Muere el escritor italiano Umberto Eco a los 84 años

Muere el escritor italiano Umberto Eco a los 84 años

CARMEN SIGÜENZA / EFE

Le robamos el título a La Reppublica, el diario italiano que ha avanzado la noticia maldita, pero es que no hay nada más cierto: ha fallecido Umberto Eco, el hombre que lo sabía todo. Murió, según ha informado su familia, hacia las diez y media de la noche del viernes. A la hora del cierre de las primeras ediciones de los periódicos de papel, esos que ha tenido la dicha de no ver desaparecer, y que tanto adoraba.

Era hombre que, al igual que Aristóteles en el caso de la Metafísica, consideró la Filosofía como "una respuesta a un acto de asombro". "Cuando los hombres dejan de creer en Dios, no es que luego no creen en nada: ellos creen en cualquier cosa", dijo en una ocasión el autor de obras como El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault, con cuya muerte, la literatura pierde a uno de sus más destacados referentes y el mundo a una de las grandes figuras del pensamiento.

Nacido en Alessandria (Italia) en 1932, Umberto Eco se doctoró en filosofía y letras dos décadas después en la Universidad de Turín. Además de su trabajo como académico, especializándose en el ámbito de la semiótica, Eco era un referente en la historia de la literatura.

Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2000, publicó su primera novela en 1968. Este trabajo, titulado La estructura ausente, le llevó a la publicación de su obra más completa sobre semiótica Tratado de semiótica general, publicada en 1975.

Sin embargo, el escritor italiano no alcanzaría la verdadera fama ante el gran público hasta 1980 con la publicación de su más conocida novela El nombre de la rosa, con la que obtuvo varios premios y que fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud seis años más tarde. La pareja que inventó, formada por fray Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk, era un trasunto de sus admirados Sherlock Holmes y John Watson.

La obra de Arthur Conan Doyle fue una de sus obsesiones, que le sirvió para publicar ensayos, dar conferencias y participar en círculos de iniciados -mucho más que fans-. Sus cercanos dicen que tenía alma de irregular de Baker Street, aquellos pillos que ayudaban al detective grande entre los grandes, pero que su mente, ágil y despierta, era como la de Holmes.

Otra de sus obras más conocidas es El péndulo de Foucault, publicada en 1988, y con la que intentó recrear la tradición hermética, ocultista y masónica como metáfora de la irracionalidad superviviente en los contemporáneos movimientos terroristas y en las mafias económicas.

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PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS

Pero la carrera de Umberto Eco está plagada de premios y reconocimientos anteriores al Príncipe de Asturias. Doctor en Filosofía por la Universidad de Turín, trabajó en programas culturales de la RAI desde 1954. Durante la década de los primeros años de la década de los años 60 trabajo como profesor agregado de Estética en las universidad de de Turín y Milán.

Se quedó a las puertas del Nobel en varias ocasiones, aunque este hombre renacentista nunca se lo tomó con especial seriedad. El humor siempre fue, de hecho, un pilar en su obra.

Participó en el llamado Grupo 63 con la publicación de ensayos sobre arte contemporáneo, cultura de masas y medios de comunicación. Entre estos trabajos se encuentran el conocido ensayo Apocalípticos e integrados -un referente para el periodismo y la sociología contemporáneas- en 1965 u Opera aperta. Sus manuales en los que explica cómo escribir una tesis doctoral son esenciales en cualquier investigación que emprenda un doctorando en cualquier universidad occidental.

También fue durante años catedrático de Filosofía en la Universidad de Bolonia, en la que puso en marcha la Escuela Superior de Estudios Humanísticos conocida como la superescuela. Esta iniciativa está destinada a difundir la cultura internacional y dirigida a licenciados con un alto nivel de conocimientos. También fue fundador y actual secretario de la Asociación Internacional de Semiótica.

En su curriculum, también figuran otras distinciones que le avalan como un prestigioso escritor y semiólogo. Así, es doctor honoris causa por cerca de una veintena de universidades de todo el mundo y posee prestigiosas condecoracionoes, como La Legión de Honor de Francia. En sus últimos años de vida compaginó su actividad académica y literaria con conferencias, coloquios, debates y colaboraciones en los medios de comunicación.

En 1998 entró además a formar parte de la Academia Europea de Yuste y es miembro del Foro de Sabios de la Unesco. Además de sus obras más conocidas, Eco tiene publicados otros trabajos como Segundo diario mínimo (1992), Los límites de la interpretación (1992), La isla del día antes (1994) y Kant y el ornitorrinco, entre otras.

Sus obras más recientes son Baudolino, del año 2000; La Misteriosa Llama de la Reina Loana, del 2004; El cementerio de Praga, del año 2010; y Número cero, que fue publicada en 2015, una trama a la italiana con el periodismo decadente y los s misterios que rodearon la muerte el dictador italiano Benito Mussolini como telón de fondo.

Pese a su apego a la tradición, supo sumarse a las redes sociales, como demuestra su cuenta de Twitter, con más de 82.000 seguidores. Su último mensaje fue para esa prensa de papel que la muerte le ha permitido ver moribunda pero aún latente:

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