El PP siente el frío del 20-D

El PP siente el frío del 20-D

REUTERS

En el Partido Popular no están al borde de un ataque de nervios, sino que viven ya en un estado de ansiedad preelectoral público provocado por el miedo a perder los siguientes comicios y en el que todos se miran de reojo echándose la culpa.

Con el jefe fuera, los nervios se desataron este miércoles a raíz de la polémica entrevista en El Mundo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, la dimisión de la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, y la despedida-renuncia de la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo. Una mezcla venenosa, que se sumaba a las flojas encuestas de las últimas semanas y al mazazo que han supuesto los malos resultados en las elecciones catalanas -la pesadilla ‘naranja’ se convirtió en realidad-.

El Partido Popular revive estos días la situación que sufrió el PSOE hace cuatro años, cuando se encaminaba hacia la derrota incapaz de reaccionar ante la crisis económica. Un partido desorientado a la mínima cuando Rajoy no pisa suelo español. Existe una situación de vacío con una ‘número dos’, María Dolores de Cospedal, en sus horas más bajas tras perder la Presidencia de Castilla-La Mancha y unos nuevos vicesecretarios (Javier Maroto, Andrea Levy, Fernando Martínez Maíllo y Pablo Casado) asentándose y sin tener controlado del todo el aparato.

Se da, además, la circunstancia de que tras la debacle de las elecciones locales y autonómicas no se ha producido un relevo en la mayoría de las direcciones autonómicas. La interinidad territorial y no tener atados a todos los líderes autonómicos provoca inestabilidad. Bien lo sabe Rajoy, que consiguió quedarse en la silla del 2008 gracias al apoyo de los entonces poderosos barones Javier Arenas y Francisco Camps cuando Esperanza Aguirre y el sector más conservador le querían disputar el trono.

ALONSO, EL GANADOR VASCO

Esos pulsos internos pueden hacer saltar de repente una dirección autonómica. Es lo que ha pasado en el País Vasco, donde el mal resuelto equilibrio provincial y la lucha entre los propios se han llevado por delante a Arantza Quiroga. El PP ha intentado apagar en apenas 24 horas este fuego, en una comunidad especialmente simbólica y que durante años ha sido una especie de reducto moral para sus dirigentes. Alfonso Alonso le ha ganado la batalla a Quiroga y ha conseguido el respaldo de los líderes en Euskadi para ser el próximo presidente. Álava por fin ha logrado imponerse tras más de un año como principal sector crítico por el desplazamiento de Iñaki Oyarzábal como ‘número dos’.

Con este movimiento en el País Vasco, sale beneficiada también la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que tiene en Alonso a uno de sus mejores aliados. Cospedal, en cambio, sale más debilitada, pues había sido la máxima defensora de Quiroga. Todas estas fricciones se acrecentan en un momento en el que se tienen que elaborar las listas para las elecciones generales. Esta vez habrá menos puestos que repartir, todos quieren asegurarse un sillón en las Cortes que garantice su futuro y cada uno intentará tocar la puerta con más influencia si no pueden hablar directamente con Rajoy. Y queda por despejar una de las grandes dudas, quién será el ‘número dos’ de la lista. En los anteriores comicios fue Sáenz de Santamaría, pero la futura designación será interpretada por muchos en clave interna sobre el futuro del Partido Popular.

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Alfonso Alonso y Borja Sémper

Además, cualquier signo de debilidad interna afecta directamente a la figura de Rajoy, su futuro y la sucesión, que ya planean sectores del partido. Dirigentes del PP, consultados por Europa press, coincidían en privado en que la acumulación el mismo día de noticias sobre dimisiones, renuncias y críticas públicas en el partido ponía de manifiesto cierta falta de liderazgo por parte del presidente y de la dirección nacional de Génova.

No hubo respuesta contundente durante este miércoles negro por parte de la dirección. El presidente se ha pronunciado un día después, este jueves desde Bruselas. Ha declarado que “en absoluto" se puede decir que el PP esté en crisis y ha recalcado que su fuerza política es "un valor firme y seguro". "No somos un invento de hace media hora”, ha subrayado, a la vez que ha aseverado que los populares están en condiciones de ganar las elecciones.

El PP ha convocado un gran acto el próximo sábado en Toledo, al que le va a dar una gran importancia. En él, el presidente del Gobierno hará un balance de la legislatura y le servirá para poner firmes a los suyos a dos meses de los comicios generales. Se quiere evitar de esta manera la sensación de un partido desunido, una imagen que le aleja de los votantes.

Desde el 24-M muchos dirigentes han advertido a Rajoy de que en sus comunidades se considera al PP como un partido “antipático”. Esto le resta posibilidades a la hora de recoger votos, pero también para futuros pactos y coaliciones. Todas las encuestas vaticinan resultados muy ajustados el 20-D y la necesidad de llegar a entendimientos para gobernar.

MIRANDO A CIUDADANOS

En el PP miran a Ciudadanos en doble sentido. Por un lado, se ha convertido en un gran rival electoral y ha desatado las alarmas, como advirtió el expresidente del Gobierno José María Aznar tras las elecciones catalanas. Pero, por otro lado, pueden ser decisivos y tendrían que cortejarles al estilo de Madrid. El caso más extremo fue el de La Rioja, donde el candidato Pedro Sanz (PP) tuvo que dejar paso a otro compañero de partido -José Ignacio Ceniceros- para lograr el apoyo de los ‘naranjas’.

No ha pasado desapercibida la visita que ha hecho Rivera al Parlamento de Andalucía este miércoles, evidenciando así la buena salud del entendimiento en el sur con el PSOE de Susana Díaz. Una alianza que también podría repetirse tras el 20-D. Ese flanco lo quiere aprovechar el PP, que ya ha criticado en público a través de varios dirigentes que el voto de Ciudadanos puede servir para que gobierne Pedro Sánchez. Incluso, la tesis del PP andaluz es que C’s está ahora a la espera para no mancharse y que, en cuanto pasen los comicios generales, entrará en el Gobierno autonómico en 2016.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha salido este jueves a intentar calmar los ánimos. Es amigo personal de Rajoy desde hace años y ha querido rebajar la tensión. "Algunos han calificado la jornada de ayer como miércoles negro. Ayer en Madrid hacía un día brumoso y mire usted hoy, jueves, que cielo tan azul y qué día tan luminoso tenemos", ha comentado. No tan luminosa está la situación precisamente en su circunscripción, Barcelona. El PP tiene allí también debate interno tras los resultados de las elecciones catalanas. El fenómeno Xavier García Albiol no consiguió despertar al partido y han sido los primeros en sufrir el ciclón naranja. Estas tensiones también se ven acrecentadas por la elaboración de la lista. Está por ver si volverá a repetir Fernández Díaz como número uno o si Rajoy se decantará por el ala más moderna que encabeza Dolors Montserrat -bregada en la nueva política de las tertulias televisivas-. Además, en esta lista deberían ir dos hombres con inmenso poder actualmente en La Moncloa: Jorge Moragas -jefe de Gabinete- y José Luis Ayllón -secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y ‘segundo portavoz’ del Gobierno-.

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Soraya Sáenz de Santamaría

El otro latigazo que ha sufrido el PP ha sido la entrevista de Montoro, que ha provocado todavía reacciones este jueves. El portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, ha dicho que se trata de un “revulsivo para la acción del PP y la necesidad de defender las actuaciones y las reformas". Desde el Gobierno se está intentando en los últimos días poner en valor precisamente la gestión de los últimos años. Una muestra fue el criticado acto -con cóctel incluido- en el Congreso de los Diputados protagonizado por la vicepresidenta del Gobierno este miércoles. El acto de Toledo tiene la misma atención.

Montoro ha protagonizado polémicas durante esta legislatura, pero sus palabras en El Mundo sonaban a reivindicación. Dentro del Ejecutivo pertenece a la órbita de Sáenz de Santamaría, un grupo que se fue formando alrededor de la actividad parlamentaria de oposición en la última legislatura de Rodríguez Zapatero. En él se integran además Fátima Báñez y Alfonso Alonso. En cambio, en el Ejecutivo se ha ido formando otro grupo de presión formado por ministros más veteranos, amigos de Rajoy, como Ana Pastor, Fernández Díaz, José Manuel García-Margallo y José Manuel Soria. Los jóvenes tecnócratas y los veteranos políticos. Otra disputa que tensiona al partido.

Un jueves luminoso en Madrid, según el ministro Fernández Díaz, pero el PP ha sentido ya el frío del 20-D.