Nareen Shammo: "Si la UE o EEUU hubiesen hecho algo, los yazidíes no estaríamos así"

Nareen Shammo: "Si la UE o EEUU hubiesen hecho algo, los yazidíes no estaríamos así"

La hija de Shirin tenía 13 años cuando se suicidó tras ser secuestrada junto a su madre y sus hermanos por el Estado Islámico. A sus hermanos los vendieron varias veces antes de ser violados y agredidos una y otra vez por sus captores. Nour tiene 16 años y tuvo una hija durante los casi dos años que pasó cautiva por el EI. La humillaron, la encarcelaron y la vendieron varias veces. "Es como si para ellos no fuéramos humanos", señaló a Amnistía Internacional. Varias familiares suyas siguen secuestradas. Jamila fue secuestrada en 2014 y fue violada repetidas veces por al menos 10 hombres tras ser vendida. Todas ellas utilizan nombres falsos para preservar su seguridad.

Son tres de los cientos de mujeres yazidíes que han sido víctimas de los abusos del Estado Islámico, según denuncia Amnistía Internacional. Varias de las víctimas a las que entrevistaron los miembros de la organización habían estado al borde del suicidio o tenían hermanas o hijas que se habían quitado la vida por los atroces abusos sufridos durante el cautiverio. Además, denuncian que su sufrimiento se agrava por la indigencia en la que viven, el dolor por los familiares perdidos y el temor por los que siguen secuestrados. Este martes el Parlamento Europeo entrega el premio Sajarov a dos de las mujeres que lograron escapar: Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar.

Cogían armas de ISIS para suicidarse y matarlos también a ellos

En agosto de 2014, los combatientes del EI atacaron la región noroccidental iraquí de Sinyar y, desde entonces, la comunidad yazidí ha sido objeto de ataques deliberados y sistemáticos. Han sido secuestrados, masacrados y amenazados de muerte si no se convertían al islam. En el pueblo de Nadia y Lamiya, el EI masacró a todos los varones y secuestró a todas las mujeres y niños. La principal portavoz de los yazidíes en Irak es Nareen Shammo, una periodista de 30 años procedente de un pueblo de Irak que hoy trabaja desde Alemania para visibilizar y denunciar estas atrocidades.

"Claro que hay suicidios. He documentado algunos casos y muchas se matan a sí mismas porque tenían la esperanza de ser liberadas por el ejercito iraquí o kurdo. Al cabo de unos meses veían que se les había ignorado y perdían la esperanza. Algunas no pueden aceptar el haber sido violadas o separadas de sus familias", cuenta la joven. "Otras incluso cogían armas de ISIS para suicidarse y matarlos también a ellos".

LA FALTA TOTAL DE AYUDA INTERNACIONAL

"No hay ayuda internacional, nada", afirma rotundamente Shammo, "estas personas viven ahora en campamentos de refugiados con sus familias desplazadas en Irak. Sufren muchos traumas y daños físicos, pero no reciben ninguna ayuda". La activista señala que el problema principal es que estas mujeres y niñas siguen sintiéndose inseguras: "Viven rodeadas de musulmanes y tienen miedo de que el ISIS u otros grupos puedan raptarlas otra vez y violarlas, así que viven preocupadas". Esto ocurre aunque los campos se encuentren en la zona segura de Kurdistán, "la inseguridad la llevan dentro".

"Si la Unión Europea o los Estados Unidos hubiesen hecho algo, cualquier cosa, la situación de los yazidíes no sería la que es", denuncia Shammo. "A día de hoy 4.000 yazidíes siguen cautivos y muchos de nuestros niños ya se están formando para ser yihadistas en el futuro", cuenta, por eso para ella es "una vergüenza" permanecer en silencio durante más de dos años y medio. "Eso es lo que han hecho la UE y otros países del mundo".

Considera que reconocer lo que ha pasado con los yazidíes, los cristianos u a otras minorías en Irak "no es suficiente". "Hay que hacer algo y presionar a los gobiernos iraquí y kurdo, además de a otros países, para que se libere a las mujeres y niños yazidíes y para que garanticen su seguridad", opina. Pero afirma que "el caso yazidí está siendo absolutamente ignorado y ha llegado el momento de decirles que despierten".

DESPRECIO A LAS MUJERES VIOLADAS

Para que esto pase, ve necesario que los yazidís abandonen Irak, "porque todo lo que les rodea les recuerda lo que les pasó a ellos y a sus familias". Las sociedades iraquí y kurda desprecian a las mujeres violadas, no son respetadas, "y este es el mayor reto para la comunidad yazidí". "Algunas personas de Irak piensan que la nuestra comunidad ya no es respetable porque han aceptado a las mujeres que han sido violadas", cuenta Shammo.

"La manera de apoyar a las víctimas es reconociendo primero el genocidio que sucedió, esta es una manera de ofrecerles ayuda psicológica, ya que esta gente ha visto como mataban a sus hijos o hermanos", asevera la activista. "En la comunidad yazidí se respeta a las mujeres y no se permite que se las mire mal, así que estaban acostumbradas a eso", relata Shammo, "de un día para otro se convirtieron en esclavas, fueron separadas de su familia y puestas a la venta en el mercado público o regaladas a yihadistas en Siria u otros países".

"Sólo imagina cómo es para una niña que le hagan la prueba de virginidad o que tengan su foto en una pared para venderla a cualquier persona, sin saber lo que va a ocurrir ni dónde vas a acabar", explica. Algunas de estas mujeres incluso se escondían bajo tierra para no ser atrapadas.

AÚN HAY ESPERANZA

Shammo no pierde la esperanza. Ella ahora vive en Alemania y afirma que hay "varias organizaciones y personas en los países occidentales que tratan de buscar una solución". Pero considera que "todo va muy lento y la paciencia se acaba".

¿Qué es lo más importante que pueden hacer nuestros gobiernos? Shammo lo tiene claro: "Dejar de vender armas a Oriente Medio y no tomar acción sólo sobre las políticas, sino también en el ámbito humanitario". "Lo más importante que podemos hacer la gente de a pie es actuar como una voz para las minorías, seguir aprendiendo de la situación y ejercer presión para que no haya silencio. En muchos campos de refugiados no tienen comida, ropa o dinero para ir al médico así que cada uno puede preguntarse a sí mismo como ayudar y decidir hacer algo", concluye.

Este martes no se dejará de vender armas a Oriente Medio, ni se llegará a un acuerdo internacional para poner a salvo a esta minoría que se siente insegura. Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar recibirán un certificado y 50.000 euros por su valentía, pero los yazidíes siguen esperando una solución.

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