, el presidente se olvidó de hacer política en Cataluña. De eso se ocuparon apenas la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, desde un punto de vista de tecnócrata opositora; el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, para advertir de una salida de la UE, y el titular del Interior, Jorge Fernández Díaz, que ha llegado a declarar que Cataluña podría ser lugar de recepción de yihadistas si se materializa el sueño soberanista.

Dos polos que se repelen, pero que a la vez se necesitan para aumentar sus votos. En esta partida, los catalanes también han presenciado el desplome del PSC. Los socialistas siempre han presumido de ser un partido que cohesiona, la formación que más se parece a la sociedad. Pero la calle Nicaragua se ha sumergido durante esta legislatura en un lago de indefinición, de tensión, de enfrentamiento entre su sector más catalanista y los cercanos a Ferraz. El ‘derecho a decidir’ alejó a los partidos hermanos y ahora viran hacia una reforma constitucional como tabla de salvación, todavía en shock por los resultados de las europeas y las municipales.

El panorama catalán además cuenta con dos nuevos sujetos en ascenso. Por un lado, Ciudadanos, un producto autóctono, pero que llega ya convertido en un partido de implantación nacional y que puede ser reconocido por muchos votantes como la fuerza que más claramente apuesta por el discurso unionista moderado. Su objetivo: ser el partido constitucionalista con más votos. Y, por otro lado, los indignados han encontrado durante estos meses en la candidatura Catalunya Sí que es Pot, en la que están Podemos, ICV y EUiA, una vía para llegar al poder, siguiendo el modelo de Ada Colau y Barcelona en Comú.

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Oriol Junqueras, Raül Romeva y Artur Mas

EN BUSCA DE LA MAYORÍA ABSOLUTA

¿Qué va a pasar el 27-S? Mas decidió adelantar las elecciones, que deberían haberse celebrado el año que viene, como siguiente paso a su plan soberanista. Tras la celebración del 9-N parecía que el suflé soberanista se había desinflado y que no había acuerdo entre los partidos independentistas. Pero el jefe del Ejecutivo autonómico dio este paso para que fueran antes de las generales y así contar con un nuevo Gobierno regional pase lo que pase en Moncloa. Asimismo, hay factores como aprovechar la presencia del PP en el Gobierno central y frenar movimientos en alza como Podemos. El plan de los independentistas, bajo las siglas de Junts pel Sí, es crear estructuras de Estado y declarar la independencia en año y medio si consiguen la mayoría absoluta. El propio Mas ha fijado este límite en 68 diputados (de los 135 en el Parlament) para considerar la victoria del soberanismo.

Según la encuesta hecha pública este jueves por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Junts pel Sí lograría la victoria con 60-61 parlamentarios. De esta manera, los independentistas podrían lograr la mayoría absoluta si suman con la CUP (8) -que al final no se unió a la candidatura unitaria-. Pero no lograrían esta mayoría en número de votos (44%).

Por detrás quedarían Ciudadanos (19-20), Catalunya Sí que es Pot (18-19), PSC (16-17) y PP (12-13). Unió se quedaría fuera de la Cámara, según el CIS. Esta ‘foto’ muestra una escenario de fragmentación. La CUP no ha garantizado su apoyo a la investidura de Mas como president, y parece casi imposible la unión del resto de fuerzas para desbancar a la candidatura ganadora. Ciudadanos ya ha adelantado su intención de capitanear una negociación para formar un Gobierno de concentración de carácter ‘unionista’ si los votos lo permiten.

SENTIMIENTOS, LÍDERES Y 'NOVATOS'

Estas elecciones no son una simple cuestión de aritmética. El presidente catalán ha intentado imprimirles un carácter plebiscitario. Desde el resto de fuerzas se ha rechazado esta posibilidad y se ha intentado limitar su alcance a la formalidad de que se trata de elegir diputados autonómicos. No obstante, son una cita clave para saber si los independentistas tienen fuerza y van a continuar su viaje sin final o si las urnas servirán como freno a los sueños separatistas. Por eso, en las últimas semanas en todos los discursos se llama a una fuerte participación. En Ciudadanos y en el PP creen que una mayor movilización servirá para aplacar al fiel electorado de Convergència y ERC. El CIS ya apunta a cifras récord.

Conocedores de la importancia de estos comicios, los grandes líderes nacionales se van a volcar en la campaña. Rajoy participará desde este domingo en un acto en Lleida, tiene previsto acudir en cinco ocasiones a la comunidad y visitará en principio las cuatro provincias. También varios ministros centrarán sus esfuerzos en la comunidad. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, estará en Cataluña desde el primer acto de campaña en Barcelona y tendrá una fuerte presencia, solicitada desde el propio PSC. Además, ‘barones’ como Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Francina Armengol (Baleares) y Susana Díaz (Andalucía) apoyarán a su compañeros para visualizar el respaldo desde los distintos puntos de España.

El expresidente Felipe González se trasladará allí después de haber jugado durante estos días un papel similar al de Gordon Brown durante el referéndum escocés en defensa de la unidad. Ha llegado a publicar una carta en El País destinada a todos los catalanes, que fue contestada por el propio Mas. También veremos en muchas ocasiones a Albert Rivera y a Pablo Iglesias, que consideran a Cataluña ‘pieza clave’ para sus proyectos.

Esta campaña estará protagonizada por ‘novatos’ como ‘números uno’ de todas las candidaturas. La lista favorita, Junts pel Sí, lleva en los más alto a Raül Romeva, un exeurodiputado de ICV. Con su ‘fichaje’ se ha intentado simbolizar una lista plural, abierta a la sociedad civil, y que aglutina también a los desencantados de vías como la federalista. Asimismo, se persigue captar a un electorado de izquierdas más cercano al ecosocialismo y frenar a la vez a Podemos.

Ciudadanos, que sería la segunda candidatura a tenor del CIS, lleva a Inés Arrimadas como sustituta de Rivera. Una treintañera andaluza, sin complejos a la hora de declarar su españolidad y que es un claro reclamo a los inmigrantes que han llegado a la comunidad durante décadas y a sus generaciones posteriores. Por Catalunya Sí que es Pot concurre Lluís Rabell, un histórico activista vecinal que se presenta sin manchas pasadas en la política. Puro estilo ‘morado’.

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Inés Arrimadas

Los socialistas van a las urnas con el veterano dirigente Miquel Iceta, que se hizo con las riendas del PSC tras la marcha de Pere Navarro. Ferraz intentó mover hilos para presentar una cara nueva, pero la operación no cuajó. A última hora el PP sí ha cambiado de rostro y presenta a Xavier García Albiol, un candidato que representa a la línea dura del partido y cuya actividad está gustando en Génova. “Se acabó la broma”, repite.

¿QUÉ SOMOS?

García Albiol llega tras perder la Alcaldía de Badalona por un pacto del resto de partidos. Este municipio y las localidades del área metropolitana de Barcelona se han convertido en la obsesión de las candidaturas. ¿Por qué? Allí es donde el independentismo tiene más problemas para infiltrarse. Por ello, parte del futuro de la comunidad pasa por lo que voten estos electores. Junts pel Sí ha decidido clausurar la campaña en Hospitalet, el histórico feudo de los socialistas catalanes. Es en la provincia barcelonesa donde se prevén los resultados más bajos de los independentistas. En mente tienen la frase que pronunció Jordi Pujol: “El gran éxito de Cataluña es que ahora mismo haya inmigrantes que se apellidan Fernández o que son ‘chonis’ y que hacen proclamas soberanistas”.

Y es que estas elecciones tendrán mucho de sentimiento, de identidad. El CIS señala que la mayoría de los habitantes (42,1%) se define tan español como catalán, en tanto que el 25,1% se siente más catalán y el 21,6%, solo catalán. En el otro lado, solo el 5,3% se califican únicamente como españoles y el 4,4%, más español que catalán. Y si se les pregunta sobre si son “nacionalistas catalanes”, el 56,7% contesta que no y el 41,3%, sí.

Es hora de mítines, de discursos, de flashes, de proclamas, de promesas. Pero, sobre todo, es el momento de que los catalanes hablen a través de las urnas. Cataluña y toda España se mirarán el próximo 27-S. ¿Qué verán en el espejo?