Donald Trump no es el único que ataca a la prensa

Donald Trump no es el único que ataca a la prensa

Reporteros Sin Fronteras denuncia un significativo retroceso de la libertad de informar en los países democráticos.

Reporteros Sin Fronteras

Donald Trump no es el único que ataca a la prensa. La organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RsF) denunció este miércoles un significativo retroceso de las libertades informativas, también en los países democráticos.

La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017, obra maestra de la ONG de periodistas, revela una preocupante erosión de la libertad de prensa en las democracias europeas.

Tan solo en un año, el número de países donde la situación de los medios de comunicación es "buena" o "más bien buena" disminuyó un 2,3%. Las democracias no escapan a la caída: Canadá (que ocupa el lugar 22, entre 180 países) desciende cuatro puestos en la Clasificación de 2017; Estados Unidos (puesto 43) pierde dos posiciones; Polonia (puesto 54), siete; Nueva Zelanda (puesto 13), ocho, y Namibia (puesto 24), siete.

EUROPA EN LA PICOTA

En 2017 bajan hasta los mejores alumnos europeos. Los países del norte, que solían ocupar los primeros lugares en la Clasificación de RsF (-3 los Países Bajos; -2 Finlandia, que por primera vez después de seis años pierde la primera posición). Aunque Europa sigue siendo la zona geográfica mejor calificada a escala global, es al mismo tiempo el continente en el que más se ha deteriorado el índice en cinco años, un 17,5%, mientras que en la zona de Asia y el Pacífico cae un 0,9% en el mismo periodo.

"Las democracias que hicieron de la libertad de prensa uno de sus fundamentos deben seguir siendo un modelo para el resto del mundo, y no a la inversa".

"Las democracias que hicieron de la libertad de prensa uno de sus fundamentos deben seguir siendo un modelo para el resto del mundo, y no a la inversa", advierte en un comunicado Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. "A fuerza de cercenar la libertad fundamental de informar, con el pretexto de proteger a sus ciudadanos, las democracias pueden perder su alma", añade.

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De una campaña electoral a otra. Primero en Estados Unidos y después en Francia (puesto 39 en la Clasificación de 2017), que elige nuevo presidente, se han multiplicado los ataques verbales de ciertos líderes políticos contra los medios de comunicación "mentirosos". En un ambiente funesto y violento –se ha vuelto común que se insulte, silbe y abuchee a los periodistas en los mítines, incluso que se les considere persona non grata–, los franceses se sumergen a su vez en el mundo de los "hechos alternativos" y la "posverdad", en palabras de la organización de prensa.

MAL DE MUCHOS

La elección del 45º presidente de Estados Unidos ha precipitado la caza a los periodistas. En sus repetidas diatribas contra el cuarto poder, Donald Trump ha acusado a los periodistas de estar "entre los seres humanos más deshonestos de la tierra" y de propagar intencionadamente "noticias falsas" ("fake news") e información errónea. Esto no sólo compromete la larga tradición estadounidense de defender la libertad de expresión. Con sus discursos de odio, al acusar a los periodistas de mentir, el nuevo jefe de la Casa Blanca también ha contribuido a que se propagaran los ataques contra la prensa en todo el mundo, incluso en los países democráticos.

La organización llama la atención sobre las medidas que amenazan constantemente el derecho a la información y, en particular, al periodismo de investigación, en Estados Unidos. "La obsesión del gobierno de Obama de controlar la información y de luchar contra los informantes influyó en que, en 2016, siguiera detenido el informante Jeffrey Sterling", denuncia la organización, así como en la multiplicación de los registros efectuados en las fronteras de Estados Unidos a periodistas (estadounidenses y extranjeros), quienes se ven obligados a entregar a la policía sus aparatos electrónicos, agrega. Hace poco, el nuevo secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, propuso que se obligue a toda persona que desee entrar a territorio estadounidense a revelar sus contraseñas para conocer sus actividades en las redes sociales. "Esta propuesta hace presagiar lo peor", teme RsF. "La aplicación de una media así tendría serias repercusiones en la protección de las fuentes periodísticas y en la pluralidad de la información", advierte.

Desacreditar a los medios de comunicación es el arma preferida de los "antisistema", asegura la organización. Donald Trump lo ha aprovechado bastante, al igual que Nigel Farage en Reino Unido (puesto 40, cae dos). El exlíder del partido xenófobo Ukip hizo del ataque a los medios de comunicación, sobre todo a la BBC, el pilar de su campaña a favor del Brexit. En Italia (puesto 52), el líder del Movimiento 5 Estrellas, el cómico populista que se convirtió en político, Beppe Grillo, afirmó que prefiere su blog a las fastidiosas cuestiones de la "casta" periodística y pidió que se creara un jurado popular para determinar la veracidad de la información publicada por los periodista, denuncia RsF.

La retórica contra los medios de comunicación estadounidense tiene resonancia incluso en el continente africano. Mientras que Donald Trump y su portavoz, Sean Spicer, amenazan a la prensa con represalias ("los periodistas deben rendir cuentas"), en Tanzania (que bajó doce lugares en la Clasificación de 2017) el presidente John Magufuli advirtió que los días de los diarios que crean discrepancias están contados. Magufuli, apodado "excavadora" ("tingatinga" en swahili), destituyó recientemente al Ministro de Información, quien aseguraba que tenía "la responsabilidad de proteger a los medios de comunicación y la libertad de expresión" y criticó la intromisión del gobernador de la provincia de Dar es Salaam, Paul Makonda, en los estudios de una radio-televisión privada. Con ello, el presidente de Tanzania confirmó que era capaz de atacar la libertad de prensa sin inhibiciones.

Aunque el uso de palabras tóxicas para desacreditar a la prensa ante la población se convirtió rápidamente en una herramienta de presión como cualquier otra, los dirigentes políticos no han dejado de emplear los métodos clásicos de presión política para obstaculizar el trabajo de los medios de comunicación.

LEYES RESTRICTIVAS

Para no tener que intervenir después, algunos dirigentes de países democráticos han optado por reforzar previamente su poder y control. El caso más emblemático es el de Polonia, que sigue cayendo en la Clasificación (baja 7 posiciones en 2017, mientras que en 2016 experimentó un espectacular descenso de 29 lugares). Desde hace dos años, el gobierno conservador lleva a cabo controvertidas reformas que han permitido someter a la televisión y la radio públicas al control del gobierno y que éste pueda remplazar a los responsables de los medios de comunicación públicos. Tras haber transformado a los medios de comunicación públicos en herramientas de propaganda y asfixiar económicamente a diversas publicaciones independientes que se oponían a sus reformas, el partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco) continúa, a pesar de las críticas, con su objetivo de "repolonizar" a la prensa.

El servicio de inteligencia alemán (BND) ha espiado las comunicaciones de unos 50 periodistas y medios de comunicación.

En Alemania (posición 16, entre 180 países), usando como argumento la lucha contra el terrorismo y el cumplimiento de lo establecido en la legislación y la Constitución, el Bundestag (el parlamento) aprobó en otoño de 2016 un proyecto de ley que autoriza la vigilancia masiva, sin hacer una excepción con los periodistas. Todo ciudadano que no sea alemán o que no pertenezca a la Unión Europea, incluyendo a los periodistas y abogados, ahora puede ser espiado legalmente por el servicio de inteligencia exterior de Alemania (Bundesnachrichtendienst, BND). De acuerdo con RsF, "esta controvertida y criticada ley ha contribuido a legalizar prácticas que se ya se realizaban: meses después de que se aprobase, los alemanes descubrieron que, desde 1999, el BND ha espiado las comunicaciones de unos cincuenta periodistas y medios de comunicación (se desconoce el periodo de duración de esta vigilancia)".

A finales 2016, el Reino Unido (puesto 40, pierde 2 posiciones en 2017) también aprobó una nueva ley que amplía los poderes de vigilancia de los servicios secretos británicos. Con la Investigatory Powers Bill (IPB), conocida como la "Snoopers' Charter" ("Carta de los Fisgones"), el Reino Unido se convirtió en el país que ha aprobado "la ley de vigilanica masiva más invasiva en la historia de la democracia", que no incluye ninguna disposición para proteger a los periodistas ni a sus fuentes. Pero esto no es todo. Haciendo caso omiso a las críticas y preocupaciones expresadas, a principios de 2017 el Reino Unido puso en la mesa de los parlamentarios una nueva propuesta de ley que, de ser aprobada, permitiría condenar a 14 años de prisión a defensores de los derechos humanos, periodistas e informantes acusados de espionaje.

ESPAÑA: MEJORAS PERO CON MORDAZA

España sube cinco posiciones y se sitúa en el puesto 29, pero se trata de un ascenso que sólo se explica por el contexto de deterioro conjunto en sus vecinos en la tabla. En realidad, el país acusa un aumento de 1.23 puntos respecto de 2016, debido, entre otras razones, a las multas impuestas a varios periodistas después de que se aprobara una nueva Ley de Seguridad Ciudadana conocida como "ley mordaza", con la que se busca proteger la imagen de la policía española y se restringe de manera drástica el derecho a manifestarse. Esta ley también obstaculiza legalmente el derecho de los periodistas a recabar y difundir información.

La 'ley mordaza' ha impedido un mayor ascenso de España, que se sitúa en el puesto 29 de la Clasificación.

En abril de 2016 en España (lugar 29 de 180) se condenó a un fotógrafo profesional a pagar una multa de 600 euros por haber publicado en Twitter fotos de la policía deteniendo a una mujer. Esta sanción se impuso meses después de que se aprobara la ley.