Una camarera sorprende con una nota a una mujer que estaba dando el pecho

Una camarera sorprende con una nota a una mujer que estaba dando el pecho

"Nosotras, las madres, tenemos que cuidar las unas de las otras".

Las historias sobre el amamantamiento en público suelen acabar mal, sobre todo por la falta de concienciación y de respeto hacia las madres lactantes y sus bebés. Por suerte, esta tiene un final feliz.

El pasado miércoles 1 de marzo, Isabelle Ames publicó en Instagram la foto de una nota escrita a mano. El mensaje procedía de una camarera llamada Erica, que la había atendido durante su desayuno en el restaurante Snooze, An A.M. Eatery de Gilbert, Arizona (Estados Unidos). Esto la emocionó tanto que decidió compartir el momento en redes.

I am still teary eyed writing this hours later. While at breakfast this morning I was doing my usual thing- trying to wrangle a very active ten month old while trying get at least one sip of my coffee. When Charlotte got hungry, I started breastfeeding her. It went okay, but lately it's been extra difficult. She has a total of 6 teeth now, and we have both been sick for a week. When she finished, my server came over and said, "this pancake is from me, to you. Here is a little note to explain why." She then began to tell me how "us mommas gotta look out for each other". Instant tears. I gave this incredibly sweet stranger a hug and cried again. For those of you who don't understand why this is meaningful, I will put it into perspective. Breastfeeding is one of the hardest things I have done, next to labor. No one prepares you for it, but everyone expects you to be excellent at it. You feel like a complete failure when it doesn't happen right away. For the first two weeks after Charlotte was born, I could only pump and cry because I was so broken-hearted that I couldn't get her to latch. Then for the next 4 weeks, I could only breastfeed with a nipple shield. It was better than pumping but still not the same. It was not until about 6 weeks after she was born that she latched for first time and I was able to successfully breastfeed. I cried tears of relief and ecstatic joy. Even at 10 months old, it is still hard some days, without even talking about breastfeeding. I haven't slept in days because she is sick. I am beyond exhausted. Yesterday I got so frustrated I screamed fifty curse words into a pillow. That's #momlife some days. But for a complete stranger to see me, and say "thank you". I felt like she was there on my journey the whole time, and she knew how many times I wanted to give up but I didn't. So often, before I feed Charlotte in public I get a twinge of fear. "Okay, this is the time. Someone is going to harass me. They are going to yell at me. Someone is going to tell me I can't do this here." But not today. Today I got love, respect and a free pancake. Thank you to my fellow momma, Erica #normalizebreastfeeding #lovewins

A post shared by Isabelle Ames (@mrsalexanderames) on Feb 28, 2017 at 10:49am PST

Ames tiene una hija de 10 meses llamada Charlotte. Dice que esa mañana le tocó "luchar" con la niña —un bebé muy activo— para que al menos le dejase tomar un sorbo de café. Como Charlotte tenía hambre, su madre decidió darle el pecho, algo que no siempre le resulta fácil.

"Ya tiene seis dientes y las dos hemos estado enfermas una semana", escribe Ames. "Cuando acabó de mamar, la camarera que nos había atendido se acercó y dijo: 'Esta tortita te la regalo. Ahí va una pequeña nota que explica el porqué'. Entonces me contó cómo 'nosotras, las madres, tenemos que cuidar las unas de las otras".

La nota decía: "¡Gracias por dar de mamar aquí! Mucho amor y respeto".

At the creek with my smiley girl ️

A post shared by Isabelle Ames (@mrsalexanderames) on Sep 21, 2016 at 6:56am PDT

Ames afirma que los ojos se le llenaron de lágrimas y que abrazó a Erica. La madre explica en su publicación por qué esa interacción significó tanto para ella: "Amamantar es una de las cosas más difíciles que he hecho, después de dar a luz. Nadie te prepara para ello, pero todo el mundo espera de ti que seas excelente. Te sientes como una completa fracasada cuando las cosas no ocurren de forma automática".

Después de tener a Charlotte, Ames sólo pudo darle el pecho durante las dos primeras semanas debido a un problema con el agarre, lo cual le hizo sentirse "abatida". Al mes siguiente, consiguió darle de mamar con un protector de pezón, y entonces el bebé se agarró bien por primera vez y ella pudo amamantarla sin ayuda. Ames cuenta que lloró de alegría.

"Todavía con diez meses hay días que se hace difícil", reconoce. "Llevo días sin dormir porque la niña está mala. Estoy más que agotada. Ayer me frustré tanto que le grité cincuenta palabrotas a la almohada", añade.

El hecho de oír reconocimiento y gratitud por parte de una completa desconocida le dio una sensación de poder que no había experimentado antes. Así lo relata:

"Sentí como si ella hubiera estado conmigo siempre, durante toda mi travesía, como si ella supiera cuántas veces he querido abandonar aunque no lo he hecho. Muchas veces, antes de dar de comer a Charlotte en público siento una punzada de miedo. 'Vale, hoy va a ser el día. Alguien me va a intimidar. Me van a gritar. Alguien va a decirme que no puedo hacer esto aquí'. Pero no, hoy no ha sido así. Hoy me han dado amor, respeto y una tortita gratis".

Por eso agradece enormemente el gesto de Erica.

BB squirrel I love this girl #momlife #coffeelover

A post shared by Isabelle Ames (@mrsalexanderames) on Feb 26, 2017 at 2:22pm PST

Ames explica a la edición estadounidense de The Huffington Post que quiso compartir su historia por lo positivo de la experiencia. "La mayoría de las veces lo único que se oyen son experiencias negativas relacionadas con la lactancia en público", dice. "He visto vídeos de mujeres acosadas y a veces me ha dado miedo y me ha hecho pensar que cualquier día me puede pasar lo mismo".

Aunque Ames suele dar el pecho a su bebé en público (con y sin mantita para cubrirse), reconoce que nunca ha sido acosada ni ha recibido comentarios negativos. "Sí se han quedado mirándome y hay gente que parece molesta", cuenta. "Pero, simplemente, los ignoro y me quedo mirando a mi bonito bebé".

Esta madre piensa que su experiencia no sólo fue un simple gesto de amabilidad, sino también un paso en la buena dirección hacia una mayor aceptación del amamantamiento en público. "También quería compartir mi historia porque muestra el apoyo entre las madres y el apoyo a la lactancia, cosas a las que rara vez se nos anima", apunta.

Ames espera que su caso conciencie sobre las dificultades con la lactancia a las que muchas madres se enfrentan —desde complicaciones físicas hasta la crítica colectiva— y muestre el poder de la amabilidad y la comprensión.

"Espero que esto anime a la gente a reconocer que ser padre es difícil a veces, ya seas madre o padre, ya te inclines por el pecho o por el biberón", señala. Y recuerda: "Difunde el amor y el respeto. A veces basta muy poco, como por ejemplo una tortita, para alegrarle el día a alguien".

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano