26-J: ¿Cómo afrontaría la sociedad unas nuevas elecciones?

26-J: ¿Cómo afrontaría la sociedad unas nuevas elecciones?

GTRES

“¡Qué pesadez!”, “Lo que sea, pero que pacten”, “Otra reunión para nada”, “Les pagamos para que se pongan de acuerdo”. Estas frases se escuchan en cualquier cena de amigos, en la pausa del café en el trabajo y en las conversaciones en el autobús cuando los ciudadanos abordan el panorama político en España.

Han pasado casi cuatro meses desde la celebración de las elecciones generales del 20 de diciembre y los españoles se han acostumbrado a esta inédita situación en la que no existen mayorías claras pero tampoco combinaciones fáciles para lograr el Gobierno. Todo es nuevo, un terreno que nadie conoce, un obra para la que nadie había ensayado.

Y esta partida parece, a tenor de los últimos movimientos, que va a desembocar en una derrota para todos. Los partidos tienen hasta el 3 de mayo para intentar lograr algún tipo de pacto que les lleve a La Moncloa. En caso de no lograrlo, se disolverán las Cortes y los españoles tendrán que ir de nuevo a las urnas el próximo 26 de junio.

Esto supondrá otra ‘novedad’ en nuestra reciente historia democrática. Pero, ¿cómo responderán los ciudadanos? ¿Supone un fracaso para las instituciones? ¿Daña aún más la imagen de los partidos? ¿Calará entre los españoles durante estos meses el mensaje de que el país puede seguir con un Gobierno en funciones?

"EL SOMBRERO DE CIUDADANO RESPONSABLE Y EL DE VOTANTE"

Varios sociólogos y politólogos apuntan a El Huffington Post que la repetición de los comicios pueden provocar un mayor porcentaje de abstención, pero que todavía es pronto para afirmar esta tendencia porque en las última semanas puede pasar de todo y cambiar la percepción de los ciudadanos ante el 26-J.

“Lo que reflejan las encuestas es que todos los ciudadanos están bastante enojados porque no se llega a un acuerdo, todos quieren que se pacte. Esto supone mucha presión, pero la situación es un poco inconsistente porque luego los votantes mayoritariamente rechazan todos los acuerdos”, reflexiona Víctor Lapuente, profesor de Ciencia Política y miembro del Instituto para la Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).

Lapuente desarrolla así esta situación: “Queremos que nuestro partido pacte con otro como mucho y no con los demás. Queremos que haya el mestizaje ideológico del que habla Pedro Sánchez, es cuando nos ponemos el sombrero de ciudadano responsable. Pero luego nos ponemos el sombrero de votante y si somos de Podemos, no queremos que se pacte con Ciudadanos. Y si somos del PSOE, no queremos con el PP. Y, claro, el sombrero que interesa a los partidos es el de los votantes. Para atraer a los electores es muy difícil llegar a un acuerdo”.

Tendemos a exculpar a nuestro partido

Lapuente dice que los sondeos apuntan a una cierta “desmotivación”, pero que es muy “difícil predecirlo”. “El hartazgo que siente la gente todavía no se ha reflejado en las encuestas”, prosigue, a la vez que comenta que “como ciudadanos responsables pensamos que hay que castigar a los que lo han provocado, pero luego tendemos a exculpar a nuestro partido y decir que ha hecho lo que ha podido”.

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Papeletas electorales

España está entrando en una fase de ‘italianización política’, añade este profesor, que ve que estos días el panorama se está “volviendo muy personalista, con muchos ataques, todos muy pendientes de los movimientos de los partidos y de las maniobras maquiavélicas”. “Pensaba que podíamos acercarnos un poco más a la Europa continental y nórdica de entender la política como negociación y no como lucha de poder. Desgraciadamente nos estamos acercando más a la vía italiana y, evidentemente, esto no va a beneficiar nuestra imagen”, apostilla.

No ayuda al intento de recuperar la imagen de los políticos. Según Lapuente, eso se podría conseguir si mejora la economía y bajan los casos de corrupción. Pero ir a elecciones “la va a empeorar” y, además, aumenta la “desconfianza en las instituciones”. Este último punto, continúa, afecta también al gasto social y al Estado del Bienestar. ¿Por qué? Para Lapuente, “uno de los factores que explica que los ciudadanos quieran pagar más impuestos es que crean en la legitimidad del sistema”. “Todo el sistema político se resiente y también el fisco. Parece que estamos en esa dinámica”, añade.

Esta situación inédita también ha llevado a que se hable de los límites y la duración de un Gobierno. Lapuente afirma que es “sano” de que la sociedad empiece a “mirar el sector público en su conjunto y no solo obsesionarse con lo que hacen una docena de políticos que están en la cúspide del Estado”.

"UN DETERIORO EN LA CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES"

“La situación es compleja. Por primera vez me atrevería a decir que es más difícil que haya acuerdo que que no, pero no digamos ya que es una derrota. El nivel de incertidumbre es muy alto”, comenta primero Jorge Galindo, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y fundador del colectivo Politikon.

Si hay elecciones el 26 de junio, subraya Galindo, “va a haber un coste en el deterioro de confianza en las instituciones y en los partidos, aunque no sea muy grande”. En este punto, también puntualiza que se percibe “que muchos electores prefieren comicios si su posición favorita no sale. Los votantes no están dejando margen de maniobra en los partidos”.

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Rajoy, en su colegio electoral

“Es muy difícil prever si habrá más abstención, pero es lo que dicen en principio las encuestas. Apostaría que va a bajar, que habrá una cierta desmovilización. Lo importante no serán los trasvases de votos, sino quién se quede en casa”, apunta el miembro de Politikon. En esta carrera, relata, al final ningún partido llegará “peor que los demás” y todos los partidos explicarán a sus votantes “que lo han intentado y que los otros no han querido pactos”.

En el escenario de que haya que disolver las Cortes e ir a las urnas cree que aparecerán muchos “chistes” y “todos no reiremos en Twitter y nos compararemos con Bélgica y Afganistán”, apunta Galindo cuando se le preguntan por el riesgo de que los españoles puedan pensar que el país funciona de manera paralela a que haya Ejecutivo. Pero, añade, “la gente quiere Gobierno y más cuando veamos a Bruselas decirnos que el presupuesto no es acorde con lo previsto y que hay que ponerse las pilas”.

La presión en la segunda negociación va a ser mayor

“Pienso que la inmensa mayoría de votantes moderados serán de la opinión de que cuanto antes mejor. Si hay repetición de elecciones, la presión en la segunda negociación va a ser mucho mayor para que los partidos cedan”, resume sobre el día después del 26-J.

Este politólogo no se atreve a calificar de fracaso el hecho de que haya que ir a las elecciones, aunque sí espera que haya “un cierto grado de autocrítica”. “Es verdad que los partidos no han sido muy flexibles, pero es que han jugado en un entorno de incertidumbre muy grande, donde los electores tampoco están mostrando flexibilidad en las encuestas. No es un fracaso porque no es el fin del mundo, pero sí hay que decir que hay una situación nueva. La gente vota a un partido para que gane y nos está costando a todos -partidos, electores y analistas- entender que hace falta llegar a pactos difíciles y no podemos seguir así siempre. Existirá un proceso de aprendizaje”, concluye.

"PUEDE PERJUDICAR A LA IMAGEN DE LOS POLÍTICOS"

El director de Operaciones de Sigma Dos, Manuel Mostaza, entiende que nos adentramos en una situación “novedosa” en caso de ir a elecciones, por lo que no se sabe “bien cómo va a reaccionar la población, queda tiempo”. “Esto puede acabar generando más abstención o, al contrario, puede movilizar todavía más a la gente”, explica.

El único antecedente que se encuentra es el de la repetición de las elecciones en la Comunidad de Madrid en 2003 por el ‘tamayazo’. Mostaza cree que no se pueden extrapolar conclusiones porque la “lógica en las elecciones generales es diferente a la de las autonómicas”.

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Sánchez, Iglesias, Rivera y Sáenz de Santamaría

Sobre la manera en la que afectará a la imagen de los políticos, Mostaza comenta que “puede perjudicarla, pero ya llueve sobre mojado, porque la opinión no es buena”. Lo que sí cree es que la gente “diferencia” entre este momento en funciones de que el país pueda funcionar así siempre. “La relación que tiene la gente con sus políticos es escasa, la verdadera conexión es con la Administración. El centro de salud sigue abierto, la escuela también… Mientras los servicios públicos se pretan, la ciudadanía asiste con expectación ante la situación y con cabreo. Otra cosa es que esta situación empezara a traspasarse y a perjudicar directamente”, enfatiza.

Llueve sobre mojado

Además, reflexiona que los españoles tienen la manía de considerarse “excepcionales, negativos y tremendos”. “Pero estas cosas en un sistema de base parlamentaria pueden pasar, no digo que sea lo habitual, pero están previstas. No es deseable que suceda, pero no es un fracaso repetir las elecciones”, manifiesta al hilo Mostaza.

Y encima de la mesa también se pondrá el debate del gasto de una campaña electoral. El Gobierno y los partidos ya han insinuado la posibilidad de acortarla y abaratarla. Según Mostaza, los políticos tienen también el reto de transmitir que “la democracia es cara”. Y apuntala: “Solo en Corea del Norte, donde no hay campañas, no cuesta dinero”.

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