El 'boom' de los festivales de música: ¿estallará la burbuja?

El 'boom' de los festivales de música: ¿estallará la burbuja?

GTRESONLINE

La localidad pacense de Alburquerque acoge este fin de semana la 21ª edición del ya célebre festival de música ContemPOPránea, mientras que en Benidorm (Alicante) reciben a cientos de amantes de la música dispuestos a disfrutar del Low Festival. Todo esto a la vez que en otros seis municipios españoles se dan cita eventos musicales de similares características.

Pasó lo mismo el fin de semana anterior, el del 23-24 de julio, con la segunda edición del Fasse-Rueda Festival en Medina del Campo (Valladolid) o la celebración del Derrame Rock en Gijón. Y también hace dos con el FIB en Benicàssim (Castellón) o el Portamérica en Nigrán (Pontevedra). Y volverá a pasar igual dentro de una semana cuando Burriana (Castellón) acoja el multitudinario Arenal Sound; o dentro de dos con el regreso del Sonorama Ribera a Aranda de Duero (Burgos).

España se ha convertido en tierra de festivales. Con la llegada de la temporada de calor comienzan a florecer por toda su geografía los eventos musicales. En el extenso calendario festivalero de la revista dod Magazine se incluyen más de cien citas entre los meses de junio y septiembre, aunque aseguran que la cifra supera los 150, y que la mayoría están dirigidos al público indie, amante de la música independiente.

  5c8b17882300003000e78c0a

Pero, ¿cómo es posible que haya público suficiente para tantos eventos? ¿Cuál es la receta para mantener la buena salud de esta moda que empezó a finales de los 90 y que cada año gana adeptos? ¿Acabará por explotar la burbuja? Organizadores, patrocinadores y grupos acostumbrados a subirse a los escenarios de estos eventos están convencidos de que todavía hay público suficiente, pero temen que si no se maneja bien la situación puede pasar factura a esta tendencia.

UNA NUEVA FORMA DE VIAJAR

Si hay un grupo festivalero, ése es Love of Lesbian. Los catalanes, que en 2017 celebrarán 20 años en el panorama musical, tienen tantos festivales a sus espaldas que hace unas semanas El Mundo Today bromeaba con el nacimiento del Sin Love of Lesbian Fest. Para su cantante, Santi Balmes, al que le encantó aquella noticia, este boom está relacionado con "un nuevo modelo de turismo". "Igual que te puedes ir a Florencia, en un momento dado te puedes ir con tus amigos de festival gastándote poco dinero", apunta por teléfono a El Huffington Post.

Javier Ajenjo, director del Sonorama Ribera, defiende esta teoría: "Ir de festival es ya una tradición del verano. Son un poco como las verbenas de antes. Las fiestas tradicionales se han convertido en festivales, más allá del tipo de música que suene".

Y no sólo de veraneantes nacionales beben estas citas. Gustavo Navedo, organizador del FIB, defiende que muchas atraen a público extranjero que “viene aquí por la música y por vivir una experiencia. Son unas pequeñas vacaciones”. En su opinión, las circunstancias del país también acompañan y hace hincapié en el buen clima.

Ir de festival es ya una tradición del verano (...) Son un poco como las verbenas de antes" (Javier Ajenjo, Sonorama Ribera).

Y SON PARTE DE NUESTRA CULTURA

Novatos como el Gigante de Guadalajara o el Mad Cool de Madrid conviven con veteranos que ya superan la mayoría de edad: ahí están el FIB, el Sonorama o los dos ContemPOPráneas. Todos han contribuido a hacer de España una tierra de festivales y han convertido estas citas en una tradición que se remonta a finales de los 90, como la define Navedo.

"Lo que está claro es que todo esos que empezamos creamos una cultura de festival, que estaba implantada en Inglaterra y que en España no existía. Ahora se ha convertido en algo que prolifera y que además funciona", apunta Ajenjo, para el que estamos "tocando el estilo inglés con los dedos". Ahora hay que saber manejar la situación: "No debemos pasarnos, no hay que sobredimensionar lo que tenemos".

LA RADIO DE LOS INDIES

Con diez años y un día en el mundo de la música, los barceloneses Dorian también tienen algo que decir en materia de festivales. Belly, la voz femenina del grupo, está convencida de que en esta proliferación festivalera ha tenido que ver el “desencanto que la gente joven sufre de la música más comercial”. Porque en medio de ese desencanto aparecieron grupos como ellos mismos, "Love of Lesbian, Vetusta Morla o Supersubmarina, que han llenado ese hueco".

"Para nosotros los festivales son muy importantes porque son nuestra radio. Hemos crecido a la par que el parque de festivales y nos han servido de gran altavoz", señala. Entonces debutaban ante un público de su generación y ahora actúan ante esos mismos fans y otros mucho más jóvenes. "Se han convertido en un bautismo de fuego a nivel musical. Creo que hay mucha gente que empieza yendo a festivales antes de ir a las salas", añade Santi Balmes.

DEFINICIÓN Y COORDINACIÓN

Ante este amplísimo panorama, muchos se preguntan cómo es posible la convivencia pacífica de estas citas, especialmente en lo que a música indie se refiere. La clave es la definición. "Un festival no puede ser poner un escenario, que suban cinco grupos a cantar y ya. Tampoco se pueden clonar carteles y repetir el mismo modelo con siete días de diferencia. Hay que evitarlo porque la gente se está cansando", asegura Javier Arnaiz, director del novato Mad Cool. "Los festivales tienen que crecer a lo ancho y convertirse en experiencias" porque si no acabarán desapareciendo como ya está ocurriendo. Este año han caído algunos como el Marenostrum (Alboraya, Valencia), el Trafalgar Festival en Barbate (Cádiz) o el Territorios en Sevilla.

Se han convertido en un bautismo de fuego a nivel musical. Hay mucha gente que empieza yendo a festivales" (Santi Balmes, Love of Lesbian).

"Hay que definir el tipo de música que se da porque hay alguno que es un batiburrillo", añade Ajenjo, del Sonorama. "Y luego hay que crear una experiencia, más allá de los conciertos. En el Sonorama también están las actuaciones de día por el pueblo y las experiencias añadidas en torno al vino o al lechazo". De eso mismo habla Belly, de Dorian: "El SOS, por ejemplo, trae grupos internacionales que son difíciles de ver a lo largo del año o el Sonorama apoya muchísimo los grupos pequeños".

Y para que no clonen carteles, como dice Arnaiz, y estalle la temida burbuja festivalera, la solución es fácil: la coordinación. "Se contrata en función de lo que se quiere y se puede contratar, pero también nos fijamos en el cartel que tienen en el resto de festivales", apunta Navedo, del FIB. "Nosotros intentamos no coincidir con Ebrovision (en Miranda de Ebro, a 170 kilómetros de distancia) y hacerlo lo más distinto dentro de una lógica. Hay que evitar clonarse y que cada uno tenga una identidad", añade Ajenjo, para el que se están rozando los límites.

AYUDA DE PATROCINADORES Y FUENTE DE INGRESOS

El Sonorama lleva en su nombre la palabra Ribera (del Duero), el Noroeste Pop Rock de A Coruña ha pasado este 2016 a ser el Festival Noroeste Estrella Galicia. Y en el País Vasco Heineken es ya parte del Festival de Jazz de San Sebastián o del BBK Live de Bilbao.

Las marcas, sobre todo las de bebidas alcohólicas, ejercen de mecenas en estos eventos musicales. Sin ellas probablemente algunos no subsistirían o al menos no serían de las mismas dimensiones. Tras el reciente acuerdo del Ayuntamiento de A Coruña con Estrella Galicia, el festival herculino ha duplicado sus cifras y ha pasado de 32 bandas en 2015 a tener 60 en 2016 y de durar tres días se ha pasado a seis. "La marca es un soporte para que crezca, un soporte económico y de comunicación", explica José Manuel Sande, concejal de Culturas, Deporte y Conocimiento del Ayuntamiento.

  5c8b17882500000704ca046c

Un concierto en el BBK Live de Bilbao

Javier Ajenjo define estos patrocinadores como el pulmón de los festivales y reconoce que son sus grandes aliados: "Nos ayudan, son necesarios". Aunque no es un apoyo totalmente desinteresado, la ayuda es mutua. Desde Heineken (en el cartel de las citas vascas o del Primavera Sound) apuntan a que no son "meros patrocinadores que dan una simple contraprestación económica, la implicación es mucho mayor". Su papel también es participar activamente, "dando apoyo desde la comunicación y la producción".

Del mismo modo, los Ayuntamientos de cada localidad desempeñan un papel clave en esta supervivencia. "Hay muchos niveles de colaboración, no sólo económico, sino que proporcionen servicios, espacios, seguridad", asegura Navedo. "Parece que es poca cosa pero es fundamental para poder llevar a cabo el evento". Barcelona es el claro ejemplo de esta buena convivencia que luego repercute en beneficios para la ciudad: el Primavera Sound supone un impacto en la ciudad condal de casi 100 millones de euros. En una escala menor, el Sonorama trae tres millones a Aranda de Duero, de 50.000 habitantes.

LA PROFESIONALIZACIÓN DEL SECTOR

Montar un festival a finales de los 90 no era precisamente una tarea fácil. Para los ayuntamientos era algo demasiado novedoso y el apoyo de las marcas era prácticamente nulo. Tampoco había expertos en la organización.

"El camino se ha abierto a lo largo de los años y se ha profesionalizado cada vez más el sector. Hay profesionales que saben cómo llevar a cabo un evento de gran magnitud: a nivel permisos, producción, sonido", cuenta Javier Arnaiz, que antes del Mad Cool participó en la preparación de más de 40 festivales. "Se ha profesionalizado el sector y también los grupos. Hace 20 años era más difícil contactar con ellos porque no tenían agencias ni representantes. Ahora es un trabajo mucho más fluido".

LA CRISIS DE LAS SALAS

Muchos de estos eventos, sobre todo los de nueva generación, han crecido a la par que la crisis económica. Mientras las salas de conciertos se vaciaban (y cerraban), los festivales se abrían hueco como alternativa de ocio proporcionalmente más barata.

"A mí lo único que me asusta es que esto se convierta en algo que acabe con la cultura de ir a ver un concierto exclusivo de esa banda porque ahí es donde un grupo va a desplegar todas sus armas", señala Balmes. "Los que son muy melómanos puede que descubran un grupo y lo empiecen a seguir, ¿pero es así la mayoría de la gente? Te tiene que fascinar mucho, mucho esa banda para que luego la vayas a ver en concierto".