Feliz día, Europa, pero...

Feliz día, Europa, pero...

JENNIFER TAPIAS

Cada 9 de mayo Europa se viste de gala y todas sus instituciones se vuelcan en demostrar que hay motivos para celebrar la paz y la unidad del continente. La fecha no está elegida al azar: es el aniversario de la histórica Declaración Schuman, con la que en 1950 el ministro de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, expuso su idea de una nueva forma de cooperación política que hiciera imposible un conflicto bélico entre las naciones europeas. Sentó las bases de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero, la CECA, que evolucionaría hasta la actual Unión Europea.

Ahora, 66 años después de aquellas palabras, las cosas no son exactamente como a Schuman quizá le hubiera gustado. La crisis económica, la migratoria, la amenaza terrorista… A Europa le ha tocado vivir de nuevo una etapa convulsa, en la que la idílica identidad europea está en constante duda y en la que su unidad se cuestiona casi a diario. Sin embargo, no todo es negro, es su día y la UE también merece que se recuerde lo que ha hecho (y hace) bien por sus ciudadanos.

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SEGUIR CREYENDO EN LA UNIDAD

Sí, es cierto, no paran de salirle “enanos”, pero si hay algo que los líderes de la UE tratan de demostrar es que “juntos” las cosas son mejor. Ha habido momentos en los que países como Grecia han estado cerca de renunciar y salirse del proyecto europeo. En Reino Unido la palabra ‘brexit’ y todo lo que entraña amenaza con ser una realidad. Pero ha sido entonces cuando se ha recordado -y se sigue recordando- que la permanencia debería prevalecer.

En este sentido, el portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, tiene claro qué se ha conseguido sumando esfuerzos. “Evitar que pasen en su interior las cosas que pasan a las puertas de sus fronteras, aumentar el bienestar general de su población, proteger los derechos y libertades mejor que en ninguna otra parte del mundo y convertirse en el primer donante del planeta en ayuda al desarrollo. No es poco”, explica a El Huffington Post.

Es el mejor experimento internacional de la historia, pura innovación institucional

“Es el mejor experimento internacional de la historia, pura innovación institucional”, apunta por su parte Javier García Toni, de la plataforma Con Copia a Europa. Como Duch, Toni pone de manifiesto que otro de los logros de la UE ha sido el de “ir generando identidades compartidas, que es la base de todo. Su mera existencia es maravillosa, pero no suficiente. Debe ser capaz de funcionar de manera eficiente”, añade, aunque este “tirón de orejas” lo dejaremos para más adelante…

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CRISIS MIGRATORIA

En esto hay unanimidad: la crisis migratoria no se está gestionando nada bien. Es más, ha sacado a relucir lo peor de algunos países que, como Austria o Hungría, no han dudado a la hora de levantar vallas para impedir la llegada de aquellos que huyen del horror. La canciller alemana, Angela Merkel, ha tomado las riendas de la solidaridad europea, con lo que ello le ha supuesto en el seno de su partido, pero de poco ha servido. Además, la firma del acuerdo con Turquía según el cual Europa puede retornar a territorio turco a todo migrante que arribe a las islas griegas a cambio de activar un procedimiento de acogida de sirios, ha puesto en duda uno de sus principios básicos: el de la solidaridad.

Todo esto ha llegado a provocar que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presentara un plan ante los líderes europeos basado en cuotas de acogida de refugiados apelando al pasado histórico que los europeos tienen en común. “Todos fuimos refugiados”, recordó. Pero de poco sirvió todo aquello. La prueba la tenemos aquí, en España, donde el Gobierno sólo ha acogido a 18 refugiados del total de 17.000 que se comprometió a recibir.

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Una mujer sostiene a su hija en brazos durante una protesta en el campamento de refugiados de Idomeni (Grecia)

En este sentido, Javier Solana afirmaba recientemente en una Tribuna en el diario El País que “en los países que han sufrido menos se siente que la solidaridad europea ha supuesto un lastre para su economía”. García Toniasegura que comparte "totalmente" esta afirmación. "Es la visión que están poniendo encima de la mesa los partidos eurófobos, con un éxito alucinante. Es la brecha norte-sur, la que despierta los peores instintos nacionalistas, de vuelta al terruño y de no entender que Europa se basa en la interdependencia. Al conjunto le va bien cuando a cada uno le va bien. Tenemos demasiados lazos en común como para desentendernos de una parte. Pensar que en este mundo se puede jugar solo, siendo un Estado europeo, es absurdo".

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PERMITIR EL AUGE DE LOS EXTREMISMOS

Quizá no sea ‘culpa’ directa de la UE, pero sí es cierto que ciertas gestiones o situaciones -la ya mencionada crisis migratoria, por ejemplo- han favorecido que partidos radicales y que basan sus políticas en medidas xenófobas cada vez sean más habituales en las instituciones europeas.

La líder del partido de extrema derecha francés Frente Nacional, Marine Le Pen, o Geert Wilders, líder xenófobo holandés, suelen protagonizar discursos salidos de tono en los que ponen de manifiesto sus ansias de salir de la UE. Ellos, al fin y al cabo, representar el sentir de una ciudadanía que les ha dado su voto, luego algo está fallando.

Europa vive un periodo de nostalgia, de recuerdo de un pasado idealizado

“Europa vive un periodo de nostalgia, de recuerdo de un pasado idealizado y capitalizado por partidos ultra, xenófobos y eurófobos que amenazan en todas partes. España, Irlanda y Portugal son, de hecho, los tres únicos países que no tienen un partido ultra en auge. Es algo de lo que debemos estar orgullosos, pero el panorama continental es terrible”, valora García Toni.

Es en esos momentos de crisis en los que se tiende a valorar hasta qué punto no sería mejor gestionarla a título nacional y no global, cuando esto es, precisamente, lo que provoca que se empeore la situación. Esta es la tesis que defiende Duch, que considera que estas estas crisis han provocado el “retraimiento de muchos gobiernos y en parte de las opiniones públicas de sus países”. “Hay más miedo a lo desconocido y más inseguridad y ante eso la receta de algunos políticos es encastillarse y buscar la auto protección, pero la realidad nos dice que no se puede luchar contra crisis globales con recetas nacionales. Es exactamente lo contrario”, sentencia.

Por su parte, García Toni advierte sobre una realidad: la de que los partidos ultra, además, son más peligrosos en dos situaciones: “Cuando tienen que entrar a formar parte de coaliciones de gobierno y cuando fuerzan a los partidos tradicionales a aceptar parte de sus postulados para no perder votos. Europa ha cambiado mucho en muy poco tiempo, y vamos a pagar las consecuencias”.

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‘NO’ COMÚN AL TERRORISMO

“Je suis Charlie Hebdo” o “Je suis Bruxelles” fueron dos de los lemas que resumieron el sentir del continente europeo, consternado por completo ante la brutalidad terrorista. Entonces no hubo fronteras, el dolor fue común y la respuesta inmediata. No fueron los únicos ataques y en los últimos meses hemos sido testigos de cómo Francia ha tenido que invocar ante la UE la cláusula de solidaridad en materia de defensa y a Bruselas en máxima alerta.

Ante este contexto, la UE en su conjunto se ha visto obligada a pensar en una respuesta común contra el terrorismo de todos los Estados miembro, que incluya medidas de carácter político, militar, policial y de inteligencia. Así, el Parlamento Europeo ha tomado las riendas y ya ha aprobado varias medidas de la política europea de lucha contra el terrorismo. “Poco a poco se va construyendo esa respuesta común, pero cuesta mucho, porque la seguridad nacional o la inteligencia son vistas aún como una competencia a la que ningún estado puede renunciar. Es verdad, no pueden renunciar, pero si no la comparten se convierte en papel mojado”, explica el portavoz de esta institución europea.

Sin embargo, no todos comparten la opinión de Duch, Prueba de ello es el sentir del miembro de Con Copia a Europa, que considera que conseguir dicha respuesta común es "imperativo, pero cada vez está más lejos". "Hay poca voluntad en las sociedades europeas, poca voluntad en los partidos y poca voluntad en la mayoría de los líderes. Si se hace, que espero que sí, será porque no quede más remedio. No pasa nada, muchas cosas pasan así, pero para llegar a ese punto las cosas habrán empeorado", se lamenta.

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CALAR ENTRE LAS NUEVAS GENERACIONES

Es un hecho: una de las grandes dificultades que tiene la Unión Europea es la de darse a conocer entre la sociedad y más entre los más jóvenes. Las últimas elecciones europeas, celebradas el 25 de mayo de 2014, pusieron de manifiesto cómo era necesario romper "barreras" entre las personas de a pie y las instituciones europeas. De hecho, una encuesta realizada poco antes de dicha cita con las urnas revelaba que sólo el 37% de los ciudadanos de la UE considera que su voz se escucha en dicha institución. Esto provoca que a menudo se hable de la "burbuja de Bruselas", haciendo referencia a que los políticos que allí trabajan viven en un mundo ajeno, distanciado de la realidad, y son muchos los que asocian la labor de los eurodiputados con un cargo de elevados sueldos e innecesario. Y en esto, en la capacidad de demostrar que detrás de la UE hay mucho más, se sigue fallando.

La comunicación entre las instituciones y la ciudadanía, especialmente la más joven, está completamente rota

Con iniciativas como las que se celebran este 9 de mayo se busca precisamente acercar Europa, pero aún queda mucho por hacer y no a todos les convence. García Toni es uno de ellos y, de hecho, considera que este tipo de actividades "no sirven de nada". "El canal de comunicación entre las instituciones y la ciudadanía, especialmente la más joven, está completamente roto. Ni se dominan los mensajes, ni los canales ni los emisores. Europa debe comunicarse a través de los europeos, lo que en comunicación llamaríamos ‘influencers’. Pero esos no son líderes de opinión de los años 80 ni 90, esos están en las redes, mueven códigos distintos y miran las cosas con otro marco: el que asume que para las generaciones más jóvenes, las que han nacido ya en la UE, su mera existencia no justifica nada. Si la UE es parte de nuestra realidad diaria, que lo es, debe funcionar como un escalón más. Y si no lo hace es que algo falla, y si además es el chivo expiatorio de los gobiernos nacionales pues estamos apañados", sentencia.

Por su parte, el portavoz del Parlamento Europeo asegura que los jóvenes viven la integración europea de una forma "más natural" que sus padres y que reivindican que ese "proceso de confluencia" de los países siga adelante. " Lo importante es que esa reivindicación encuentre cauces eficaces, a través de los partidos políticos y de la participación electoral", añade.

Estos cinco puntos resumen sólo una parte de lo que ha sido este año en materia europea. La suma sale en negativo, pero Jaume Duch insiste en que, pese a todo, hay "bastante que celebrar". "También hay mucho que reivindicar. Los últimos 60 años han sido sin ninguna duda los mejores de la historia de Europa. Gracias a la UE muchos millones de europeos han vivido en paz y han gozado de progreso económico y social. La crisis actual tapa, esperemos que momentáneamente, la verdadera foto del éxito de Europa. Pero no se trata sólo de celebrar, el 9 de mayo es la mejor fecha posible para exigir más pasos adelante, más integración, más solidaridad. Y para comprometerse a darlos", sentencia.

Veremos si el 9 de mayo de 2017 se han dado dichos pasos para lograr las metas que la UE, en su conjunto, necesita.

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Laura Riestra es subdirectora en 'El HuffPost'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III, ha trabajado en RTVE.es y en el diario 'ABC'. Puedes contactar con ella en laura.riestra@huffpost.es