Insultos al papa, presidentes, homosexuales... las perlas del presidente de Filipinas

Insultos al papa, presidentes, homosexuales... las perlas del presidente de Filipinas

REUTERS

El pasado martes el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dejó al mismísimo Barack Obama sin palabras. Tanto, que EEUU canceló el encuentro que ambos iban a mantener durante la cumbre de la ASEAN, una asociación de diez países del Sudeste Asiático (entre ellos, Filipinas), que se celebra en Laos. El motivo de que no se viera fue que, delante de todo el mundo, Duterte dijo lo siguiente a su homólogo estadounidense: "Usted debe ser respetuoso, y no lanzar preguntas y declaraciones. Hijo de puta, te voy a maldecir en ese foro".

Fue su forma de responder a las críticas previas que había recibido por parte de EEUU sobre su sangrienta guerra contra el narcotráfrico, que se ha cobrado más de 2.400 vidas en poco más de dos meses desde que llegó al poder.

Eso sí, ahora el Gobierno de Filipinas espera que se produzca una reunión "informal" entre Rodrigo Duterte y Barack Obama. Así lo ha expresado este miércoles el portavoz del presidente filipino, Ernesto Abella, en una rueda de prensa en la capital laosiana.

"No hay ninguna crisis con Estados Unidos, hasta donde podemos ver", ha llegado a decir el portavoz, quien ha asegurado que "en su momento debido" se celebrará la reunión entre los dos presidentes, que disienten sobre las ejecuciones extrajudiciales de narcotraficantes en Filipinas. Casualmente, según las autoridades filipinas está previsto que Obama se siente esta noche en la cena de gala en Vientián junto a Duterte, que ha pedido disculpas por lo que considera una malinterpretación de sus palabras.

"En eventos (la cena) como este siempre hay oportunidades para que haya este tipo de encuentros", ha manifestado Abella.

Eso sí, pese a la consternación general que han causado las palabras que ha dedicado al mandatario estadounidense, lo cierto es que es sólo una de sus múltiples salidas de tono... Aquí la prueba.

Hablando sobre el representante de EEUU en Filipinas, Philip Goldberg, el presidente dejó claro hasta qué punto no respeta al prójimo:"Como usted sabe, me peleo con el embajador. Su embajador homosexual es un hijo de puta. Me molesta", dijo en declaraciones a la televisión el pasado 10 de agosto.

Tras estas declaraciones, EEUU convocó al jefe de la misión diplomática filipina en Washington, Patrick Chuasoto, para pedir explicaciones por esos comentarios "inapropiados".

Políticos, mandatarios o el papa. Duterte no tiene filtro y no le importa menospreciar a nadie en un país con un 80% de población católica. "Había mucho tráfico y tardamos cinco horas desde el hotel al aeropuerto. Pregunté a qué se debía. Me dijeron que era el papa, quería llamarle y decirle: "Papa, hijo de puta, lárgate a casa, no nos vuelvas a visitar", dijo sobre la visita del papa Francisco en enero de 2015 en el archipiélago.

Los profesionales de la información tampoco se han librado de sus comentarios. "Sólo porque seas periodista no significa que estés exento de ser asesinado si eres un hijo de puta", dijo el mandatario filipino en mayo durante una rueda de prensa al ser preguntado sobre qué pretendía hacer frente a las muertes de este colectivo profesional, después del asesinato de un reportero en Manila.

El mandatario filipino también llamó "estúpida" a la ONU y afirmó que no tiene tiempo de reunirse en Vientián con el secretario general del organismo, Ban Ki Moon, que precisamente esta noche estará sentado también al lado de Duterte en la cena de gala.

Duterte ha llegado a bromear con algo tan serio y doloroso como es una violación. Se centró en el ataque a una misionera australiana: “Me enfadó mucho que la violaran, eso es una cosa. Pero ¡era tan guapa!… El alcalde tenía que haber sido el primero. ¡Qué desperdicio!”, dijo el pasado abril sobre el suceso que ocurrió durante un motín en la cárcel de Davao en 1989.

En aquella ocasión, después de las miles de críticas que recibió dijo: "A veces me sale lo peor de mí por la boca".

Cuando se encontraba en Vientián, la capital de Laos, prometió a la comunidad filipina residente allí que acabará con Abu Sayyaf, la rama de Al Qaeda que perpetró un atentado en Davao el pasado 2 de septiembre. "Si los tengo delante, puedo comer humanos. Abriré vuestros cuerpos. Dadme vinagre y sal y os comeré", según Inquirer.