Por qué hay que estar pendientes de Jean-Luc Mélenchon en las elecciones francesas

Por qué hay que estar pendientes de Jean-Luc Mélenchon en las elecciones francesas

El meteórico ascenso del candidato de izquierdas hace imposible predecir el resultado de estos comicios.

Jean-Luc Melenchon, candidato de Francia insumisa, durante un mitin en Toulouse el 16 de abril de 2017.Frederic Scheiber/EFE

No hay unas elecciones en Francia que no tengan su drama. Y Jean-Luc Mélenchon, el candidato de 65 años de izquierdas que, de forma inesperada, ha escalado posiciones en las últimas semanas, está reajustando la situación de esta carrera electoral y complicando las cosas a sus tres rivales.

Según un sondeo de Ipsos-Sopra Sterna para Le Monde, Mélenchon —que anteriormente ocupaba un quinto puesto en las encuestas— contaba esta semana con un apoyo del 20%, superando por un punto al conservador François Fillon, debilitado por sus escándalos. El centrista Emmanuel Macron sigue encabezando los sondeos junto con la líder de ultraderecha Marine Le Pen con un 22%.

Mélenchon, un autoproclamado populista que se compara con el senador demócrata estadounidense Bernie Sanders e idolatra al venezolano Hugo Chávez y a los cubanos hermanos Castro, se afilió al Partido Socialista en los años 70 y después se hizo senador.

En 2008 dijo que se veía a sí mismo como la persona que reinventaría la izquierda frente a la "crisis del capitalismo". Así que fundó su propio Partido de Izquierda, pero lo abandonó para formar otro movimiento en 2016: La France insoumise (o Francia insumisa). Se inspiró de movimientos populistas y antiliberales, como el 15M.

"Francia siempre ha tenido una historia de pensamiento radical, en muchos casos nacida del Partido Comunista", explica al HuffPost Francia Roger Martelli, historiador especializado en comunismo. "Cuando el partido decayó, Jean-Luc Mélenchon apoyó ese radicalismo, pero sin atribuirlo al pensamiento comunista".

  El mitin de Mélenchon en Lille el 12 de abril reunió a 25.000 personas.SYLVAIN LEFEVRE VIA GETTY IMAGES

Mélenchon, un orador elocuente cuya popularidad muchos atribuyen a las animadas actuaciones en sus últimos debates, ha basado su campaña en la abolición del sistema de gobierno actual en Francia, la Quinta República. Él pretende crear una nueva república definida por la gente y no por la "oligarquía" que tiene ahora el mando, según se explica en su web.

También propone un estímulo económico de 100 millones de euros; un referéndum sobre la salida de Francia de la Unión Europea (Frexit); una retirada de la OTAN; bajar la edad de jubilación a los 60; y reducir las horas de trabajo a 32 semanales. Quiere subir los impuestos al 90% a las personas que cobren más de 400.000 euros al año.

Lo irónico es que los votantes atraídos por la visión populista de Mélenchon podrían, en cierta medida, apoyar también muchas de las cosas que propone un candidato del extremo opuesto del espectro ideológico.

La propia Le Pen es populista. Ella sigue una línea dura con la inmigración y el terrorismo. Pero, un poco como Mélenchon, se compromete a devolver los empleos a los franceses y a salir de la Unión Europea y de los tratados internacionales. Tanto Le Pen como Mélenchon afirman que convocarían referéndums para que los franceses intervengan antes de tomar una decisión política.

Mélenchon insiste en negar estas supuestas semejanzas.

"No soy nacionalista", dijo a la revista Le Point en referencia a Le Pen. "Soy patriota. Estoy dispuesto a negociar con otros países, no a encerrarme".

La primera ronda de las votaciones tendrá lugar el 23 de abril. La segunda vuelta, que reducirá la elección a dos candidatos, se celebra el 7 de mayo.

Este artículo fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano

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