¡Ocho planes bajo cero!

Escuchar Groenlandia en pleno invierno da bastante respeto, pero realizar una excursión en kayak sorteando icebergs en el Lago Narsaq, que recoge temperaturas de hasta 40º bajo cero... ¡da escalofríos! Foto: Greenland Travel.

En el Círculo Polar Ártico se encuentra Rovaniemi, la capital de Laponia. En esta zona se han registrado mínimas de hasta 47,5º bajo cero. ¿Qué se puede hacer con semejante buen tiempo? Nada mejor que un paseo en trineo por el Ártico tirado por renos y con parada para tomar algo caliente en casa de los Sami.

Normalmente las copas se toman con hielo, pero en este peculiar bar de Suecia las copas son el hielo. Hay muchos ice bar actualmente por el mundo, hasta en zonas cálidas, pero éste es el primero que se abrió en el mundo, el original. ¡Habrá que brindar por ello! Foto: Benjamin Horn.

Si algo impresiona por tamaño y densidad en el mundo animal es una ballena. Pero verla saltar sobre las frías aguas de Islandia desde una embarcación más diminuta que el mamífero en sí te puede dejar helado… y más a 38º bajo cero.

La sauna finlandesa no es sólo fuente salud, es un acto social que se practica casi a diario. La temperatura dentro de la cabaña puede alcanzar hasta los 80º, por eso cuando salen a nadar en las gélidas aguas, que rondan los 40º bajo cero, ni sienten ni padecen. Un secreto: la tradición es entrar a la sauna todos desnudos, ¡dejando el frío y el pudor fuera! Foto: Lauri Väin.

En Estonia está permitido cazar lobos, pero amar a un animal significa respetarlo, por lo que mejor ceñirse a avistar y rastrear lobos, para disparar, como mucho, una o dos instantáneas. Como la suerte es caprichosa, puede que en el camino aparezca algún que otro oso pardo. Foto: Flightlog.

La pesca en hielo es una actividad tan antigua como hacer fuego, pero como todo lo viejo, ha vuelto a ponerse de moda. Hacer el agujero en la nieve ya es todo un logro, pescar algo, toda una hazaña. Si se consigue, seguramente será el pescado que mejor sabor tenga de todo el mar. Foto: US Fish & Wildlife Service.

En Canadá, se encuentra uno de los teleféricos más asombrosos del mundo, no apto para personas que sufren vértigo. Conecta la montaña de Whistler con la de Blackcomb. De sus 4,4 kilómetros, más de la mitad se realizan sin ningún tipo de soporte, es decir, queda suspendido del cable y sólo tiene cuatro grandes soportes, dos al inicio y dos al final de la aventura. ¡Que no cunda el pánico todavía! En un punto del recorrido, hay una altitud de más de 450 metros del suelo.