Pocas veces un portero consigue poner en pie a un estadio como si de un gol se tratase. El guardameta del Atlético de Madrid, Jan Oblak, lo ha conseguido.
El cancerbero esloveno salvó a su equipo con tres paradones consecutivos en cuatro segundos en el partido de Champions frente al Bayer Leverkusen. Consiguió así que el clamoroso error de su compañero José María Giménez quedase en nada.
Oblak demostró sus reflejos y concentración, algo nada sencillo en un partido como este, en el que hasta ese momento apenas había tenido trabajo.