ASMR: el misterio de los orgasmos cerebrales

ASMR: el misterio de los orgasmos cerebrales

Orgasmos cerebrales: ¿Qué son?por elhuffingtonpost

"La primera vez que lo hice fue brutal, increíble. Tuve que parar y quitarme los cascos de lo intenso que era". Así recuerda Lucía el día que descubrió el ASMR (autonomous sensory meridian response o respuesta sensorial meridiana autónoma), una sensación que experimentan algunas personas al escuchar unos sonidos determinados y que a esta joven psicóloga de 23 años le ha cambiado la vida. Algunos lo definen vulgarmente como "orgasmos cerebrales".

El ASMR se ha hecho popular a través de internet. Una gran comunidad de internautas han descubierto este fenómeno gracias a la red y, lo más importante, les ha ayudado tambiéa descubrir que no están locos, sino que esta sensación la experimenta mucha gente —mucha más de la que uno se imagina—. Hay canales de YouTube y videoblogs que tienen hasta un millón suscriptores y en los que los protagonistas se dedican a simular una serie de sonidos con micrófonos de última generación.

Pablo Irimia, vocal de la Sociedad Española de Neurología, asegura que no se ha hecho ningún estudio exhaustivo sobre el ASMR. "Sólo hay algunas observaciones aisladas que explican que es un fenómeno que viene a través de videoblogs que describen estímulos y hacen que ciertas personas noten una sensación de placer en la cabeza", apunta.

Si quieres probar el ASMR, utiliza cascos que te aíslen.

Lucía es una de estas personas. Descubrió esta sensación cuando cursaba una beca Erasmus en Escocia. "Veía vídeos en YouTube de maquillaje, entre otras cosas", explica, "había uno en especial de una mujer que tenía la voz muy dulce y hablaba susurrando. Cuando enseñaba su maquillaje lo acercaba al micrófono y hacía una serie de sonidos y ruidos tan intensos y a la vez sutiles que a mí me producían un cosquilleo muy agradable".

Tras experimentar esta sensación, la joven investigó por internet y descubrió el ASMR. "Me metí en uno de esos vídeos y esa sensación, que fue la primera de todas, fue brutal. Fue tan intenso que tuve que parar y quitarme los cascos", cuenta. Ella sabe que no es la única a la que le pasa, pero que tampoco es algo habitual: "Sé que esa sensación la tengo desde pequeña, aunque nunca la experimenté tan fuerte... Tengo un claro recuerdo de ir en el autobús del colegió y sentir lo mismo cuando se rasgaba una bolsa de papel, eso se me ha quedado grabado y muchos años después he descubierto por qué".

LA VERGÜENZA DE CONTARLO

Lucía no ha conocido personalmente a nadie que comparta esta curiosa afición. "Se lo conté a mis amigas y se rieron de mí, me llamaban rara; aunque siempre desde el cariño", dice entre risas, "pero ellas lo saben porque tenemos mucha confianza y siempre hemos aceptado todo de las otras".

A pesar de que estos vídeos se han convertido en algo casi cotidiano en su vida, aún no ha conseguido reunir el valor de contárselo a su pareja o a sus padres: "Me muero de vergüenza".

"A primera vista puede parecer algo raro, pero muchas veces veo a personas estresadas y me dan ganas de decirles que prueben, que puede venirles bien y puede ser el mejor descubrimiento de su vida", asevera, "pero al ser poco común no me sale decírselo a nadie más".

¿UN SÓLO SONIDO O MUCHOS? ¿LE PASA A TODOS? ¿POR QUÉ?

Son muchas las dudas que surgen respecto a este fenómeno: ¿Le pasa a todo el mundo? ¿Con qué tipos de sonidos? "A mí me pasa en general con muchos sonidos", explica Lucía. "Hay algunas cosas que me pondrían de los nervios en la vida real, como escuchar a la gente comer o masticar chicle, que en los vídeos me gusta... Es una sensación extraña", admite.

Irimia explica que "hay mucha gente que tiene estas sensaciones pero no es algo universal". Al ser un fenómeno que no se ha estudiado desde el punto de vista neurológico, "resulta difícil hablar de ello con certeza". Además, el experto opina que "el nombre (ASMR) resulta confuso desde el punto de vista médico". Cuando se habla de ello parece que uno se va a encontrar con una alteración de los nervios, "pero resulta una denominación que le han dado los pacientes, no los médicos".

¿Por qué pasa? ¿Y por qué sólo a algunas personas? Según el experto es un "fenómeno real" que tiene que deberse a "algo que ocurre en el cerebro de estas personas". "Se podría pensar que la señal del cerebro se procesa diferente en algunas personas y se activan otras áreas de sensibilidad", explica. Además cree que es algo "muy autónomo" y, como ha descubierto Lucía, "le ocurre a determinadas personas que desde pequeños van encontrando diferentes estímulos que les transmitan esa sensación, pero no parece que le pase a todo el mundo".

¿QUÉ ES LO QUE SE SIENTE?

Relajación. Esa es la primera respuesta de Lucía cuando se le pregunta por lo que siente al ponerse los cascos. Pero se lo piensa un poco más: "Es cierto que hay cierta polémica dentro del mundillo por relacionarlo con algo sexual". "En mi opinión, tiene un límite un poco difuso... Me fastidia mucho que se sexualice pero creo que las sensaciones que experimentas son un balance entre placer y relajación, por eso lo llaman orgasmo cerebral, porque cuando te da fuerte puede ser una sensación orgásmica. Sin saber nada a nivel neurológico, yo creo que algo tiene que ver con las hormonas que producen placer".

Explica que, en su caso, las sensaciones que vive dependen del momento. "A veces es sólo relajación frente a la ansiedad, parece que estás sedado... Unas veces supone una relajación muy placentera e incluso orgásmica y otras, una relajación cercana a la meditación".

Sólo hay algo que a Lucía le preocupa: se declara adicta al ASMR. "Lo que me pasa ahora es que no soy capaz de estudiar o dormir sin ASMR", asegura, "pero descubrirlo por internet me ha hecho sentirme menos rara: sé que no estoy sola".

Lo cierto es que es un tema muy poco explorado por la ciencia. Además, como cuenta Irimia, "la mayor parte de la información explica qué es e intenta buscar un patrón, pero no se establece qué ocurre ni se ha investigado nunca". "Es algo muy difícil de investigar y de medir", concluye. Pero los suscriptores a los videoblogs siguen aumentando.

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