Cómo ve la audiencia estadounidense la gala de los Oscar

Cómo ve la audiencia estadounidense la gala de los Oscar

Este domingo los Oscar se enfrentan de nuevo al ojo crítico de la audiencia. Porque juzgar —hasta masacrar— las ceremonias de premios cinematográficos no es algo exclusivo de España, y en EEUU pueden tratar a su gala con el cruel vapuleo con que se analizan aquí los Goya.

Como ejemplo, lo que ha pasado con la ceremonia del 6 de febrero: Dani Rovira ha salido escaldado, el número de apertura ha sido acusado de poco original, la alfombra roja estuvo reservada sólo para las celebrities... Hasta el director de la Academia recibió por su discurso.

Pero lejos de España no se quedan atrás. Tras la última ceremonia de los BAFTA, el presentador de las últimas 11 galas, Stephen Fry, cerró su cuenta de Twitter después de recibir mandobles de sus propios fans. Incluso los aclamados Globos de Oro han sido objeto de mofa este 2016. ¿Y qué dicen en EEUU de su gran noche del cine? ¿Cómo se ve allí la gala?

DEMASIADO LARGA

Con un récord de 4 horas y 23 minutos, la ceremonia de 2002 presentada por Whoopi Goldberg tuvo una duración superior a cualquier película de El Señor de los Anillos. Aunque no todas las galas alcanzan esas cifras, lo cierto es que muchos consideran que los Oscar se hacen eternos.

Normalmente se apunta como responsables de tanta ceremonia a un formato anticuado y nunca actualizado, a unas presentaciones de cada categoría excesivas y a los discursos de los premiados.

LOS ETEEEERNOS DISCURSOS

Es una crítica habitual que las palabras de agradecimiento que dan los ganadores sean predecibles, bastante aburridas y se hacen eternas —el récord lo ostenta Greer Garson, con más de cinco minutos de parloteo tras recibir el de Mejor Actriz por La señora Miniver en 1942, antes de que se estableciera el límite de 45 segundos—.

Los medios de EEUU no se cortan un pelo en atacar los discursos lacrimógenos, como éste de Gwyneth Paltrow (por Shakespeare in love), los que son demasiado políticos como el de Michael Moore (por Bowling for Columbine) y cualquiera de los incómodos de Sean Penn, así como la mítica declaración de amor incestuosa de Angelina Jolie (por Inocencia interrumpida), o los que son directamente de vergüenza ajena, como el de Sally Field en 1984 por En un lugar del corazón.

Tan horrible les parece el tema que este año han pedido a los nominados que entreguen una hoja con los nombres de todos aquellos a los que quieren agradecer su premio para proyectarla detrás del escenario y, con suerte, acortar el asunto.

EL PRESENTADOR SIEMPRE DIVIDE

Para que la gala funcione, buena parte del peso recae en el presentador. Casi todos los que alguna vez la han presentado tienen sus fans y detractores excepto Seth McFarlane, pero el consenso es que el dúo formado por James Franco y Anne Hathaway es una de las cosas más terribles que le han ocurrido a la gala en los últimos años.

Como bien sabe Dani Rovira, presentar grandes eventos es un trabajo ingrato. En 2015, Neil Patrick Harris resultó correcto para todos correcto; pero la sensación que transmitieron los medios fue de fracaso: "Eso no es suficiente para los Oscar", sentenció The Washington Post. Eso sí, el actor se lo tomó con más humor que el cómico español.

¿Qué deparará la ceremonia del domingo? Los medios estadounidenses esperan unos Oscar más dinámicos, cañeros e interesantes con Chris Rock al frente, especialmente tras la polémica #OscarsSoWhite. Aunque el cómico afroamericano ya llevó la gala en 2005 y no recibió buenas críticas por ser demasiado hiriente, hoy los tiempos han cambiado.

LOS (HORRIBLES) NÚMEROS MUSICALES

También hay grandes espectativas puestas en Lady Gaga, que repite en los Oscar después de una actuación en 2015 que, aunque demasiado clásica para algunos fans de la polifacética cantante, fue casi universalmente alabada. No parte como favorita pero sí como la elección personal de muchos críticos.

No es fácil cantar en los Oscar y, aunque los medios de EEUU son menos sangrantes que los españoles a la hora de criticar las actuaciones, son capaces de remontarse varias décadas para recrearse en el destrozo de ciertas melodías.

Entre las interpretaciones más vapuleadas están In the deep (de Bird York para Crash); la apertura de Seth McFarlane en la gala de 2013, We saw your boobs (Os vimos las tetas); las canciones de La Sirenita (una de las cuales se llevó el premio); y el inclasificable dueto de Rob Lowe y Blancanieves en la apertura de la gala de 1989.

(A partir de los cinco minutos.)

UN GUIÓN ENCORSETADO

Uno de los principales problemas de la gala es que todo parece demasiado ensayado y rígido; cuando has visto suficientes entrevistas de un actor, reconoces el momento en que lo que dice no es cosecha propia. Y, si la pantalla donde va apareciendo el guión falla, se dan momentos incómodos de los que los Oscar han visto por decenas.

Algunas críticas van más allá. LA Weekly ha llegado a decir de la ceremonia: "Terriblemente sosa y llena de chistes no controvertidos (...) Predecible y plagada de discursos inofensivos de centroizquierda de actores insulsos y egocéntricos". "Un festival de narcisismo", apostilla Oregon Live.

¿Qué tal le irá a la ceremonia de este año? La revista Time augura una gala de éxito: "Chris Rock es exactamente lo que necesitan los Oscar". Habrá que esperar al domingo para averiguarlo.

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