El precio de la independencia de Cataluña

El precio de la independencia de Cataluña

Separatistas y contrarios a la secesión hacen números opuestos que todos logran cuadrar en su particular rompecabezas de cifras hacia el divorcio.

Manifestación proindependentista en la Diada de 2016.EFE

Quedan132días para el 11 de septiembre, la Diada, y fecha previsible de la consulta, el referéndum, el inicio formal del procès, el pistoletazo de salida en el calendario separatista de Cataluña.

Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat desde enero de 2016, pasea palmito por el mundo: viaja en secreto a Estados Unidos para entrevistarse con el expresidente Jimmy Carter y dicta conferencias en Boston (Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT por sus siglas en inglés), Harvard (Centro de Estudios Europeos de Harvard), Washington (Center for Folklife and Cultural Heritage del Smithsonian) y Nueva York hasta acumular una factura de 700.000 euros entre idas y venidas. En el otro lado de esta polea de fuerza, el Gobierno central anuncia 4.200 millones de inversiones netas en Cataluña, un gesto interpretado como un guiño sobre las bondades de permanecer en España que la Generalitat ha recibido con desinterés y "hartos de tantas promesas", en palabras de su presidente, Carles Puigdemont.

Independentistas y contrarios a la secesión llevan casi dos décadas haciendo números. Las cuentas le salen cruzadas. Pero todos dicen llevar razón. Unos lanzan sobre los otros acusaciones de cuentistas, los otros sobre los unos de mentirosos.

El camino hacia las cifras del divorcio recuerda, para muchos, a la fragosa ruta del Brexit. Los contrarios a la secesión dicen que los mismos engaños a los que fueron sometidos los habitantes de las islas británicas son empleados en Cataluña para alimentar fantasías.

Economistas a uno y otro lado de esta frontera traducen el concepto independencia en fórmulas financieras y redistributivas, con las que calculan el rédito o coste, según se mire, de una eventual salida.

Cataluña es la Comunidad Autónoma con el PIB más elevado de España, (el 19% del nacional), la cuarta en PIB per cápita y la más endeudada en términos absolutos, hasta un tercio de la riqueza anual generada en la región. Vende al resto de España 44.000 millones de euros, más que los 37.000 millones de euros que exporta a la Unión Europea y los 22.000 millones de euros que exporta al resto del mundo.

Si Cataluña fuera independiente, podría disponer cada año de unos 16.000 millones de euros adicionales (aproximadamente el 8% de su PIB, aunque en ocasiones se eleva esta cifra al 9 o el 10%). Los datos los extrae la Generalitat del cálculo de sus balanzas fiscales.

Con aquellas cuentas en la mano, los independentistas critican la vulneración del "principio de ordinalidad" como lo define y exige el artículo 206.5 del Estatuto de Autonomía. Según este principio, las transferencias interterritoriales deben limitarse para que los territorios más ricos no acaben siendo más pobres que los receptores de su esfuerzo solidario. Para acabar con esta situación, habría que aplicar en Cataluña el sistema foral del País Vasco o el de Navarra, que es mucho más beneficioso para esas comunidades. Pero el Gobierno central ha rechazado tajantemente la propuesta de un "pacto fiscal".

Cansados de un debate que viene de largo, varios de los economistas consultados para este reportaje prefieren hablar desde el anonimato. Es el caso de uno de los mejores conocedores de las cuentas de esta autonomía. No despega los labios de la palabra "pérdidas". Mayores o menores, apunta, según los términos en que se produzca el divorcio: "amistoso o no".

No es una cuestión de viabilidad, sino de coste.Alain Cuenca

"No es una cuestión de viabilidad", dice Alain Cuenca coincidente con su colega anónimo, "sino de coste", matiza el experto de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Comisión de expertos para la reforma de la financiación autonómica. "Por supuesto que una Cataluña independiente es viable económicamente", apura en su respaldo el economista anónimo.

FRONTERAS REALES

Las fronteras terminan por tener efectos reales. "No es lo mismo comerciar en un mercado único, que en dos y de aquella manera", explica este economista en la sombra. "Solo poner la raya", apunta, "supondría pérdidas de entre el 1 y 2% del PIB para Cataluña". Si el divorcio fuera no amigable, las empresas catalanas vivirían tiempos extraños y los bancos saldrían corriendo.

Las nuevas Cataluña y España seguirían en pie, pero vestirían más harapientas. "El problema de la independencia es la transición", insiste Alain Cuenca, "es imposible desconectar un pedazo de España sin empobrecernos todos", realiza. El economista de la Universidad de Zaragoza también acusa a los independentistas de ignorar los costes de la transición. "Salvo en Checoslovaquia, una separación de este tipo", argumenta además, "siempre ha conllevado muertos".

Salvo en Checoslovaquia, una separación de este tipo siempre ha conllevado muertosAlain Cuenca

El euro se convertiría en una moneda extranjera y eso mermaría la competitividad de Cataluña. La nueva nación también se desvincularía del Banco Central Europeo (BCE), el organismo que centraliza la política monetaria de los 19 países que comparten el euro. "El BCE es la red de seguridad que garantiza liquidez al sistema bancario de la zona euro y gracias a sus líneas de apoyo han sobrevivido numerosas entidades durante las etapas más agudas de la reciente crisis", explica nuestro economista en la sombra. Las entidades financieras con domicilio en territorio catalán perderían el acceso a esas líneas.

También carecería de un sistema de supervisión bancaria. En una Cataluña independiente, el vínculo entre el riesgo privado y el soberano seguiría intacto, "con las consecuencias letales que durante la crisis se ha visto que puede tener esa relación para las finanzas de un Estado", advierte el economista anónimo.

La Comisión Europea ha reiterado, tanto para Escocia como para Cataluña, que la escisión de un Estado miembro de la UE dejará a la región escindida fuera de la Unión Europea, con la consiguiente pérdida del derecho a los cuatro fondos estructurales y de inversión europeos.

LOS CUENTOS Y LAS CUENTAS

En su respaldo interviene Joan Llorach, coautor junto a Josep Borrell deLos cuentos y las cuentas de la independencia (Libros de la Catarata, 2015), una obra que les ha prodigado el apelativo de "cuentistas" entre los separatistas que niegan sus tesis. "Si más de la mitad de los impuestos que pagan los catalanes equivale a 16.000 millones de euros, necesariamente los catalanes pagarían como mucho 32.000 millones de euros", escriben los autores. "Sin embargo, el exconseller Andreu Mas-Colell, en la presentación de los presupuestos de 2015, estimó que los catalanes pagarían en dicho año 69.693 millones de euros", comparan en el libro. "Uno de los dos se equivoca", iluminan. "O no cuentan lo mismo, o lo cuentan de distinta manera", concluyen.

EL ENREDO DE LOS MÉTODOS

Independentistas y contrarios a la secesión se han enredado en un debate sobre el método de hacer las cuentas que ha terminado por diluir el foco de las diferencias. Los primeros usan el método monetario, mientras que los segundos aprueban el método carga beneficio. Ambos son complejos de explicar pero en definitiva y para resumir: el método monetario consiste en imputar el gasto en el lugar donde se realiza y el de carga-beneficio, también llamado de coste, estima el impacto en el bienestar de los ciudadanos residentes en cada territorio. Dos maneras de medir la balanza fiscal entre Cataluña y el Estado por los que la región pierde con esta relación con la primera de las técnicas de medición y gana con la segunda.

De aquí surgen, según los críticos con la independencia, los problemas. Josep Borrell y Joan Llorach consideran que el método monetario hace las cuentas a la baja, presenta una estimación deficitaria de los costes de las estructuras del Estado que tendría que asumir una Cataluña independiente.

El modelo elegido para hacer las cuentas no es economía, es ideología. Así resumen los no secesionistas el conflicto entre Cataluña y España, sintetizado en ese España nos quita ... 16.000 millones de euros. Los separatistas, aunque arguyen también razones ideológicas, atribuyen al problema una base económica. "Más de la mitad de los impuestos que pagamos van al Estado español y no vuelven por ningún sitio", repiten una y otra vez de manera intermitente y a veces al unísono Carles Puigdemont, presidente, y Oriol Junqueras, vicepresidente y consejero económico, desde la Generalitat.

Más de la mitad de los impuestos que pagamos van al Estado español y no vuelven.Carles Puigdemont y Oriol Junqueras

"Si cada año no desapareciese de nuestro país un 8% de nuestro producto interior bruto, cada 10 años lo doblaríamos y cada 10 años seríamos el doble de ricos ricos". Con esta firmeza se expresa Oriol Junqueras.

Una Cataluña independiente se ahorraría 16.000 millones, el 8% del PIB catalán, según los cálculos del conseller de Economía de la Generalitat. ¿Y el déficit?, se pregunta Alain Cuenca, ¿también se lo ahorraría? "Con la independencia, Cataluña quedaría fuera de la Unión Europea y ya no podría pedir prestado dinero al BCE", responde.

Los criterios que defiende la Generalitat para alumbrar su camino económico hacia la independencia hacen referencia a la aportación catalana al Estado, el PIB, la población y el gasto efectivo de la Administración central en Cataluña. Esas son las cuentas que no salen. Desde su Consejería de Economía, explican a El Huffington Post los conceptos de lucro cesante por el reparto en función de los ingresos que la Comunidad aporta a las cuentas centrales. "La media del peso de los ingresos aportados por Cataluña al Estado, según datos de la balanza fiscal (1968-2012), es del 19,4%", aseguran. "El PIB de Cataluña equivale al 18,9% del PIB español", continúa Albert Puig, "y la población de Cataluña equivale al 16,1% de la española", apuntan también. En cuanto al criterio del gasto efectivo del Estado en Cataluña, entendido como todo el gasto discrecional efectuado por el Estado en Cataluña, giraría en torno al 10% de media. "Y este", subraya el portavoz, "es el único que tiene antecedentes jurídicos internacionales en los acuerdos de Dayton".

NO SOLO ES LA PELA

"La gran mayoría de gente que defendemos la independencia de Cataluña hace tiempo que hemos dejado de dar importancia central a los argumentos de dinero", cambia de tercio Germà Bell, "aunque parece que hay todavía alguna visión desde fuera" de que se trata de una cuestión fundamentalmente de dinero, cuenta este irónico y muy divertido catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona.

También desde la Generalitat se niegan ahora a hacer precisiones numéricas sobre las cuentas de la independencia. Pero en definitiva y a grandes rasgos, cuando un independentista se refiere a las bondades de salir de España suele emplear el argumento de los recursos que quedarán a su sola disposición después del divorcio.

"El Blues existe porque hay canciones que deben ser cantadas aunque sean tristes", dice Germà Bell parafraseandoEl blues del pacto fiscal, una de sus tribunas de opinión en La Vanguardia.

El precio que pagamos por el expolio son 840.000 parados, denuncia Oriol Junqueras

"Regalamos cada año al Estado español 3.000 euros cada uno de nosotros [...]. Dos millones de las antiguas pesetas por familia media catalana que les hemos regalado, por 23 años, hace 46 millones de pesetas. ¿Cuánto vale un piso en vuestro pueblo? Pues probablemente ya tendríais el piso pagado. Y si alguien paga hipoteca ya no la pagaría", Oriol Junqueras dixit. "El precio que pagamos por el expolio son 840.000 parados. [...] ¿Cuántos parados necesitamos para quedar impresionados? [...], ¿1.000.000? Pronto los tendremos."

Suma y sigue: "Necesitamos los instrumentos del Estado para fortalecer los sectores estratégicos de nuestra economía, estimular la inversión y consolidar un sector empresarial vibrante que genere valor y empleo", justificó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una reciente entrevista para el canal Al Jazzera.

Aun descontando lo que la Cataluña independiente no tendría que asumir, "unos 6.000 millones de euros sería una estimación muy prudente del coste de las estructuras del nuevo Estado, adicionales a los ya computados en la cuenta de los 16.000 millones de euros de déficit fiscal calculado por el método monetario", estiman Llorach y Borrell, ante las cuentas independentistas, la independencia tiene coste.

Alain Cuenca reconoce por su parte que el sistema actual financia a Cataluña por debajo de la media, pero por encima de Andalucía. "Está peor financiada que Aragón", explica, "pero mejor que ninguna de las otras regiones grandes como Valencia, Madrid o Andalucía...".

¿Cuestión económica o cuestión de gestión económica? "Necesitamos que la inversión pública esté dirigida hacia la economía productiva y tenga un retorno social y económico", precisó Puigdemont en la citada entrevista con Al Jazzera, en la que se quejó con insistencia de que España subinvierta en la red ferroviaria y del histórico retraso en la construcción de una pieza clave de infraestructura tan esperada que es el corredor ferroviario del Mediterráneo. "La operación centralizada de todos los puertos y aeropuertos españoles, una anomalía en los países europeos, tiene que terminar si queremos fomentar la competencia e impulsar el comercio con Asia y Europa" , se valió.

"Cuando el Estado tiene déficit es porque ingresa más por lo que debe devolver una parte a cada región", recuerda Germá Bell. "Para esto, el Estado no tiene en cuenta la población y el esfuerzo fiscal de cumplir y pagar impuestos", programa. "Una discusión concisa y detallada de este tipo de efectos figura en el libro de Núria Bosch y Marta Espasa 12 arguments econòmics per a la indepèndencia", recomienda.

SOLIDARIDAD FISCAL CATALANA

Un estudio de la Convivencia Cívica en Cataluña sobre el último ejercicio con información disponible, el año 2013, desvela que la provincia de Barcelona sufre un notable déficit fiscal en Cataluña mientras las restantes tres, Gerona, Lérida y Tarragona, muestran un saldo de superávit fiscal.

En concreto, la administración catalana obtiene de Barcelona el 82.3% de sus ingresos pero destina a esta demarcación sólo el 64.9% de sus gastos, de lo que resulta un déficit fiscal del 17.4%, detalla el Informe sobre las balanzas fiscales dentro de Cataluña elaborado por Convivencia Cívica.

Por lo tanto: cada cien euros que los barceloneses pagan en impuestos al Gobierno catalán, 21 no les retornan sino que el Ejecutivo autonómico los destina a otros territorios. Principio de solidaridad."Tales cifras suponen, en términos relativos, que el gobierno catalán impone a la provincia de Barcelona un déficit fiscal más elevado que el de Cataluña dentro de España", se lee en el estudio de Convivencia Cívica.

Más de un tercio (34.5%) de los impuestos que pagan al Gobierno catalán los ciudadanos y empresas de la comarca del Barcelonés (que incluye localidades como Barcelona, Hospitalet o Badalona) no retornan, sino que son destinados por el Ejecutivo autonómico a otros territorios.

El estudio de las balanzas fiscales pone de relieve la importante redistribución territorial y transferencia de flujos de solidaridad dentro de Cataluña, desde las zonas más industrializadas y dinámicas económicamente a las menos dinámicas, de manera similar al Gobierno español dentro de España, insiste el coautor de Los cuentos y las cuentas de la independencia.

Los partidarios del Brexit, cuenta Joan Llorach al teléfono, bombardearon a los telespectadores de Reino Unido con el anuncio de que los 350 millones de libras semanales que se ahorraría el Estado si dejase de pertenecer a la Unión Europea darían para construir y gestionar un hospital cada siete días. También los británicos separatistas como los catalanes independentistas, dice Joan Llorach, olvidaron incluir en sus cuentas el coste de los servicios aportados por Bruselas y Madrid, respectivamente. Nigel Farage, líder de UKIP, reconoció un día después del referéndum que el dato era "un error":

La cifra real que Reino Unido aporta a la UE podría estar en torno a los 136 millones de libras semanales.

NUEVAS COMPETENCIAS, NUEVAS ESTRUCTURAS

La independencia tendría también unos efectos importantes sobre el presupuesto de la Generalitat. Cataluña tendría que asumir nuevas competencias, crear nuevas estructuras y reforzar las actuales. Esto supondría un aumento del presupuesto catalán pero también, matiza el Consejo Asesor para la Transición Nacional de Cataluña, por la parte de los ingresos, que aumentarían al quedarse en la contribución fiscal que los catalanes hacen al Estado. "Los impuestos son de los contribuyentes", redondea Germà Bell desde Barcelona.

Las cuentas independentistas aducen que el superávit del sistema de pensiones en Cataluña, que actual­mente se dedica a cubrir el déficit generado en otros territorios, permitiría aumentarlas en un 10%. El sistema eléctrico catalán, dotado de grandes poten­cias nucleares e hidráulicas, permitirá una electrici­dad más barata. Y, con una economía más competitiva, bajaría el paro y se podrían subir los salarios.

Pero una Seguridad Social catalana, explican los autores de Las cuentas y los cuentos de la independencia, no estaría en mejores condiciones que la española y tendría muy complicado mejorarlas significativamente. "Nos tememos que la promesa de aumentarlas un 10% se basa en la misma imaginación contable que el cuento de los 16.000 millones de euros; por ejemplo, los cálculos del informe del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) no tienen en cuenta que muchos pensionistas cotizaron en Cataluña pero cobran su pensión fuera de ella", le recrimina Joan Llorach. "Lo que es seguro es que desgajar la parte catalana de un sistema de pensiones públicas por reparto plantearía muchísimos problemas de gestión", apuntala el experto.

En dinero contante y sonante, Cataluña tiene un déficit de 4.963 millones, según datos de la Seguridad Social de 2016. Con lo que ingresa, por tanto, solo podría pagar el 78,56% de sus pensiones.

EL COSTE DE UN ESTADO INDEPENDIENTE

Josep Borrell y Joan Llorach ofrecen una aproximación del coste de estas nuevas estructuras:

1. Agencia Tributaria: el coste anual de la Agencia Tributaria Catalana sería de 750 millones de euros anuales, de acuerdo a las cifras aportadas por el Consejo Asesor para la Transición Nacional de Cataluña en el Informe sobre la Administración Tributaria de Cataluña. El cálculo de los 16.000 millones de euros de déficit fiscal que hace la Generalitat por el método monetario ya incluye 235 millones como coste actual de las delegaciones de la Agencia Tributaria española en Catalunya. "Así pues, aceptando esa referencia al coste medio en la OCDE, la Agencia Tributaria Catalana supondría un gasto adicional de 515 millones", informa Joan Llorach

2. UE: según el informe citado del CATN, la contribución a la UE sería de 1.400 millones de euros anuales. Dicho coste no está incluido en el cálculo de los 16.000 millones de euros, precisa de nuevo Llorach.

3. Embajadas y organismos internacionales: el informe del CATN La integración en la comunidad internacional no hace ninguna estimación concreta de sus costes. Pero en el cálculo de los 16.000 millones de euros, por el método monetario para 2011, en representación exterior solo se habían computado 2 millones de euros. Y la propia Generalitat estima, cuando usa el método beneficio, que el coste de la representación exterior del Estado español repartido proporcionalmente a la población implicaría un coste para Cataluña de 112 millones de euros en el año 2010 y de 133 millones de euros en 2011, según datos recogidos por Borrell y Llorach. Para Germà Bell, en ese caso lo mejor es quitarse de embajadas y exteriores, "un 0,5% del PIB".

4. Defensa: el CATN tampoco lo cuantifica en su informe Seguridad interna e internacional de Catalunya. Repartido por población, a Cataluña le corresponden 1.221 millones de los 7.635 contemplados en los Presupuestos Generales del Estado 2017. Si solo se quiere estar en la OTAN, el cálculo es aún más sencillo: los 28 socios se comprometieron a destinar el 2% del PIB, España solo aporta a la Alianza un 0,9% de su PIB.

"Los costes de las estructuras del Estado resultan de casi 5.500 millones de euros, más varios cientos de millones más de las áreas para las que no han hecho cálculos concretos", resume Joan Llorach. "Y las estructuras de Estado mencionadas son solo una parte del total", advierte. "La lista de los conceptos que faltan es muy grande: tribunales superiores de Justicia, control del espacio aéreo, participación en el fondo de rescate de Grecia...". Y todo esto para una Cataluña independiente de buenas, para un divorcio amistoso.