El Museo de Bellas Artes de Bilbao rinde homenaje a la escultura hiperrealista

El Museo de Bellas Artes de Bilbao rinde homenaje a la escultura hiperrealista

INSTITUTO PARA EL INTERCAMBIO CULTURAL DE TUBINGA

"Aunque dedico mucho tiempo a la superficie, es la vida interior la que quisiera capturar". Son palabras de Ron Mueck, uno de los escultores presentes en la exposición Escultura hiperrealista 1973-2016, que se inauguró el 20 de julio después de una huelga de 41 días de los trabajadores del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Un recorrido que comienza allá por las décadas de los 60 y 70 y que constituye la primera muestra dedicada a estudiar la evolución de la escultura hiperrealista.

Una exposición organizada en colaboración con el Instituto para el Intercambio Cultural de Tubinga, que ya presentó una muestra dedicada a la pintura hiperrealista, expuesta en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid en 2013. "Una continuación lógica", nos contaba el director del Instituto y comisario de la exposición Otto Letze. "Era importante abordar lo que había sucedido en el mundo de la escultura, desde que en los años 60 en Estados Unidos un grupo de artistas empezó a interesarse en el movimiento".

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Carole A. Feuerman, General's Twin

Letze se refiere a nombres como los de los norteamericanos George Segal, Duane Hanson o John DeAndrea, que comparten espacio en la Sala BBK del museo bilbaíno con otros autores más contemporáneos que han contribuido a difundir el movimiento artístico hasta nuestros días. Un retrato, según Letze, "de las generaciones que siguieron a los fundadores del hiperrealismo", y un recorrido por las nuevas técnicas y avances dentro del movimiento. "George Segal comenzó utilizando plástico, y ahora, gracias a los adelantos de la tecnología, los resultados son todavía más impactantes y cautivadores".

Artistas como el italiano Maurizio Cattelan, la belga Berlinde de Bryuckere o el español Juan Muñoz, Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 2000, forman parte de esta muestra en la que se incluye a prácticamente todos los representantes del movimiento hiperrealista. Un viaje por las emociones del ser humano abordado desde distintas perspectivas y múltiples técnicas artísticas para dar vida a las figuras. Una diversidad que se refleja en las cinco secciones en las que se divide la exposición: Réplicas humanas, Esculturas monocromas, Partes del cuerpo, El juego de las dimensiones y Realidades deformadas.

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Maurizio Cattelan, Ave María

Tres años de preparación y 34 esculturas que buscan transmitir, según Otto Letze, que el hiperrealismo es una disciplina que “incluso en la antigua Grecia y en Roma se buscaba para idealizar el cuerpo humano”. En este caso, va más allá de la idealización y puede utilizarse como un mecanismo de crítica social: "No es únicamente el efecto de impacto y de autenticidad de las figuras, sino el hecho de que genera una reflexión y hace plantearse preguntas, ¿de dónde somos?, ¿a dónde vamos?".

Piezas provocativas como Dead Dad de Ron Mueck, o Ave María de Maurizio Cattelan. Toda una declaración de intenciones, muy importante según Lezte, "cuando ves lo que está sucediendo en la política a nivel mundial, y luego ves esta pieza.... Para mí es muy importante transmitir estas cosas al público. Una conexión con lo que sucede en la sociedad".

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