Vistalegre 2: Clase magistral de cinismo

Vistalegre 2: Clase magistral de cinismo

EFE

Como los grandes profesores que son, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón han dado esta mañana una lección de cinismo a los militantes y simpatizantes -8.000 según la organización- que completaban el aforo de Vistalegre 2.

Los jóvenes que llenaban las gradas hace tres años habían sido sustituidos hoy por sus padres y abuelos. La misma media de edad de los asistentes a un congreso del PP o del PSOE. El desencanto con quienes llegaban para cambiarlo todo había hecho quedarse en casa a muchos de los que, ilusionados, les apoyaron entonces.

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La idea de que el lunes comienza una etapa de unidad entre quienes llevan más de un año asesinándose, primero en silencio y ya últimamente a cara descubierta, resultaba un mensaje porno para esos cinco millones de votos que todavía confiaron en ambos el 26J.

No hay más que repasar la purga que ha llevado a cabo Ramón Espinar en Madrid después ganar las primarias a secretario general, tras pactar con los anticapitalistas.

El comportamiento del número 1 y del número 2 en vivo y en directo, enmarcados por las telas decorativas en distintos tonos de morado que caían desde el techo de la plaza, evidencia que el lunes las operaciones ‘la gran purga final’ (Pablistas) o ‘Dinamización (Errejonistas) no se esfumarán por arte de magia. La frialdad entre ambos sobre el escenario en la apertura del congreso no contribuía a caldear la baja temperatura del recinto. Primero ha entrado Errejón rodeado de su ejército. Y a continuación, Iglesias con el suyo. Una vez colocados todos en el escenario, Iglesias ha irrumpido directo al micrófono sin mirar atrás para evitar saludar a nadie. Esos abrazos recurrentes del primer Vistalegre entre los fundadores habían sido sustituidos por un perímetro sanitario para impedir contagios. Solo al final de la mañana ambos se han estrechado para silenciar los clamorosos coros de "unidad, unidad" que resonaban a la mínima desde las gradas.

El último mensaje oral de Iglesias, tras presentar su lista al Consejo Ciudadano rezaba: “Hablar de mi candidatura es hablar también de Miguel Urban e Iñigo Errejón. Cuento con vosotros compañeros. A partir del día 13, unidad”. Entre los asientos de pista se escuchaban murmullos. Una parte de los allí presentes sabían que si contaba con Errejón en caso de victoria de Iglesias, sería para “decapitarle personalmente y sentar en su lugar a Irene Montero”, como apuntaba un miembro del Consejo Ciudadano mientras contemplaba el show.

Las gradas, adiestradas por un grupo de teatro en el arte de corear a tiempo justo antes de la intervención de Iglesias, aplaudían como locos y volvían al mantra de "unidad, unidad".

Si hubiera que hacer caso al aplausómetro, Iglesias estaría a la par de Miguel Urbán y Teresa Rodríguez –líderes de la corriente Anticapitalista-. Muy por detrás Errejón, a quien los asistentes aplaudían con desgana unos, mientras la mayoría se abstenía. Sin embargo, los Anticapitalistas son una minoría y el equipo del secretario político está convencido de que las votaciones están muy igualadas. ¿Tenéis datos que lo avalen? “Es pura intuición”. En caso de que mañana den una sorpresa, será interesante contemplar cómo reacciona un público tan fan de los pablistas.