La religiosa Kosaka Kumiko estuvo prófuga 33 días hasta que se entregó a las autoridades. En la causa están implicados también dos sacerdotes y tres empleados administrativos, todos ellos bajo arresto.
Los abusos habrían sido perpetrados en el instituto Próvolo, especializado en niños que sufren hipoacusia (sordera).
"Soy inocente. Sólo hice el bien", declaró la monja ante el fiscal del caso, Gustavo Stroppiana, quien ordenó que la acusada permanezca en un centro carcelario para mujeres de la periferia de Mendoza, 1.000 Km al oeste de Buenos Aires.
En el caso están involucrados los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, así como los empleados del instituto Jorge Bordón, José Luis Ojeda y Armando Gómez.
La investigación se inició a raíz de numerosas denuncias y más de 30 testimonios acusatorios.
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