Qué esperar de las primarias de New Hampshire después de las sorpresas de Iowa

Qué esperar de las primarias de New Hampshire después de las sorpresas de Iowa

AFP

Cuando se pensaba que todo sería más que previsible en la carrera hacia la elección de los candidatos a la presidencia de EEUU, llegó el 'caucus' de Iowa y lo puso todo patas arriba. Frente a una Hillary Clinton que parecía ser una líder indiscutible y un Donald Trump que no hacía más que liderar las encuestas, llegaron Bernie Sanders y Ted Cruz para demostrar que aún no hay nada decidido.

De ahí que la próxima gran cita de esta contienda, la de las primarias de New Hampshire, tenga un gran interés, llevando a los aspirantes a dar el máximo de sí mismos a pie de calle. Ya en Iowa quedó de manifiesto cómo las elecciones presidenciales en Estados Unidos se ganan puerta a puerta, con reuniones en bares, a base de comer juntos tacos, compartir limonadas o con debates en plena calle. De lo que se trata es de atraer el voto y ahora toca hacerse con la decisiva papeleta de los vecinos de New Hampshire, el primer estado en celebrar primarias.

Esto es lo que cada aspirante a candidato se juega en esta cita.

Llegados a este punto hay una realidad: Bernie Sanders le pisa muy de cerca los talones a la aspirante a candidata demócrata Hillary Clinton. De hecho, su primer puesto en Iowa ha sido tan justo -por una diferencia de sólo cuatro votos- que Sanders se ha apuntado la victoria moral de esta primera contienda. De ahí que la ex secretaria de Estado sepa hasta qué punto toca demostrar que sigue teniendo opciones.

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Hillary Clinton en un bar de New Hampshire

Para los Clinton New Hampshire es casi un lugar sagrado. Es el estado en el que Bill Clinton se convirtió en el 'comeback kid' (el niño que vuelve) en las elecciones de 1992, cuando la nominación parecía imposible, y también es donde su mujer aseguró haber encontrado "su voz" al vencer al ahora presidente Barack Obama durante las primarias de 2008, después de una sonada derrota en Iowa.

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Sin embargo, parece que en esta ocasión las cosas van a ser bastante complicadas para la aspirante a candidata. Al menos así lo aseguran las encuestas, que dan a Sanders en torno a 20 puntos de ventaja. La propia campaña de Clinton es consciente de ello y, en lugar de seguir batallando en un terreno tan difícil de ganar, este domingo se han trasladado a otro aparentemente más propicio como es la ciudad industrial de Flint (Michigan). Mientras ella hablaba en Flint, su marido era el encargado de enfrentarse a la ardua tarea de tratar de convencer a los demócratas de que Sanders no es la mejor opción.

Veremos si ahora Clinton es capaz de recuperarse o se termina de estancar.

Para Bernie Sanders el panorama en New Hampshire es radicalmente diferente. Aquí es él la oposición a los republicanos. A diferencia de lo que sucede en buena parte del resto del país, donde como primer "antídoto" contra Ted Cruz, Donald Trump y Marco Rubio les viene a la cabeza la exsecretaria de Estado, en este estado la primera opción es Sanders.

La clave del buen momento del que goza el senador es que ha logrado calar en la base del Partido Demócrata y entre los más jóvenes, poniendo en jaque a la ex secretaria de Estado. Además, en este caso, la situación geográfica de New Hampshire le da ventaja ya que ha sido senador por el vecino estado de Vermont. Ahora ha invitado a centenares de jóvenes a "iniciar una revolución política" en un abarrotado gimnasio de la ciudad de Portsmouth, al sureste del estado.

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Bernie Sanders en uno de sus actos de campaña

Eso sí, ante lo ajustado de los resultados y de las encuestas, los dos adversarios han acordado celebrar cuatro debates más de lo establecido en el periodo de primarias. El primero de ellos, que tuvo lugar el jueves de la semana pasada, ha sido el fiel reflejo de la pelea por el "progresismo" de ambos contendientes. Sanders ha basado su argumento en que Clinton es demasiado dependiente de las grandes empresas y de Wall Street, de donde provienen muchos de los fondos de su campaña. "Soy una progresista que logra que las cosas se hagan", replicó ella en alusión a las propuestas del senador, que en algunos casos considera una quimera.

Con todo, si se cumplen las encuestas en New Hampshire, Sanders recibirá un nuevo impulso que obligará a Clinton a no permitirse ni una derrota más.

Antes de pensar qué puede suceder con Donald Trump, un dato: ningún republicano ha ganado la nominación desde 1970 sin imponerse en el 'caucus' de Iowa o en las primarias de New Hampshire. Por eso, y aunque técnicamente esto no es imposible, el aspirante a candidato sabe que lo que está en juego es mucho.

En Iowa quedó segundo y aunque ahora las encuestas le dan ventaja, no hay nada decidido. Por eso él, que ha basado lo que llevamos de campaña en su imagen de ganador, ha ido preparando el terreno y se ha manifestado ya en la cadena NBC ante lo que pueda pasar: "No creo que necesite vencer. Me gustaría ganar, pero no sé si es necesario".

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Donald Trump en New Hampshire

El magnate es consciente de que desde verano del año pasado ha liderado la gran mayoría de sondeos nacionales y se ha convertido en la sensación de la carrera a la nominación republicana a la Casa Blanca con su estilo agresivo, irrespetuoso y dominante. Sin embargo, perder en New Hampshire podría suponer una estocada definitiva a una campaña que demostraría, pese a las altas cotas alcanzadas, tener los pies de barro.

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Eso sí, Trump juega con una baza a su favor: si un mal resultado en este estado sería desolador para él, todavía lo sería más para la mayoría de sus rivales en el bando conservador, quienes, de no alcanzar unos mínimos, podrían verse obligados a renunciar y abandonar la carrera presidencial.

De Ted Cruz se dice que es el candidato que está jugando en la sombra. Donald Trump se lleva los titulares, la polémica y los comentarios, pero es él el que ha ido avanzando sibilinamente y consolidando su electorado. Así sucedió en Iowa, donde este aspirante jugó muy bien la baza de acercarse a los votantes: pisó los 99 condados, tal y como se hicieron eco los medios locales.

En esta ocasión Cruz está jugando su partida de una manera muy parecida, llenando espacios tan cotidianos como restaurantes mexicanos en los que ha apostado por abolir los impuestos federales -una de sus promesas estrella- , "revivir" el Ejército o fortalecer el derecho a portar armas. Lo que falta por ver es si ahora vuelve a apuntarse otro tanto y sigue creciendo o por el contrario sus aspiraciones se desinflan.

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Uno de los actos de Cruz

Por el momento son muy sintomáticas las encuestas tras el último debate republicano, celebrado a sólo tres días de la cita en New Hampshire: prevén que Cruz caiga de la primera (Iowa) a la tercera plaza al obtener un 13% de los votos, según la media de sondeos recogida por RealClearPolitics. En su contra juega, además, otro factor: este mismo termómetro de intención de voto los participantes opinan que su postura, como la de Trump, es demasiado radical como para ganarse la nominación republicana.

El senador Marco Rubio ha emergido como figura de consenso en el seno de su partido, frente a opciones como las que representan Trump y Cruz. Así, según RealClearPolitics, en New Hampshire confirmaría su fortaleza con un 14,6%, dándole un papel en la primera línea que necesita para mantenerse en esta lucha por la nominación.

En Iowa Rubio se hizo con un tercer puesto y cada vez atrae a más curiosos. Prueba de ello es que, tal y como informa la agencia Efe, hace poco el senador, sumergido en lo que su campaña llama el "Marco-momento", tuvo que cambiar su "fiesta" de la Super Bowl a otro bar más grande en Manchester, la ciudad más poblada del estado, y sustituir un íntimo desayuno con tortitas por un gran encuentro con votantes, donde se repartió café y donuts.

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Marco Rubio firmando carteles para sus votantes en New Hampshire

Parece que las cosas le van bien, pero pese a ello, para muchos le falta "frescura". De hecho, durante el debate del pasado jueves, en las redes su forma de hablar y de responder de forma prácticamente igual se le preguntara lo que se le preguntara, dio lugar a que se le llamara "robot". Además, entre sus contrincantes, conscientes de que ha adquirido un papel importante, se ha convertido en el objeto de las críticas más duras: el Gobernador Chris Christie ha cuestionado su labor en el Senado y hasta su mentor, Jeb Bush, ha subrayado que no ha conseguido "gran cosa".

El Partido Republicano ha llegado a Iowa con once candidatos y ha salido de allí con tres bajas -Mike Huckabee, Rick Santorum y Rand Paul-, por lo que resultados de New Hampshire podrían establecer una nueva criba. En esta particular guerra, quienes más se juegan son Jeb Bush, John Kasich, Carly Fiona y, sobre todo, Chris Christie.

Bush era uno de los favoritos en la carrera republicana, pero lleva varios meses en una espiral descendiente en la que las encuestas le dan menos de un 5% de los apoyos a nivel nacional y ha quedado en sexto lugar en Iowa, por lo que un resultado similar en Nuevo Hampshire sería fatal.

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Jeb Bush partía como uno de los favoritos, pero lleva semanas cayendo en las encuestas

Algo bastante parecido les ocurre a Christie y Kasich, quienes, además, han dejado claro que compiten con Marco Rubio por hacerse con el voto conservador moderado, del que New Hampshire es un buen granero. De ahí que tanto Bush como Kasich y Christie hayan dedicado gran parte de sus esfuerzos y recursos de campaña a este estado, en busca de un buen resultado que les permita alzarse como opción real y seguir vivos en la carrera.

Otra de las incógnitas es Fiorina, que a día de hoy es la peor posicionada en los sondeos de los aspirantes que quedan en liza, necesita lograr un número notable de apoyos en este pequeño estado del noreste para convencer al electorado de que todavía es una alternativa real.

Con todo, no hay nada escrito. Un ex gobernador del estado, el republicano John Sununu, hizo famosa una frase en 1988 que resumía a la perfección lo que se está viviendo ahora: "Iowa cosecha maíz, New Hampshire cosecha presidentes".

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