Urquizu: "No me voy a presentar a las primarias del PSOE, no estoy en ningún tipo de operación"

Urquizu: "No me voy a presentar a las primarias del PSOE, no estoy en ningún tipo de operación"

CARLOS PINA

Desde niño devora los periódicos. Ignacio Urquizu (Alcañiz, Teruel, 1978) iba todos los días al quiosco o a la biblioteca de su pueblo para enterarse de lo que estaba sucediendo en el mundo. Siempre quería saber más. En el colegio y en el instituto participaba en los consejos escolares, tenía necesidad de hacer cosas, de ayudar, de mejorar su entorno.

Hoy Urquizu, a sus 38 años, es uno de los valores emergentes de un PSOE que intenta recuperarse tras las dolorosas derrotas electorales y las cainitas luchas internas. Su nombre está en todas las conversaciones sobre el futuro del partido. Él niega que vaya a presentarse a las primarias y rechaza estar en cualquier tipo de operación sucesoria.

Apenas lleva un año como diputado en el Congreso -llegó en las elecciones del 20-D encabezando la lista por Teruel-. Siempre le picó el gusanillo de la política, pero nunca se imaginó estar sentado en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Pensaba siempre en un futuro en el mundo académico, dando clases. Ahora, ha abandonado temporalmente su puesto como profesor de Sociología en la Universidad Complutense para adentrarse en los procelosos pasillos del poder. Pero volverá.

Estos días visita agrupaciones socialistas por toda España para hablar del partido. Cree que se están recuperando poco a poco y que la abstención era la única salida que había. Ahora toca hacer “oposición útil”. Dice que hay debates apasionantes entre militantes, pero rechaza que haya “dos PSOE”. No tiene tiempo para adentrarse en otro libro, pero escribe mucho para el partido. Y en los pocos momentos libres se zambulle en lecturas como Patria, de Fernando Aramburu, que le ha dejado “fascinado”. Y si quiere desconectar del todo: un capítulo de The Big Bang Theory. “No me canso de verla”, dice entre risas.

¿Qué radiografía hace del PSOE a febrero de 2017? ¿Cómo está el partido?

Es un partido que está recuperándose. Ya empieza a tener pulso, a moverse, después de unos meses en los que la situación era realmente muy mala. El partido empieza a coger algo de velocidad. Tiene bastantes definidas las dos cosas que han generado una parte de la situación: la estrategia de la oposición, sabemos que nuestro papel es el de oposición útil, y tenemos un calendario orgánico para ver cómo el PSOE se enfrenta a una nueva etapa. Hemos logrado bastantes avances en los últimos meses desde el Parlamento, el partido se está empezando a mover.

Esta semana se ha conocido la última encuesta con intención de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El PSOE se recupera un poco, pero siguen siendo la tercera fuerza. ¿Cómo lo interpreta?

Como lo que es una encuesta, una foto fija en un momento muy determinado. En política lo importante no es cómo empiezas, sino cómo acabas. Las encuestas nos ayudan a saber cuáles son nuestras debilidades y fortalezas. Soy profundamente optimista. Se empieza a ver una tímida recuperación, el enfermo está empezando a andar. En cuanto cojamos velocidad, que creo que va a ser muy pronto, seguramente esa encuesta será un punto más en ese recorrido.

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¿Confía en que el PSOE vuelva a ser la fuerza mayoritaria? ¿Y cuándo?

Claro, claro, para eso estamos trabajando. Espero que sea en las siguientes elecciones. Confío en que esta legislatura dure, porque es una legislatura atractiva para poder reformar cosas. Cuando toquen los siguiente comicios, que serán en 2020. En el año 2019 tenemos por delante no solo mantener los gobiernos autonómicos, sino tener algunos más si puede ser. Tenemos por delante dar la vuelta en las grandes ciudades y que el PSOE vuelva a tener fuerza ahí. Y el siguiente paso son las generales.

Estamos en una fase precongresual, las primarias serán el mayo y el cónclave los días 17 y 18 de junio. Una pregunta clara y directa. ¿Se va a presentar a las primarias?

No, no, no estoy en eso. Para nada. No estoy en ningún tipo de cosas, más allá de ayudar a mi partido en la elaboración de los textos y las ponencias. Ese tipo de decisiones son bastante complejas y para alguien que lleva poco en política como yo es una decisión que se le escapa. No estoy en ningún tipo de operación ni nada.

Dice que solo lleva un año y medio, pero habrá escuchado y leído su nombre

Sí, demasiadas veces para lo poco que llevo. Estoy como sorprendido. Agradezco siempre mucho el afecto de la gente y que hablen de ti bien, mucho mejor. Pero vamos, soy consciente de la realidad.

Echando la vista atrás a ese fatídico Comité Federal del uno de octubre y todo lo que pasó. ¿Se siente cómodo con la posterior abstención? ¿Cree que fue un error? ¿Fue el mejor paso que se podía dar?

Creo que era lo único que podíamos hacer de forma razonable. El problema que tenemos aquí es que parecía que el mundo se acababa en la sesión de investidura en la que decíamos ‘no’ a Rajoy. Pero es que el mundo seguía después de ese ‘no’. Y después de ese ‘no’, al margen del apoyo electoral que podía tener el PSOE, seguramente no creo que fuera muy superior, sino más bien inferior, había dos cosas. La primera era que el mensaje, desde el punto de vista de confianza en la democracia, era equivocado. Les estábamos diciendo a los españoles ‘mire, no nos gusta lo que votan y van a volver a votar hasta que salga lo que me gusta’. En segundo lugar, parece ser que todo el camino iba dirigido a que el PP ganara otras elecciones. Parecía que estábamos trabajando para que el PP se sintiera más cómodo de lo que se siente ahora en el Parlamento, que tuviera escaños suficientes para que se produjera una investidura en la cual el PSOE pudiera votar que ‘no’ y hubiera un Gobierno. Para que esas dos cosas se produjeran al tiempo significa que el PP tendría que tener mayoría absoluta. Entonces, yo prefiero que el Partido Popular no la tenga. Me gusta más que el PP se sienta incómodo y nosotros podamos hacer cosas. A partir de ahí, el gran problema no es decir ‘no’ a Rajoy, sino que no teníamos 176 escaños nosotros. La abstención era el mejor camino para que el PSOE pueda jugar un papel determinante en estos momentos.

La abstención era lo único que podíamos hacer de forma razonable

¿Esa abstención ha derechizado la imagen del PSOE?

No, en las encuestas la gente sigue situándonos en el centro izquierda. Cuando uno repasa lo que estamos consiguiendo en el Parlamento estos meses, son medidas muy sociales: salario mínimo, bono social, estamos trabajando en desmontar la ley mordaza, revertir las consecuencias más negativas de la reforma laboral y por un pacto por la Educación. Ni nuestra acción en el Parlamento indica eso ni los españoles piensan eso.

¿Pero se podría entender esta legislatura como un ensayo de gran coalición?

No, porque no gobernamos juntos. Lo que hay es un Gobierno del PP que no tiene mayoría absoluta y que, por tanto, si quiere hacer cosas necesita al resto de formaciones. Y cualquier cosa pasa por el PSOE. Ya sea porque queramos hacer medidas con Podemos o Ciudadanos o porque el PP decide ceder cosas a los grupos de la oposición. Por lo tanto, no tengo esa percepción ni los españoles.

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Pedro Sánchez en uno de sus últimos actos ha acusado a la gestora de estar en tierra de nadie. Usted colabora con la dirección interina para preparar el congreso. ¿Está el PSOE en tierra de nadie? ¿O sabe el PSOE en qué tierra está?

Nosotros sabemos dónde estamos. No es porque lo sepa la gestora, es que lo sabe el Comité Federal. En su última reunión, quedó muy claro dónde estaba el PSOE, en esa estrategia de oposición útil y en ese calendario orgánico. Seguramente Sánchez tendría que explicar mucho más qué entendía él lo de estar en tierra de nadie. Creo que estamos donde siempre ha estado el PSOE, ser un partido útil para transformar la realidad.

¿Qué le parece la decisión de Sánchez de competir de nuevo por la Secretaría General?

Para mí se merece el respeto por querer dar ese paso, que es muy importante por todas las implicaciones que tiene. Por tanto, legítimo y respetuoso que Sánchez quiera volver a ser secretario general.

Sánchez defiende un PSOE de izquierdas y autónomo y contrapone un modelo abierto de partido con otro más cercano a la derecha y al establishment. ¿Existen esas dos almas del PSOE?

Eso te lo puede responder él mejor que yo porque no pienso eso. Yo creo que no hay varios PSOE, hay uno. Y es un PSOE que tiene una trayectoria histórica en este país con una gran carga emocional, ha sido el partido que más años ha gobernado en democracia, ha hecho todas las transformaciones sociales. Nosotros queremos que siga siendo esa la trayectoria del partido. Un partido que lidera y está a la vanguardia de los grandes cambios del país. Por lo tanto, no creo que haya dos PSOE, percibo uno. Ahora voy a muchas agrupaciones y no me encuentro dos PSOE. Hay gente que piensa de forma distinta y se producen debates muy enriquecedores.

Ahora está manteniendo reuniones en agrupaciones y teniendo contacto muy directo con los militantes. Hay un sector del partido que dice públicamente que no tiene nada que ver lo que piensan los afiliados y los dirigentes. ¿Hay esa diferencia tan brutal?

Cuando uno baja a la realidad, se da cuenta de que la militancia del PSOE es muy plural. Por ejemplo, tienes mucha gente que está en administraciones locales, provinciales y regionales que tiene los pies muy en el suelo porque sabe lo que es gestionar y gobernar. Y luego tienes a gente que se puede sentir más identificada con alguna corriente más a la izquierda. Generalizar sobre la militancia es un error. Lo que me estoy encontrando es mucha gente con ganas de debatir.

Generalizar sobre la militancia es un error

¿Qué le parece el candidato Patxi López?

Todo el respeto del mundo. Es un paso muy importante y hay que alabar, como a Pedro y a quien se quiera presentar, que alguien quiera asumir eso y liderar el partido con todo lo que significa y con las dificultades.

Luego tenemos otra posible candidata con mucha fuerza, Susana Díaz, que no ha dado el paso todavía, pero a la que espera la gran familia socialista. ¿La ve como secretaria general?

Sí, sí, por supuesto que la veo. Además, sería la primera mujer secretaria general, que sería un hito. Sí, sí, por supuesto que la veo porque yo creo que es uno de esos valores y referentes que tenemos dentro del partido. No solo por gobernar una comunidad autónoma tan importante para nosotros como es Andalucía y liderar una federación como el PSOE-A. Es una persona, que por cierta edad y de forma generacional, va a tener un papel muy importante en la etapa que viene.

Sí veo a Susana Díaz como secretaria general

¿Es su candidata o precandidata favorita?

Para empezar, aún no es candidata. Y, después, cuando haya candidatos, tomaré mi decisión. Lo que Ignacio Urquizu piense creo que es irrelevante. Lo relevante es lo que piensen los militantes del PSOE.

¿Ella le ha confesado algo? ¿Habla con ella?

No, no. La verdad es que hemos hablado dos veces en mi vida y porque nos hemos encontrado en actos. No tengo una relación con ella como puede ser con otros compañeros. Las veces que hemos hablado, muy bien, muy amable.

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¿Hemos visto las primarias en el Partido Socialista francés y el fenómeno Hamon? ¿Se puede haber una traslación a las primarias del PSOE en España?

La realidad es distinta, allí el Partido Socialista estaba gobernando y tomando decisiones complicadas. El partido ha tenido un conjunto de factores que hacía que estuviera tocado en cierta forma. En segundo lugar, ha habido candidatos de izquierdas que han competido y otros que han decidido ir por libre. La competencia se ha reducido entre Hamon y Valls. Pero en el caso francés, me preocupa más que ninguno de los dos parecía que tenía posibilidades de pasar a segunda fuerza y que alguien como Le Pen sí las tenga. Empezamos a hablar del Frexit y cosas que tienen que preocuparnos.

Hablando de Europa. ¿Podrá salir la socialdemocracia de la larga crisis que vive algún día? ¿O está llamada a ser una cosa del pasado?

Cuando uno se pone a leer, se da cuenta de que la socialdemocracia lleva en crisis desde que nació. La palabra crisis la asociamos a cambio. Y es verdad que es un proyecto político que se va adaptando a las circunstancias. Es un proyecto que evoluciona y cambia, lo que permanecen son los objetivos, los valores y los principios. Luego, las políticas se van adaptando a la realidad. Estamos en esa fase de adaptación. Tenemos que redefinir algunos elementos de nuestro proyecto, no digo reinventarnos ni reiniciarnos.

Se ve claramente que tiene un problema el PSOE con el voto en las grandes ciudades y entre los jóvenes. ¿Cómo lo puede recuperar? ¿Y qué ideas está aportando en este sentido?

Lo que está sucediendo en las grandes ciudades, no solo en España, es que vamos a urbes cada vez más grandes, que tienen muchas competencias y un prisma internacional similar a un Estado. La crisis de la clase media es una crisis especialmente de los hijos de la clase media. Aquellos chavales que aspiran a ser clase media y se dan cuenta de que la gran ciudad no le ofrece esa oportunidad. Y observamos una sociedad con menos hijos, con cambios demográficos que se notan antes en las grandes ciudades. Lo que tenemos que hacer es sintonizar con eso. En eso estamos trabajando, José Carlos Díez va a tener un apartado especial sobre eso y trabajarán bastantes alcaldes.

Lo que es muy llamativo es que el PP después de estos años de crisis, con una política de austeridad, con medidas de recortes impopulares y con graves casos de corrupción siga siendo el partido más votado y las encuestas les dan todavía más diputados. ¿Les han ganado en relato? ¿Cómo no consiguen reducir esa brecha?

Hay varias cosas. Es el más votado a pesar de haber perdido tres millones de votos. En otras condiciones en este país, esa caída le habría llevado a la oposición. Los demás también hemos caído y pasar de un sistema bipartidista a multipartidista le ha permitido seguir siendo el primero. No es porque ellos hayan sobrevivido, sino porque a los demás no se nos ha dado muy bien el ciclo electoral. La segunda cuestión es que los votantes conservadores son conservadores hasta para votar.

El PSOE tiene problemas internos, pero también en la izquierda Podemos vive un enfrentamiento absoluto de cara a su asamblea de este fin de semana. ¿Cómo ve esta gresca? ¿Se entenderían mejor con un Podemos liderado por Íñigo Errejón que con un Podemos pablista?

Tenemos que tener mucho respeto por lo que hacen los demás partidos. No soy la persona más adecuada para pronunciarse y no quiero decir mucho sobre su batalla interna porque no quiero perjudicar a nadie. Respeto, mucha suerte y espero que la línea que se imponga sea la que nos permita desalojar al PP de La Moncloa.

¿Cómo definiría a Podemos? ¿Es populista?

Es algo más que populismo. Tildar de populismo muchas cosas es una especie de simplificación. Lo que tiene de populista es esa tendencia a dividir la sociedad entre el pueblo y la élite. Esa fotografía no es cierta, no todo el mundo que está en la élite es malo y no todo el mundo que está en el pueblo es bueno. Al final, todo es muy plural. Además, tiene más ingredientes que no tienen que ver con el populismo. Son nacionalistas en el sentido de que defienden un repliegue de la soberanía nacional y cuestionan algunos elementos de Europa. Es un partido que cuestiona la democracia representativa. Nosotros, en cambio, queremos fortalecer las instituciones porque es el mejor instrumento para hacer política. No queremos entrar en una especie de democracia cesarista o mesiánica, donde el líder se relaciona de forma directa con el pueblo. Tiene que haber división y control del poder.

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También vimos el fin de semana pasado el giro de Ciudadanos, que ha abandonado las raíces socialdemócratas y que se define como liberal progresista. ¿Les deja más espacio?

Yo creo que nuestro perímetro ideológico siempre ha estado bastante bien definido. Son más los demás los que intentan entrar y salir. En política está bien tener una cierta constancia en tu proyecto y en tus valores. Creo que también es malo que la gente perciba que cambias de ideología y no tienes claro lo que representas. Dicho desde el respeto, esperemos que sea el resultado desde la convicción y no un cierto oportunismo político.

Ciudadanos y Podemos viven sus primeros congresos como partidos instalados a nivel nacional. ¿Cómo está envejeciendo la nueva política?

Es que la política actual va a una gran velocidad, todo sucede demasiado rápido. Envejece muy rápido porque la velocidad es muy trepidante, las nuevas tecnologías, los debates se quedan obsoletos. Pero también por un segundo elemento. En el fondo se han creado falsas expectativas sobre la nueva política, que no deja de ser más que respuestas nuevas a problemas antiguos. Nos la han intentado vender como algo más que eso. El poder es igual ahora que hace dos mil años y el funcionamiento de las organizaciones es igual que hace veinte años.

Otro tema que interesa mucho es la relación entre el PSOE y el PSC. ¿Se solventará la crisis?

Sí, sí, se va solventar. Somos dos partidos hermanos, hemos estado mucho juntos. Donde ha habido amor, va a seguir habiéndolo. En segundo lugar, la relación la tiene que decidir esa comisión mixta. No me imagino un PSOE sin el PSC. Tenemos que tener mucho cuidado en este aspecto porque en España hay una crisis territorial grave, hay que tomarse muy en serio lo que sucede en Cataluña. No podemos mandar mensajes confusos y tenemos que medir mucho nuestra relación con el PSC porque se va a interpretar en muchas claves.

No me imagino un PSOE sin el PSC

¿Cuáles serían las primeras líneas de actuación del PSOE para recuperar a los votantes? ¿Medidas concretas?

Tenemos que acertar en los equipos. La gente está esperando que hagamos equipos reconocibles y solventes, que sepan de lo que hablan y crean lo que dicen. En segundo lugar, tenemos que fijar los principales retos que tiene este país y decirles a los españoles cómo los vamos a resolver. Y luego necesitas que los demás se equivoquen.

Estamos viviendo la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el Brexit, la influencia de Vladimir Putin, la escalada de los nacionalismos en Europa, ¿le preocupa lo que está sucediendo en el mundo?

Muchísimo. El fenómeno de Donald Trump es seguramente una de las cosas más graves que le ha pasado a las democracias occidentales desde los años treinta por la beligerancia que está teniendo respecto al orden internacional, con discursos rozando prácticamente la xenofobia. Es para tomarse muy en serio lo que está pasando en EEUU, en Francia, el Brexit. Puede ser una ruptura muy grave sobre muchas cosas que habíamos conseguido. Empiezo a pensar que por primera vez en democracia hay gente que espera que su candidato no cumpla sus promesas electorales. Esto parecía que iba a ser una broma y va muy en serio. El papel que tenemos que tener es pedir a Europa que empiece a ejercer un cierto liderazgo en ese orden internacional.

¿Y cómo no lo vieron venir o no interpretaron lo que piensa el pueblo las élites políticas y económicas y los medios de comunicación?

Igual que siempre somos un país que tiene una cierta tendencia a hacer una excesiva autocrítica, aquí no lo hemos hecho tan mal porque no nos ha pasado un fenómeno Trump, la gente no se quiere ir de Europa y no está votando a partidos de extrema derecha. Y dicho eso, algo sí que se veía venir, la crisis política ha tenido muchas manifestaciones en muchos sitios, aquí fue el 15-M y en EEUU fue Occupy Wall Street. Si ese descontento no se ha ido resolviendo, la gente le da una patada al sistema. Hay que tomárselo muy en serio para que no se produzca un nuevo golpe en esa dirección con la victoria de Le Pen en Francia.

Lleva poco tiempo en el escaño, desde las elecciones del 20-D. ¿Cómo es ver la política desde el Hemiciclo? ¿Qué le ha sorprendido para bien y para mal?

Hay una cosa que no me ha sorprendido, la actitud de Podemos. Como conozco desde la facultad a algunos de ellos no me sorprende que tengan una cierta tendencia e estar más preocupados por la imagen y el espectáculo que por las políticas. Ya en la facultad abusaban mucho de performance.

¿Con quién coincidió?

Yo fui alumno de Monedero y de Verstrynge. De mi generación, estaba en mi clase Jorge García Castaño, ahora concejal en el ayuntamiento de Madrid. Soy de la misma edad que Pablo Iglesias, aunque él vino un poco después porque hizo antes otra carrera. Sí coincidimos en pasillos. Entonces no me ha sorprendido porque ya lo hacían.

No me ha sorprendido la actitud de Podemos, los conozco desde la facultad

¿Y qué le ha sorprendido?

Casi todo. Yo vengo de un ámbito en el que cada vez que dices algo lo tienes que reflexionar, pensar. El mundo académico va muy despacio y la política va muy deprisa. Los tiempos no son los de hacer una tesis o un paper. Y me ha sorprendido, por desconocimiento, que el Parlamento es un sitio donde están la ciudadanía y las asociaciones todos los días a todas las horas. Estamos todo el día reunidos con gente que te quiere trasladar el mensaje y atendemos a todo el mundo.

¿Cómo es la relación con los diputados del “no es no”?

Bien, muy buena, cordial, sin ningún problema. La situación está mucho mejor.

¿De quién ha escuchado un buen discurso en el Congreso, aunque no sea de su partido?

Hay muy buenos oradores. Nosotros tenemos a uno de los mejores portavoces parlamentarios, Antonio Hernando, que hace unas intervenciones excelentes. También en el resto de bancadas. Por ejemplo, Pablo Bustinduy (Podemos) lo hace muy bien y sabe de lo que habla. También Íñigo Errejón (Podemos) y Toni Roldán (Ciudadanos), desde las discrepancias ideológicas que tenemos.

¿Se ve como ministro dentro de cuatro años?

No, no, yo me veo como diputado hasta que acabe la legislatura. Aquí uno se tiene que ganar las cosas día a día. No entré en política por la expectativa de puestos. Para nada, eso son palabras mayores. Me veo como diputado. Seguramente es el mayor orgullo y satisfacción que he tenido, y más por Teruel.

¿Pone fecha de caducidad a su vida política?

Sí, sí, yo quiero volver a la universidad. Estaré un tiempo en esto, no te puedo decir si en dos o tres legislaturas. Mi vocación es volver de nuevo a seguir investigando, escribiendo, leyendo.

¿Alguna vez se imaginó que llegaría a ser diputado?

La verdad es que no. No era una cosa que pensaba que pudiera suceder. Es verdad que he tenido mucha suerte con compañeros excelentes en Teruel. Me siento un privilegiado al haber confiado en mí la militancia. Nadie puede planear estas cosas. Igual que siempre he tenido mucha vocación con la enseñanza y siempre vi que sería profesor de algo, mi vocación política no sabía dónde me iba a llevar.

Defina a…

Mariano Rajoy: Resistencia

Javier Fernández: Agradecimiento

Pablo Iglesias: Enfado

Albert Rivera: Transición

Pedro Sánchez: Compañero

Patxi López: Lehendakari

Susana Díaz: Presidenta

Javier Lambán: Admiración

Ignacio Urquizu: Diputado

Las fotografías de esta entrevista han sido realizadas por Carlos Pina

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