5 motivos por los que tanta gente quiere ver la final Nadal-Federer

5 motivos por los que tanta gente quiere ver la final Nadal-Federer

GTRES

Miles de aficionados al tenis tenían un deseo desde hace días. Desde que Novak Djokovic y Andy Murray, los número uno y dos del mundo, quedaron eliminados del Abierto de Australia, muchos comenzaron a soñar con una final entre Roger Federer y Rafa Nadal. El suizo está considerado el mejor tenista de todos los tiempos y, para muchos, el español ocupa la segunda posición de ese podio histórico.

Nadal y Federer, números 9 y 17 del mundo, respectivamente, consiguieron superar a todos sus rivales y este domingo a las 9.30 (Eurosport y Discovery MAX) brindarán una final que muchos califican ya como el partido de tenis más relevante de los últimos años. ¿Por qué tanta gente ha celebrado que se produzca esta final? Aquí tienes algunas razones.

Quien más quien menos tiene su punto de nostálgico. Y, en el tenis, mirar hacia atrás es encontrarse con partidos épicos protagonizados por Federer, de 35 años, y Nadal, de 30. Ambos disputaron finales recordadísimas en la década pasada, cuando eran los grandes dominadores de este deporte. Entre 2006 y 2011 jugaron ocho partidos decisivos de Grand Slam.

De entre todas ellos destaca la que protagonizaron en Wimbledon en 2008, que para muchos pasó a la historia como el mejor partido de tenis de la historia. Lo cree así, por ejemplo, el histórico jugador John McEnroe, que aseguró: "El drama, la calidad y la forma en la que terminó cuando parecía que no era posible que se jugara más tenis fue algo extraordinario”. Aquel partido lo ganó Nadal por 6-4, 6-4, 6-7(5), 6-7(8), 9-7.

De las ocho finales, seis las ha ganado el español y sus únicas derrotas las ha conocido en Wimbledon, territorio natural del suizo por ser hierba. A lo largo de su historia se han enfrentado en 35 ocasiones. Aquí la balanza también cae del lado de Nadal, con 23 triunfos y 11 derrotas.

Nadal llevaba sin llegar a una final de Grand Slam desde mayo de 2014, cuando ganó Roland Garros frente a Novak Djokovic. Federer no volvía a luchar por un grande desde que venció en Wimbledon en 2012 a Andy Murray.

Pocos creían ya que ambos se pudieran volver a ver las caras en lo más alto. Ellos mismos lo dudaban. "Hace unos meses Nadal y yo estábamos más para hacer un partido benéfico y ahora podemos jugar la final del Open de Australia", admitió el propio Federer hace unos días.

Los dos tenistas han pasado en los últimos meses momentos muy delicados. El suizo estuvo medio año en el dique seco por culpa de lesiones en la rodilla izquierda y en la espalda. El español, por su lado, también estuvo fuera de las pistas varios meses y puso punto final a la temporada anterior de forma precipitada por culpa de sus reiterados problemas en la muñeca izquierda.

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Nadal y Federer, en el año 2006.

Pocos tienen dudas de que Roger Federer es el mejor tenista de la historia y también el más elegante en su juego. Además de su récord de 17 victorias en Grand Slam, ha sido número uno del mundo durante 302 semanas -237 de ellas consecutivas-, una cifras nunca antes vistas. Su extenso palmarés lo completan dos medallas olímpicas, una Copa Davis y cinco Masters ATP.

Nadal no llega a tanto, pero no le va muy a la zaga. Además de sus 14 victorias en grandes, ha sido número uno durante 141 semanas, tiene dos oros olímpicos y cuatro Copas Davis.

No son pocos los que se preguntan cómo sería el palmarés de ambos tenistas si no hubiesen coincidido en la misma época.

Federer y Nadal han protagonizado una de las grandes rivalidades de la historia del deporte, casi al nivel de las de Ivan Lendl y John McEnroe. Pero lo que les ha hecho más grandes es la forma en que la han vivido. Ambos se consideran amigos y no han escatimado elogios el uno hacia el otro.

Hace unos meses, sin ir más lejos, el español admitía: “Tener a Federer como rival me ha llevado a querer mejorar porque siempre tenía a alguien delante que era mejor que yo. Sabía que en tierra batida eran partidos al límite y en otras superficies las posibilidades de victoria eran bastante inferiores para mí, siendo consciente de que era mejor que yo prácticamente en todas las facetas del juego”.

Eso, dijo Nadal, le hacía trabajar cada día con la creencia de que tenía que mejorar y que nunca era suficiente. “Tener a alguien enfrente siempre te marca una línea y un objetivo. Y ese objetivo durante muchos años ha sido él”, remataba.

Federer, por su lado, también admitía que posiblemente hubiese sido otro jugador si Nadal no hubiese existido. “Rafa me hizo querer lograr más cosas. Si no hubiera estado en mi carrera, quizás no podría haber sido tan dominante porque no hubiera tenido la motivación de serlo. Quizás hubiera pensado que cinco años eran suficientes para mí. Pero como estaba Rafa, y disfrutaba tanto de nuestra rivalidad, eso hizo que quisiera más el tenis”, asegura.

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Nadal y Federer, en 2011.

No sólo miles de aficionados querían esta final. Los propios tenistas han admitido que el partido no será uno más. "Es especial jugar de nuevo con Roger una final de Grand Slam, no puedo mentir. Es emocionante para ambos, que estuvimos peleando en torneos importantes. Es una final, un partido muy importante para ambos y espero estar listo para competir de nuevo bien", señaló Nadal en rueda de prensa tras ganar en la semifinal.

Para el balear, la rivalidad que mantuvo con el suizo fue "maravillosa" para él, el de Basilea y para "el tenis". "Es la combinación de dos estilos diferente que hacen realmente especiales los partidos", remarcó."Será una batalla épica con Rafa. Todo lo que me preocupa es sobre cómo puedo ganar, pero, sin duda, entiendo la magnitud de jugar contra Nadal", confesó el suizo.

Todos preparados para ver tenis con mayúsculas.

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