Nueve beneficios de llevar siempre encima un cuaderno de dibujo

Nueve beneficios de llevar siempre encima un cuaderno de dibujo

UEAPUN VIA GETTY IMAGES

"Dibuja en todas partes y todo el rato. Un artista es una persona pegada a un cuaderno de dibujo", decía el artista Irwin Greenberg.

Vale, pero ¿qué pasa si no eres un artista? De momento, al menos. ¿Puedes beneficiarte de llevar un cuaderno de dibujo siempre? La respuesta es SÍ.

Ejercitar la creatividad es igual de importante que ejercitar el cuerpo. Se ha demostrado que ya no hace falta crear obras de arte, basta con contemplarlas para conseguir que disminuyan los niveles de citocina interleucina 6, un indicador de inflamación que puede suponer la aparición de diabetes tipo 2, de enfermedades cardiovasculares, de artritis e incluso de alzhéimer. Aunque los libros para colorear se han puesto de moda últimamente, me gustaría recordar a su humilde abuelo: el cuaderno de dibujo.

Los libros para colorear son los más indicados para relajarse después de un largo día, pero no son cómodos para llevar y utilizar en cualquier momento. Por el contrario, un cuaderno de dibujo y un lápiz pueden (¡y deben!) formar parte de tu día a día. Guárdalos en el bolso, en la mochila o en el bolsillo de atrás del pantalón y así podrás dibujar cuando y donde quieras. El lápiz y el papel se convertirán en tus armas secretas, o amigos secretos, depende de cómo se mire.

"Dibujo como otras personas se muerden las uñas", llegó a asegurar Picasso. Si quieres emprender un viaje hacia los niveles de maestría de Picasso, empieza a morderte las uñas ya mismo. Si te comprometes a llevar siempre contigo un cuaderno de dibujo, prepárate para presenciar varios cambios positivos. Esto es lo que puede pasar:

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1. No tendrás excusas.

La pintura y los lienzos son muy caros y lo más probable es que ensucies todo.

Existen muchas razones válidas por las que la gente que busca compaginar la experimentación creativa con una agenda apretada deja a un lado las creaciones artísticas. Pero, si tienes lápiz y papel, la única cosa que puede detenerte eres tú mismo. Como dijo el artista italiano Cennino Cennini: "No dejes de dibujar algo todos los días, por muy poco que sea, merecerá la pena y te beneficiará inmensamente".

Un retrato, un árbol, un sol, un muñeco que represente la resaca que tienes… Asegúrate de dibujar algo.

2. El mundo se te antojará más valioso.

¿Alguna vez has prestado atención a esa serpenteante línea que trazan los rascacielos de tu ciudad? ¿O a la postura de un desconocido con el que compartes vagón de metro? ¿O a la agilidad de ese gato callejero de tu barrio? ¿O a la montaña de basura que sobresale de la papelera?

Dibujar no es sólo una manera de representar el mundo que nos rodea, también es una manera de descubrirlo. Una vez que sacas el lápiz y el papel, te conviertes en un cazador de creatividad que busca localizar el sujeto más agradable visualmente. Enseguida te darás cuenta de que las personas, las cosas y los sitios a los que estabas acostumbrado ahora parecen nuevos si se miran desde un ángulo distinto y con diferente luminosidad. De hecho, llegarán a parecer algo ajeno al descomponerse en sombras, líneas y formas.

3. Dejarás de preocuparte por la perfección.

No te juzgues demasiado. Conozco muy bien esa sensación de pasarte cinco minutos concentrado, dejar de estarlo y, en un arrebato de horror y vergüenza, romper lo que estabas haciendo. Es cierto que ningún artista empieza siendo perfecto, pero es cierto que el verdadero artista es el que sigue trabajando.

Si aceptas el hecho de que los resultados no serán perfectos (ni los tuyos ni los de nadie), te ahorrarás mucho sufrimiento. Trata de aceptar tus defectos y aprenderás de ellos. Puede que incluso los llegues a apreciar. ¿Sueles dibujar los ojos demasiado grandes? ¿Tienes problemas para plasmar el perfil de una persona? ¿Te tiembla una mano y te gustaría ser más ágil? Muchos de estos defectos pueden solucionarse a base de trabajo y otros pueden convertirse en tu sello artístico. Nunca se sabe.

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4. Pasarás menos tiempo pendiente del teléfono.

Considéralo como una ventaja. Ahora, cuando estés esperando a que llegue el autobús, a que se te seque la mascarilla que te acabas de poner en la cara o cuando estés matando el tiempo a la hora de comer no tendrás que verte sumido en una oscura espiral de redes sociales: se acabó eso de buscar en Instagram a tu enemiga del instituto para ver si ha subido más fotos de su boda.

Ahora puedes emplear esos breves descansos —aunque sean de cinco minutos— para crear algo bonito. Confía en mí, esto hará que te sientas mejor contigo mismo y no enterarte por Facebook de a dónde fue a cenar Beyoncé.

4. Copiarás todo y eso puede convertirse en una buena inspiración.

¿Cuántas veces al día te encuentras con una imagen —en una camiseta, en un mural o en una publicación de Instagram— y no sólo piensas "podría hacer eso", sino "quiero hacer eso"? Te sorprenderás al comprobar lo bien que sienta incorporar a tu trabajo las imágenes que te inspiran.

Supuestamente, Pablo Picasso era un defensor del lema "los buenos artistas copian y los artistas geniales roban". ¡Adelante, copia, roba! ¿A qué estás esperando?

6. Podrás ver cómo tu estilo personal se va desarrollando.

Es muy difícil saber cuál es tu estilo partiendo de una sola imagen, especialmente si es una nueva o que no te resulta natural. No obstante, con el tiempo, empezarás a descubrir las peculiaridades que definen tu trabajo. La manera en la que haces sombreados, la necesidad de llenar una página entera para sentir que has acabado o el placer de dibujar cada mechón de pelo.

Verás cómo tu estilo se adapta y reacciona: puede que cambie después de ver dibujos animados durante una hora o después de ir al MoMa en Nueva York. Empezarás a darte cuenta de qué partes de tu obra son más moldeables y cuáles son parte de tu ADN artístico. Esas pequeñas costumbres y peculiaridades acabarán siendo como una segunda firma.

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7. No ilustrarás: crearás.

Después de copiar, de robar y de buscar inspiración en el mundo que te rodea, algo cambiará. En vez de fijarte en si la flor que acabas de dibujar se parece a la que ves a través de la ventana, dejarás que el dibujo hable por sí solo. ¿Qué transmiten las líneas? ¿Qué sugieren las marcas?

En resumen: te olvidarás, encontrarás tu "lugar feliz", reaccionarás a lo que tienes delante y te limitarás a unir los puntos.

8. Tendrás un diario gráfico de tu vida.

Si te gusta pasar las páginas de un cuaderno de dibujos viejo o de un antiguo diario y poder comprobar las diferentes versiones de ti mismo que van apareciendo, te encantará tener una colección personal de cuadernos de dibujo. Te recordará los sitios donde has estado y las personas con las que has compartido experiencias a través de las imágenes de tus deseos, tus miedos y tus reflexiones internas. Puedes echar la vista atrás y comprobar que antes dibujabas los pies como si fueran palos de golf, volver a visitar los sitios en los que has estado y volver a ver las imágenes abstractas que te has imaginado.

9. Podrás meditar.

Para dibujar se necesita estar presente y prestar atención. Hay que estar en el mundo que te rodea y ser consciente de tu entorno interno y externo. Dibujar requiere una pausa activa.

Un efecto secundario curioso de dibujar es que empezarás a meditar sin darte cuenta. Al entrar en conexión con el mundo que te rodea y tener al mismo tiempo la libertad para estrechar los límites de la mente, dibujar se convierte en una de las mejores formas alternativas de meditar para los que no podemos quedarnos quietos y respirar profundamente. Te darás cuenta de que te invade una sensación de calma, un sentimiento visceral de concentración, la confirmación de que estás donde tienes que estar.

Básicamente, llevar una pequeña libreta en el bolsillo puede cambiarte la vida para siempre. Ya quieras convertirte en el próximo Picasso o relajarte un poco en el trabajo, merece la pena.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.

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