Diez consejos para que tus hijos coman en verano

Diez consejos para que tus hijos coman en verano

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Cuando se acerca la hora de la comida en muchos hogares españoles surgen las dudas: ¿qué preparamos hoy?, ¿cómo conseguir que los niños coman?

Si por tu mente han pasado toda clase de ideas, si ya has probado a hacer el pino, bailar disfrazado, o incluso cantar El Tallarín, tal vez debas tener en cuenta que los más pequeños de la casa ya no tienen la misma actividad que el resto del año. Hace mucho calor y esto les afecta tanto o más que a los adultos, lo que reduce considerablemente su apetito.

Conseguir que estén nutridos e hidratados se convierte en todo un reto para las familias. Rosa García Alcón, secretaria científica y experta nutricionista de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), ha dado una serie de consejos y orientaciones durante el evento #RodillaConversa para enfrentarse a ello sin desesperación y con la mejor de las sonrisas:

1. La comida: cantidad razonable pero contundente

Para que los niños no se cansen, hay que cocinar platos que no sean muy grandes, pero con contundencia nutricional. Por ejemplo una ensalada variada con un aporte proteico como atún o pollo troceado. La alimentación que hemos heredado de la dieta mediterránea puede ayudarnos a a crear todo tipo de platos variados, sabrosos y muy saludables.

2. Agua: con frecuencia

La nutricionista García Alcón recomienda que los niños beban antes de tener sed para "curarnos en salud". Así, mantendremos su hidratación y por tanto la temperatura de su cuerpo a salvo. Los niños están muy ocupados en sus quehaceres cotidianos (buscando conchas en el mar, leyendo, dibujando, viendo la tele) así que no está de más recordarles que beban u ofrecerles líquidos de vez en cuando.

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3. Nutrición e hidratación: dos en uno.

Ya lo dice el refrán: "En julio, al mucho calor, ajo blanco y melón". En estas fechas es tan importante estar nutrido como hidratado. Por suerte en nuestra dieta hay muchos platos que cumplen las dos funciones. El gazpacho, el salmorejo, las cremas frías... todo un surtido que puede facilitar la tarea. Si los peques se resisten a comer algo más, se puede añadir alguna proteína como el pollo para cubrir sus necesidades nutricionales diarias consiguiendo una alimentación saludable.

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4. El postre: siempre fruta

La fruta veraniega entra por los ojos. Las frutas de esta época resultan las más ricas y nutritivas de todo el año; además, muchas de ellas poseen un 80-90% de agua por lo cual aportan vitaminas e hidratación. Los zumos naturales mantienen esas vitaminas, pero hay que tener cuenta que su ingesta no sustituye la de una pieza porque no poseen la fibra que lleva la pulpa. Son necesarias al menos dos piezas diarias. ¿Por qué no una macedonia variada hecha por los niños con una divertida cuchara parisienne?

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5. Helados: mejor caseros

Nunca deben sustituir al postre. Los helados y los sorbetes siempre han sido los protagonistas de la temporada estival, pero su alto contenido en azúcar puede aportar más sed. La mejor opción es hacerlos con los niños en casa. Existen muchas opciones, pero la nutricionista García nos aconseja prepararlos de yogur. Podemos añadirle fresas, moras, frambuesas o incluso cacao. ¡Ningún niño puede resistirse a esta fórmula!

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6. Las verduras: disfrazarlas

Las verduras son una batalla con los niños. Contamos con verduras de temporada como las judías, acelgas y espinacas que se pueden disfrazar añadiéndoles patata o incluso en revueltos para conseguir que el plato sea más apetecible. Los niños deben ingerirlos dos veces al día, en ensalada o cocida. Proporcionan fibra, vitaminas y minerales.

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Un plato con colores variado contiene todas las sustancias necesarias para combatir los radicales libres: además de nutrientes, las verduras poseen distintos antioxidantes que las dotan de múltiples colores. Así, las antocianinas aportan el toque de rojo oscuro y morado; el betacaroteno, el naranja y el rojo; los carotenoides el amarillo y la clorofila el verde.

7. Cereales: sí, pero integrales

Los cereales integrales aportan más fibra y nutrientes que los refinados ya que poseen el grano completo. Pasamos más tiempo fuera de casa, por esto bocadillos y sándwiches son un buen recurso para llevar a la piscina o la playa incluyendo siempre vegetales y una pieza de fruta.

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8. Legumbres: fundamentales

Un guiso de lentejas o cualquier tipo de potaje puede sustituirse por una ensalada de legumbres. Una opción muy apropiada y fresca, que les aportará minerales y fibra, necesaria dos veces en semana. ¿Por qué no un hummus casero?

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9. El pescado: la gran lucha

La mejor opción para el verano es sin duda el pescado azul. Preparados en ensaladas o barbacoa, el bonito, la sardina o el boquerón —con un aporte de Omega3— completan la dieta semanal.

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10. Intoxicación por alimentos : cómo evitarla

Evitar la intoxicación alimentaria es sencillo si se preserva la cadena de frío tras la compra, se manipulan los alimentos de forma higiénica y se descongelan en el frigorífico para que el cambio de temperatura no sea muy brusco. Ante una intoxicación los niños pueden presentar síntomas como decaimiento, dolor o molestias abdominales, vómitos náuseas o diarreas, fiebre y sudoración ... Es importante prestarles especial atención e incluso acudir al médico al más mínimo signo de deshidratación.