La fortuna del Estado Islámico asciende a 2.200 millones de dólares

La fortuna del Estado Islámico asciende a 2.200 millones de dólares

La fortuna del grupo yihjadista Estado Islámico (EI) asciende a 2.200 millones de dólares -unos 1.940 millones de euros-, amasada principalmente a través de la colecta de impuestos y las exportaciones petroleras, según el Centro de Análisis del Terrorismo de Francia, con sede en París.

La cifra, publicada este sábado por la revista económica gala Challenges, eleva en 200 millones de dólares el dato que ofreció hace un año ese centro de estudios, que cuenta con el exmagistrado español Baltasar Garzón en su comité de honor.

El incremento en sus finanzas se debe, en parte, a que ha aumentado su capacidad para recaudar impuestos, pasando de 600 millones de dólares hace un año a 1.000 millones en la actualidad.

"El EI tiene cada vez más acceso a impuestos forzosos y extorsiones de fondos. En la provincia de Nínive (Irak), donde está Mosul, el Estado Islámico se queda con el 50 % del salario de 60.000 funcionarios de la región", lo que supone entre 500 y 600 millones de dólares anuales, precisa el estudio.

Por el contrario, los bombardeos sobre refinerías y pozos petroleros han mermado los ingresos por hidrocarburos de esa organización terrorista, que factura 600 millones de euros gracias al oro negro, frente a los 1.000 millones de hace un año.

El EI, siempre según el Centro de Análisis del Terrorismo, controla el 80 % de la producción petrolera siria y menos del 10 % de la producción iraquí, que comercializan a través de contrabandistas kurdos, jordanos y kurdos en Turquía.

Los yihadistas disponen, además, de nuevas fuentes de ingresos, como el comercio del algodón en Turquía, donde entre el 5 y el 10 % de las importaciones de ese material provienen de zonas controladas al 90 % por el EI, por lo que perciben al menos 20 millones de dólares, precisó Challenges.

Los terroristas, que controlan 130 entidades bancarias, completan sus ingresos a través del gas, el cemento, el cereal, las donaciones, el tráfico de droga, los secuestros, la trata de mujeres o el tráfico de órganos humanos.

EL ESTREMECEDOR RELATO DE UN NIÑO-SOLDADO DEL EI

Este sábado también se ha conocido un vídeo -lo tienes abriendo esta noticia- en el que el Channel 4 News muestra a Emil, una mujer que explica la vida de los niños reclutados por el ISIS.

“Les decimos que todos nosotros moriremos mártires y que ganaremos el Cielo… todos nosotros”, añadió la mujer. Durante días, a quienes se adherían al proceso de ingreso al ISIS, Emil les repetía conceptos del islam que pueden leerse en el Corán.

Los niños asienten y hacen propias las enseñanzas que luego repiten como un karma. “Está escrito en el Corán, tienes que luchar en la jihad. Por eso todos debemos luchar en la jihad, por el destino de Dios y el Estado Islámico”, señaló.

“Lo más importante es hacerles entender que el gobierno de Bashar (al Assad) es infiel y que la palabra de Dios dice que todos deberíamos combatirlo. Básicamente le lavan el cerebro a los niños”, contó Emil al canal británico. Y reitera: “Todo niño pequeño se unirá a la jihad”.

En las ciudades que controlan, los terroristas detienen a los niños en las calles y los interrogan. ¿Pronuncias tus rezos? ¿Concurren a la mezquita? ¿Amas a Al Baghdadi? ¿Tu familia ama a Abu Bakr al Baghdadi? Los menores responden que sí a cada una de las preguntas.

Después, está la “invitación” que no podrán rechazar y que sus padres no podrán impedir: “Ven y lucha en la jihad con nosotros en el nombre de Alá y entrarás al Cielo”.

Una negativa puede resultar devastadora. Y las consecuencias las pagará el cuerpo, en forma de “castigo”: Lo puede contar Omar, quien escapó de Siria y hoy vive en un refugio en Turquía. Pero con un pie y una mano menos. Los terroristas se la amputaron por negarse a ser parte de ISIS.

“Fui torturado durante un mes y medio. Me decían: ‘¿Por qué no te alías al Estado Islámico? ¿Por qué no luchas contra los no musulmanes con nosotros?’. Pero ellos están sacrificando a los musulmanes. Reunieron a la gente y me ataron mi pie y mi mano. Pusieron mi mano en una tabla de madera y la cortaron con un cuchillo de carnicero. Después cortaron mi pie y me pusieron ambos a la altura de mis ojos para que los viera”, recordó Omar.

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